La irresponsabilidad y el chantaje lo provocan todo.
2 gemelas intercambia su vida, una por placer y diversión y la otra por conservar su posición y que su más terrible secreto no sea revelado y destruya todo lo que ha conseguido.
Prohibida🚫 su c...
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Sus labios eran tan suaves y tenían un sabor inigualable, me pego más a su cuerpo y apretó fuerte mi cintura, mi cuerpo comenzaba a sentirse extraño, diferente, un cosquilleo recorría mi estómago hasta mi intimidad, lo empuje con fuerza al darme cuenta de que estaba deseándolo como hombre, el me miro extrañado y sorprendido a la vez.
—Shion, ¿pero?
—Lo siento—limpie los residuos de mi labios que se habían esparcido por mi boca dejándome como payaso—no olvides que estamos afuera de mi casa. —fue mi excusa barata.
—Tienes razón, lo que me sorprende es que me hayas dejado traerte hasta tu casa.
—Bueno, ya estamos comprometidos ¿no? Pronto conocerás a mi familia.
—Claro. Me tengo ir, mañana tengo mucho trabajo.
Yo sonreía, pero al verlo acercarse de nuevo a mi, baje la cabeza sintiendo sonrojarme otra vez, el pego su frente contra la mía y mordió su labio.
—Jamás te había visto sonrojada, pero dejame decirte que me encantas aún más.
Dejó un beso fugas en mis labios, pero lo suficientemente largo para mi, se despidió cuando subió a su auto y lo vi alejarse, suspire hondo y me permite relajarme, todo fue una locura me comprometí con el novio de mi hermana.
Entre a casa corriendo hasta mi recámara, que en realidad era la de Shion y me di un baño de agua fría para sobreponerme de todo lo que habían pasado, al salir del baño me percató que mi celular tiene un mensaje de texto pero debo admitir que no lo esperaba.
**Hola, Shion, soy Itachi me gustaría platicar contigo en día de mañana, ¿puedes?
**Claro, ¿En donde no vemos?
**En la cafetería del centro, a las 9: 00am.
**Ok, te veré ahí.
En cuanto deje el celular en la cama sonó de nuevo y marcaba un número desconocido pero aún así respondí.
—¿Como te va en tu misión, hermana?
—Shion, que bueno que llamas tienes que volver, no puedo continuar con todo esto—dije desesperada.
—¿Que pasa? —me molestaba su forma tan relajada de actuar—¿Se dieron cuenta.
—No, pero tu novio me pidió matrimonio, bueno a mi no, a ti.
—¿Y aceptaste?
—Si—me lamentaba.
—Genial, continúa así, cásate con él, tienes mi identificación y conoces mi firma, hazlo.
—Estas loca, no seguiré con esto.
—Claro que lo harás, sino la que se arrepentirá de todo serás tu.
