Capítulo 16

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Preciosa, te quiero en la Junta de hoy

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Preciosa, te quiero en la Junta de hoy. Será en el corporativo del señor, Jiraiya
Será a las doce del medio día..

Papá.

—¿De verdad? —Asenti—¿vas a ir?

Suspire y caí en el sillón, llena de dudas en ese tipo de juntas siempre se juntan todos, no dudaría que los, Uchiha estuvieran ahí, algo que me haría sentir incómoda.

—Papá cuenta con mi presencia.

—¿No se supone que tu estas vetada?

—Yo también lo creía, ya paso casi un año así que supongo que ya puedo pisar la empresa.

—Si te ofrecen la Presidencia ¿la aceptaras?

—Buena pregunta. —Sonreí.

Mire el reloj que adornaba la pared y ya era casi las doce, me puse de pie rápido y me prepare.

Mientras conducía pensaba en mi pequeño, ya habían pasado dos meses desde su nacimiento prematuro. Él seguí en el hospital y ahora mientras yo esté en la Junta, Ino, se encargará de estar con él e informarme si algo pasa.

Estaba tranquila, mi hijo no estaba tan grave como se supone que debió de estar al nacer, él es la viva imagen de, Sasuke, eso a cualquiera podría molestarle pero en mi ers el efecto contrario, el hecho de que se parezca a su padre me encantaba, yo sigo amando a, Sasuke, nada en mi ha cambiado, pero tampoco puedo meterme en su vida y la de mi hermana, ella ha actuado mal pero eso no significa que yo también haga lo mismo, se que puedo enamorar a, Sasuke, no dudo de ello pero no quiero hacerlo. Suficientes problemas tengo ya, como para crear una guerra directa con mi hermana y, todo por un hombre.

Detengo mi auto enfrente de la empresa donde se llevaría a cabo la Junta, tomó mi bolsa y me aseguró de dejar todo en orden veo un poco mi reflejo en el vidrio del auto, todo parecía a excepción de un mechón que sobresalía de manera rebelde. Usaba unos jeans de mezclilla una zapatillas altas, una blusa que dejaba a la vista parte de mi abdomen con un saco blanco, en el cabello opte por crear ondas, mi cabello ya había crecido un poco pero aún así se veía bien.

Indra, se paro detrás de mí, saludándome por el reflejo del auto, de inmediato gire y lo salude con un beso en la mejilla.

—Tener un hijo te sentó de maravilla.

—Gracias.

—¿Puedo escoltarte?

—Será un honor.

Ambos entramos al edificio, nos presentamos ante la recepcionista, minutos después nos dio unos gafetes para después continuar con el trayecto.

Una vez que estuvimos en el piso de era, varios rostros conocidos empezaron a parecer, socios e inversionistas que yo ya conocía, por los negocio que una vez tuvimos juntos.

Un amor para siempre. (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora