La torta antes del recreo

ocho.

Sostuvo el aire y empujó la puerta para entrar al lugar, estaba nervioso. Había pedido permiso para salir unas horas antes del trabajo, no sólo porque debía ir al hospital si no también por sus molestias. Sí, una vez más se sentía mal y no sólo eso, ahora se comenzaba a sentir con mucho cansancio, iba a aprovechar el día, se decidió a descansar lo que sobraba de tiempo.

Caminó por los pasillos del establecimiento hasta donde le había indicado la joven chica de la entrada, cuando estuvo ahí esperó a que le llamaran.

Veía a las personas pasar, ¿hubiera sido mejor que fuese acompañado?, tenía miedo y no sabía la razón. Necesitaba a su novio. Hace ya muchos días que no hablaba con él ni lo veía, sintió un vacío en el pecho.

"¿Vivir juntos, tal vez?"

Recordó las palabras y deseos del menor, necesitaban platicar bien de aquel tema.
No es mala idea, pensó. ¿Por qué pensaba tanto algo que deseaba con muchas ganas?, suspiró cansado.

- ¿Lee Dongmin? - se escuchó una voz femenina llamándolo, enseguida se levantó de su asiento y se acercó a la enfermera.

- Soy yo.- sonrió amable, la mujer lo imitó.

- Sigame, por favor.- se dio la vuelta y comenzó a caminar por el largo pasillo blanco con el castaño tras de ella, pararon frente a una puerta con una ventanilla en la parte superior.- Aquí es.- la señora se apartó y dejó el paso libre al chico.

- Gracias.- murmuró Lee antes de entrar al cubículo, dónde había una camilla, varias jeringas, una silla, tubos de ensayo, entre otras cosas.

- Siéntese ahí, por favor.- ordenó la mujer a la vez que cerraba la puerta, Min se sentó en la única silla acolchonada que estaba y esperó. La enfermera se puso unos guantes blancos de látex junto a un cubre bocas, tomó una de las jeringas y una aguja nuevas, después se acercó al muchacho y se sentó en un banquillo que estaba a un lado de la silla.- Sólo sentirás un piquete, ¿bien? - Dong asintió y cerró los ojos con fuerza, en menos de un minuto sintió aquel pellizco.

- Au.- se quejó un poco al sentir como la sangre era extraída, apretó su mano izquierda en un puño.

- Listo.- mencionó la fémina cuando sacó la aguja del antebrazo del castaño. Puso la muestra en una de las tablillas que sostenían los tubos, después pasó algodón con alcohol por la pequeña herida y lo dejó ahí, indicándole a Lee cómo tenía que sostenerlo.- Tus resultados estarán para mañana o pasado, eso ha sido todo.- habló con voz dulce.

- Gracias.- se levantó de la silla y se encaminó a la puerta, una vez ahí, hizo una leve reverencia para después irse.

Siguió el camino hasta llegar a la salida del hospital, llegando a la transitada calle, bufó. Había mucho ruido y personas, lo que menos quería, trató de hacerse espacio entre toda la multitud para seguir su trayecto a casa, un dolor en la nuca apareció, ante esto hizo una mueca de disgusto. En un descuido, cerró los ojos mientras sobaba la parte trasera de su cabeza y chocó con una persona.

- Agh, fíjate tonto.- dijo con enojo, concentrado sólo en su malestar.

- Perdón...¿Minnie? - al escuchar ese dulce apodo, miró con quién había chocado, Moonbin. Una sonrisa apareció en el rostro del chico y Dongmin no pudo evitar abrazarlo, olvidándose de su molestia, los brazos del pelinegro rodearon la cintura del contrario, pegando sus cuerpos.

- Ah, Binnie te extrañé tanto.- dijo contra la piel del mencionado, en la curvatura del hombro, en respuesta el abrazó se intensificó.

- También te extrañé, Minnie.- rompió el apretón de brazos, separándose un poco, llevó su palma a la mejilla ajena.- De hecho, hoy iba a visitarte.- sonrió, mostrando aquellos ojos en medias lunas que tanto adoraba el mayor, quién imitó el gesto.