doce.

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Dongmin se sentó en su cama, tomó una almohada y enterró su cara en ella mientras la abrazaba con fuerza.

– Eso no es cierto.- susurró con la voz rota, estaba demasiado asustado. Jamás había pensado que él podría engendrar a un bebé, o sea ¡era un hombre! y es que ya se estaba preparando para lo peor pero nunca le paso por la cabeza un embarazo.

No se contuvo más y su llanto comenzó, tenía mucho miedo, ¿qué haría? ¿Moonbin se quedará con él? ¿Cómo se lo diría a los demás? ¿Estaba arruinado?

Los cálidos brazos de su novio lo rodearon y él se dejó hacer mientras escondía su rostro en el pecho contrario para seguir con sus sollozos, el azabache paseaba sus dedos por todo el cabello del mayor. Bin también se encontraba temeroso pero sobretodo estaba sorprendido y de alguna manera feliz, porque luego de asimilar la situación se dio cuenta de que estaba logrando lo que quería, formar una familia con Dongmin.

– B-Binnie.- el mencionado reaccionó y miró a su pareja, quien se estaba con los ojos llorosos y haciendo un muy leve puchero involuntario, acarició la húmeda mejilla del castaño.

– Tranquilo, no es nada malo.- murmuró en un intento de tranquilizar al chico, este sólo negó.

– ¿Tú no estás enojado? - preguntó con timidez el mayor, no esperaba esa tranquilidad en su novio ante semejante noticia, estaba inseguro.

– ¿Por qué lo estaría? - respondió de igual manera, sacándole una sonrisa ladina al muchacho, Bin sonrió y tomó las manos del contrario.– Minnie, seremos padres, deberíamos estar felices, ¿no? - eso bastó para que el mencionado sintiera un calor en su pecho, tenía a la pareja perfecta.

Ahora comenzaba a ver la situación desde una perspectiva diferente, él quería un hijo con Moon y viceversa, ¿entonces esto era una muy buena noticia?, tal vez sería un cambio positivo en sus vidas pues ambos deseaban lo mismo y no sólo eso, además pronto vivirían juntos. Sin mencionar que ya no tendrían que recurrir a la adopción y los largos papeleos que lo mismo conllevaba, sí, era un paso importante en sus vidas pero si los dos lo querían, todo estaría bien.
Después de pensarlo un poco más, su mente se aclaró y la tensión empezó a desaparecer, no debía estar tan abrumado, él debería estar contento.

¡Sería papá!

Al pensar aquello, unas cosquillas aparecieron en su estómago y los pelos se le pusieron de punta, una sonrisa se posó en sus labios, este gesto fue la señal que Moon entendió. Dongmin había pensado mejor las cosas y ahora veía las cosas positivas, eso era claro para el pelinegro.

– Tienes razón.- talló sus ojos, limpió sus lágrimas y sorbió su nariz.– Es algo bueno, seremos padres.- chilló con emoción, sosteniendo las manos de su novio y agitandolas.

– ¿Ahora lo ves?, será algo que nos hará más felices.- el castaño asintió efusivamente.– Pero...¿cómo pasó? - murmuró Bin confundido, era algo imposible creer que un hombre logrará embarazarse.

– Yo tampoco sé.- Min se alzó de hombros, eso era algo curioso, ¿cómo y cuándo pasó?, dio un pequeño brinco en el colchón de la cama.- Tal vez hyung pueda explicarnos, él es experto.- el chico contrario asintió y mordió su labio.

– ¿Cuánto tiempo crees que haya pasado?, o sea me refiero a los meses.- el castaño echó su cabeza a un lado sin comprender del todo.– ¿Cuántos meses crees que tengas? - una 'o' se formó en la boca de Lee y después pensó.

– No lo sé pero creo que eso se respondería si nos preguntamos, ¿cuándo fue la última vez que lo hicimos? - susurró con un leve carmín adornando sus mejillas, el azabache sonrió y asintió, era una buena forma de aproximar los meses que tenía Dongmin de embarazo.

La torta antes del recreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora