trece.

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Arrastraba sus pies con cada paso, no podía más. Necesitaba descansar con urgencia, lo anhelaba, dormir plácidamente en su cama abrazado a una almohada o quien sabe si a su amado novio. Recibiendo mimos del mismo, con su voz susurrandole dulces cosas, sí era mejor su querido Binnie.

Llegó al paradero a la espera de su bus, finalmente después tanto trabajo iría a su hogar, se quedó mirando el alrededor y de la nada una náusea más llegó a él. Gruñó e hizo una mueca de desagrado, apretando sus labios.

— Mhg. - suspiró y relajó en ceño cuando logró tranquilizar un poco su malestar, acarició su abdomen.

¿En verdad estaba esperando un hijo? No terminaba de creerlo, aún seguía confundido y en shock.

¿Cómo se lo contaría a los demás? Sus padres, amigos, su trabajo. ¿Tendría que pedir incapacidad?
¡Dios! Era algo extraño decir que un chico está embarazado, ¿no?

Había estado pensando seriamente en ocultarlo, porque estaba más que seguro que los demás lo señalarían y tratarían como un anormal. Sí, tal vez era muy pronto para preocuparse por ello pero le era inevitable, al principio vio lo bueno y de hecho, lo ve. Sin embargo, es imposible no pensar en lo extra y aún no estaba cien por ciento seguro pero en cuanto su vientre comenzará a crecer, probablemente se ocultaría.

Parecía ser la mejor opción para evitar malas reacciones y miradas de terceros. Aunque tendría que hablarlo con Moonbin, necesitaban llegar a un buen acuerdo juntos.

También le aterraba contarle a sus padres, pensar en cómo reaccionarían o qué le dirían... suspiró con pesadez, el tiempo arreglaría todo. Mientras tanto, lo más importante era cuidar de su salud y la nueva vida que se formaría en él.

Sonrió con ligereza, no debía pensar tanto, tenía a su lado lo que más necesitaba, Moonbin. Recordando que contaría con el apoyo del pelinegro en todo momento y ocasión, sintió como sus hombros caían en relajación, ¿en qué instante se tensó?

[...]

Durmió cómo tanto había deseado, tal vez dos horas, en realidad no tenía idea pero de no ser por alguien que tocaba su puerta con desesperación seguiría en un sueño profundo.

Casi con los ojos cerrados caminó hasta llegar al marco y ahí recibió a su novio, quien al darse cuenta que recién despertaba no pudo evitar besarlo dulcemente.

— Minnie, eres tan tierno. - se adentró en el departamento y le abrazó por la espalda en cuanto tuvo oportunidad, recargando su barbilla en el hombro ajeno.

— ¿Llevas mucho tocando? - preguntó sino antes ser interrumpido por un bostezo.

— No mucho.- lo sintió negar, en un instante ambos se encontraban sentados en el sillón. Dongmin con las piernas sobre las de Moon.— ¿Te sientes cansado? ¿has sentido malestares aún?

El castaño asintió, tallando uno de sus ojos para poder despertar de una vez por todas.

— Persisten aún, supongo que estaré así por unas semanas más. - bajó la mirada, mirando sus manos entrelazadas sobre su estómago. — Mi cuerpo está pasando por cambios, ¿no?

— Cierto pero odio verte mal, tus ojitos me muestran que no estás bien y eso no me gusta. - confesó el pelinegro, Min no pudo evitar sonreír.

— ¿Qué hice para merecerte? - sin perder tiempo tomó asiento en los muslos del menor, ceñiendo sus brazos al cuello ajeno, de inmediato sintió como su cadera era rodeada.

Esparció besos por todo el rostro e incluso el cuello de Bin, escuchando las pequeñas risas del mismo.

— Tengo una noticia. - el besuqueo paró y prestó atención. — Me han aceptado en la empresa, Minnie... ahora soy su coreógrafo.- expresó con emoción, le había llegado un aviso y finalmente le darían la oportunidad de montar las coreografías para uno de los nuevos y populares grupos que la empresa tenía, eso era algo realmente significativo.

— ¡Es increíble, Binnie! - aplicó fuerza para abrazarlo, sonriendo. - Lo mereces, te has esforzado mucho.

Moonbin no podía estar más feliz, había esperado y luchado tanto por lograr entrar a esa empresa y finalmente recibía los frutos de su esfuerzo.

— Todo gracias a ti. - susurró, logrando un gesto de confusión por parte del castaño.— Jamás me rendí por ti, siempre me diste el aliento que necesitaba. - finalizó con una sonrisa sincera.

Los escalofríos recorrieron el cuerpo de Min, sin aviso previo se lanzó contra los labios contrarios para besarlos con necesidad, regalando una o dos mordidas.

— Te amo. - dijo el pelinegro entre besos, llevando su mano por debajo de la camisa ajena, tocando el vientre plano de su novio.— Y a esta cosita también.

Escuchó la risa del mayor, pronto su palma tocó contra el dorso, mirándolo. — Yo igual te amo. - dejó caricias con sus dedos. — Sabes que aún se ha formado. - contestó con gracia, era muy rápido para que su novio comenzará con eso de los apodos.

— Sí lo sé pero es inevitable, buscaré un buen nombre y te encantará. - posó ambas manos en la cadera desnuda del castaño.

— ¿Viniste sólo a tocarme? - preguntó cosa que hizo reír al otro mientras negaba.

— Venía a ayudarte, necesitas empacar pero tocarte no suena nada mal. - alzó sus cejas con su típica expresión pícara. — ¿Qué dices?

— Digo que vayamos a mi habitación y empecemos por la ropa. - se levantó, zafandose del agarre y caminando hacia el lugar antes dicho.

— Pero hay tiempo. - rogó Bin yendo tras de él.

[...]

¡Gracias por leer!
❤️

Me disculpo por cualquier falta de ortografía y/o redacción.

No tienen idea de lo feliz que me siento, por fin pude escribir algo decente en esta historia.
Realmente agradezco el apoyo que le dan y también su infinita paciencia hacia mí. Espero que lo hayan disfrutado.

—Lnrg.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2019 ⏰

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La torta antes del recreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora