once.

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- ¡Nos vemos mañana, profesor Lee! - exclamó el niño junto a una reverencia y una mala pronunciación, algo que hizo sonreír al mayor.

- Mnh, hasta mañana Juyeon.- sacudió su mano, despidiéndose, el infante se rió y corrió a la puerta con su mochila rebotando a cada paso. Dongmin negó divertido y siguió recolectando los crayones que estaban regados por toda la mesa para después depositarlos en un bote, algunas veces sus alumnos podían ser muy desordenados.

Se levantó del pequeño banco donde estaba sentado, empezó a tomar los dibujos hechos por sus estudiantes, cuando juntó todos caminó hacia su escritorio pero sin querer algunas de las hojas cayeron en el suelo, bufó y dejó el resto en la mesa para después agacharse por lo demás.

- Me encanta la vista.- se escuchó por todo el salón, Min se levantó con rapidez y un leve carmín adornando su rostro, Moonbin sólo le sonrió de forma linda.- Gracias, Minnie.- susurró cuando estuvieron frente a frente, la mano del pelinegro se posó en la espalda baja del castaño pegándolo a su cuerpo.

- Eres un tonto.- murmuró avergonzado mientras lo miraba con enojo fingido, el menor rió inocentemente.- Y un pervertido.- se cruzó de brazos.

- Te gusta, no lo niegues.- un suave golpe en su hombro no se hizo esperar, su palma acarició con delicadeza la curvatura que se encontraba muy cerca al trasero del mayor.

- Bin, para.- ordenó Lee con una sonrisa, su novio sólo lo miró y sus dedos crearon un pequeño camino hacia abajo, casi tocando una de sus nalgas, el castaño negó divertido y tomó la muñeca del chico.- Hoy no, Jinwoo hyung nos espera.- susurró mientras rozaba sus labios, el belfo inferior del azabache se echó hacia adelante.

- ¿Por qué no? - preguntó juguetón.- La última vez me dejaste por mi cuenta y...- la palma de Dong se posó en su boca, lo miraba con los ojos bien abiertos y un sonrojo marcado.

- ¡Cállate!, no digas eso.- la risa traviesa de Bin chocó contra su mano.- Alguien podría escuchar y además, este no es un lugar para hablar de eso.- dijo avergonzado, a veces su pareja era algo descuidado con lo que decía y hacía.
Moon agarró el dorso de la mano contraria e intentó alejarla de él, el mayor negó.- ¿No dirás nada indecente? - otra leve risa se rompió contra su palma, el pelinegro asintió y finalmente su boca quedó libre.

- ¿Para qué quiere vernos hyung? - Dong se alejó de él y continuó recogiendo las hojas que estaba en el suelo, claro con la ayuda de su novio.

- En realidad, no sé.- se alzó de hombros ya de pie, golpeó un lado de los trabajos contra la mesa para acomodarlos y guardarlos en un estante cercano.- Pero supongo que es importante, hasta me pidió que fueras conmigo.- Min tomó sus pertenencias, se acercó a Bin y entrelazó sus dedos con los ajenos.

El azabache lo miró, encontrándose con esa hermosa sonrisa que lograba ponerlo de buen humor siempre sin importar qué, después de unos pequeños segundos sonrió con dulzura, convirtiendo sus ojos en dos medias lunas.

- ¿Nos vamos? - preguntó el mayor mientras ladeaba la cabeza, Moon asintió embelesado por su pareja, Dongmin lo notó y se limitó a reír bajo.

[...]

Los nervios invadieron por completo a Lee cuando estaban frente al D.Store -una cafetería y restaurante, lugar favorito de Jinwoo-, tanto que apretó con fuerza la mano Bin para después dejar salir un sonido de angustia, cosa que el menor notó.

- Tranquilo, no será nada malo.- dijo de forma pacífica mientras acariciaba con su pulgar el dorso de Min, quién sólo atinó a asentir no muy convencido y un gesto de preocupación.

La torta antes del recreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora