Capítulo VIII: Agonia.

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La noche había llegado, todos se había reunido en el pequeño centro de mando bajo la alcaldía.
Luke, un apasionado por la tecnología gracias a su padre, contemplaba el gran sonar.

- Es impresionante
- Lo se.- Respondió Jake- A Henry le encanta que lo admiren.
- Tiene mucho por lo cual estar orgulloso.
- Por supuesto. ¿Que te parece el lugar?
- Creo que la historia es fascinante, mi padre estaría muy entretenido aquí.
- Es verdad, el señor Evans siempre ha sido muy interesado por la historia.
- Así es.
- ¡Sargento!- llamo Crist desde la otra parte de la habitación.
- ¿Si?
- ¿Podría regalarme un momento?
- Claro. Disculpa Luke.
- Si señor.- Respondió Luke que se mantenía con la vista fija en el sonar, maravillado por tal bestia tecnológica.

Crist guío a Jake a un sitio apartado.
- ¿Que pasa?- Jake como era de costumbre sin titubeos.
- Hermano... Es Camila.
- ¿Que pasa? ¿Está todo bien?
- Hermano... Te necesita.
- ¿Que?
- Está sufriendo.
- ¿A qué te refieres?
- Luego de que te fuiste esta mañana, ella se me acercó y me dijo que quería saber de ti. Que sentía que te tenía cerca, que quería pedirte perdón.
Jake no dijo una sola palabra, solo tomó asiento y siguió prestando atención a Crist.
- Hermano... Ella te extraña.
- Sabes que no puedo hacer nada.
- Si puedes. Quítate esa máscara de una vez. Deja de esconderte.
- Hermano... Yo... No puedo, simplemente no puedo.
- Como quieras, yo cumplo con decirte.
Sin decir más, Crist se marchó.
Jake se mantuvo en el sitio donde estaba, se inclinó levemente para luego poner sus manos sobre su cabeza.
Estaba desesperado y él lo sabía.

Luego de un rato, Jake ya se encontraba en el camarote que Henry le había reservado para él.
Se quito su equipo y lo puso sobre un pequeño escritorio.
Se fue quitando todo poco a poco como si estuviera quitando un enorme peso de encima.
Primero sus espadas, seguido su Magnum y los cinturones que llevaba sobre sí.
Finalmente se desvistió por completo y se adentro en el pequeño baño. Colgó la toalla sobre una base rectangular de mármol y se dispuso a tomar una ducha.

El agua estaba caliente, eso lo hizo sentir mejor.
No recordaba la última vez que se tomó una ducha con agua caliente.
Relajó su mente y dejó que el agua lo llevará a un viaje en el cual todos sus mejores recuerdos salieran a la luz de su mente.

Fue una larga ducha, salió del baño y se recostó en su cama.

Cerro sus ojos y permitió que el cansancio lo llevará a un profundo sueño de esos que no había tomado en años.
La noche se había escapado, la mañana estaba llegando ya y como era de costumbre Jake ya se encontraba despierto.
Vio el reloj y eran las cuatro de la mañana.

Se levanto de su cama sacudiendo su cuerpo.
Se puso sus pantalones camuflados y su esqueleto que daba a la vista sus brazos y un par de cicatrices.
Acomodó sus botas, seguido de su máscara y tomo sus espadas.

No había nadie despierto aún, subió a las escaleras que lo llevaban a la superficie del pequeño pueblo olvidado.
Solo encontró despiertos a los guardias que de inmediato le abrieron las puertas.

- No tardaré.
- Entendido señor.
Fue la única charla que tuvo con los guardias.
Aún era madrugada, el sol todavía no quería asomar sus rayos y la luna poco a poco empezaba a desaparecer.

Quería caminar, relajarse un poco y de paso entrenar como solía hacerlo a esas horas de la madrugada con Lucy.
"Guardia arriba" "No le des la espalda a tu enemigo" "El filo debe ir siempre hacia fuera, listo para atacar" "Tus pies son importantes, cuida como caminas y dónde mueves tus pies en un combate, un mal paso y estás muerto"

Recordó las mejores enseñanzas de Lucy.
"La naturaleza es tu gimnasio, úsala a tu favor"
Jake se posó frente a un árbol y sostuvo una de sus espadas con sus dos brazos frente a él.
Y luego de una pequeña pausa empezó a atacar de manera sincronizada, el árbol era un digno oponente. Su resistencia era magistral pensó.

Virus V. Sanando El Pasado. *Primera Parte Ya Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora