Capítulo XII: Despertar de emociones.

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Jake miró al horizonte.
La lluvia se había detenido, y la luna iluminaba la plazoleta de el pueblo olvidado.
Jake tomo un respiro y salto por la ventana.
Camino por la plazoleta del pueblo, unos minutos después los demás le siguieron.
El no se percató pero Camila seguía muy conmocionada y no paraba de llorar. Sin embargo ella, se mantenía allí, sin decir nada y sin exigir nada.
Jake camino hasta llegar a lo que quedaba de la gran bestia, un rastro de carbón y de sangre le guío hasta su espada. El mango estaba quemado pero el metal como de costumbre, brillante y en ningún momento dejaba de ser precioso.
Jake tomo la espada y con un delicado movimiento la enfundó.
Crist se acercó hacia él y puso su mano en su hombro.
- Se terminó.
- Eso parece.- Jake no apartó la vista del rastro.
- ¿Cómo te sientes?
- No siento nada.
Un grito al otro lado de la pequeña plazoleta los llamo.
- ¡¡Jake!!
Jake giró la cabeza para ver a Henry, que con una muleta improvisada y con rastros de sangre en su ropa, les saludaba desde lejos.
Jake inmediatamente corrió hacia él.
- ¿Ves que no debías morir... Idiota?
- Sin ti no lo hubiera logrado.
- Claro que si... Aggg...
- ¡¡Un médico, rápido!!
Pasados unos instantes, un grupo de hombres salieron de la base con una pequeña camilla.
Henry era muy orgulloso y se negó.
Camino como pudo a la base y allí fue atendido.
Tenía varias costillas rotas, su pierna derecha rota y unas pocas contusiones en su cráneo.
Por su parte, Jake también fue revisado, tenía un par de costillas rotas también, pero nada grave. A pesar de todo, sin duda, la peor parte la había llevado Henry, quién en esos momentos debía usar muletas por lo menos unos tres meses.

Luego de ser atendidos, los médicos salieron de la enfermería y quedaron a solas.
- La máscara. ¿Porque?- Henry trataba de acomodar su vendaje.- Jodido doctor, que poco delicado.
- Es algo complejo.
- Acabamos de tener a la muerte casi de frente y te niegas a contarme tu amorío. Cada día me sorprende más, "sargento"
- Está bien.- Jake se resigno y se puso de pie.- Es por esa mujer... Camila.
- ¿Camila? Déjame adivinar, la que tuvieron que darle calmantes, porque no paraba de llorar.
- ¿Que? ¿Esta bien?- Jake se vistió de preocupación.
Henry soltó una carcajada.
- ¿Que es tan gracioso?
- Jake, eres muy obvio.- Henry le miró y le dedicó una sonrisa sarcástica.- ¿Porque te ocultabas?
- Estoy en una misión, no necesito distracciones.
- No me digas.
- Fue la mujer de mi vida.
Hubo un pequeño silencio.

- ¿Ves que no era tan difícil? ¿Que te detiene? La tienes ahí, ve por ella Wayland. ¿No te das cuenta que en lo que queda de este mundo, ese tipo de cosas son a las que más debes aferrarte?
- El amor solo trae problemas.
- Por favor Jake. No puedes estar hablando en serio. Porque la primera vez no funcionó, no significa que ya no estés para eso.
- El mundo a cambiado Henry.
- El mundo si. Pero, cambiar tu... Eso sí que es tu decisión.- Henry se puso en pie apoyado en su muleta, se le acercó y le susurró al oído.- No permitas que este mundo te arrastre con él, o acabarás muerto más pronto de lo que creés.
Henry abandonó la enfermería y dejo ahí a Jake, solo con sus pensamientos.

- ¿Cómo le digo?- Camila estaba ansiosa.
- Pues... Simplemente ve, pregúntale cómo está, y dile. No hay mejor momento que esté que se encuentra solo. Dile que estás feliz de verlo.- Ximena le ayudaba a acomodar su cabello.
- ¿Si?
- Vamos, ve. Te irá bien.- terminó de ajustar unos broches al cabello castaño de Camila y luego la miró a los ojos.
- Ya está, estás preciosa. Ahora ve y me cuentas cómo te va. ¿Vale?
- Está bien.

Camila caminó por el pequeño pasillo de la base militar. Se adentro por un pequeño corredor el cual la condujo a una escaleras que la llevarían más abajo de lo que ya estaba.
Giró una esquina y la siguiente puerta era de la enfermería.
Se acercó a la puerta y temblando sus manos, tocó dos veces.

Jake seguía en su mundo. Los golpes en la puerta lo regresaron a la realidad.

- ¿Quién es? Di la orden de que nadie me molestará.
Camila se sintió apenada.
Pero no, no podía perder la oportunidad.
- Eh... Jake... Soy yo... Camila.

Jake quedó en blanco, sus heridas le empezaron a doler, y un frío corrió por su cuerpo.
Hubo un silencio incómodo, pero Jake no podía engañarse más.
Y finalmente lo dijo, esas palabras que le llenaron de tanto júbilo en su corazón.
- Pasa.

Camila con mucha suavidad giró el picaporte de la gran puerta de madera y se adentro en la habitación.
Y allí estaba Jake.
Vestido con una pantaloneta color rojo, unas sandalias, su torso desnudo cubierto de vendajes y con sus ojos cansados.
Ella tenía una vaqueros color petróleo y una pequeña chaqueta color verde militar que le habían obsequiado las artesanas de la base.

Ella entró y se miraron por unos segundos...
Jake quería hablar, pero sus labios se negaban a moverse, tenía su corazón en un vuelco tremendo. Cómo si fuera la primera vez que la veía.
Y finalmente, fue ella quién rompió el hielo.
- ¿Estás bien?- Camila no podía ocultar su preocupación. Sus ojos le irradiaban mucha dulzura.
- Si... Esto... Esto no es nada.
- Oh... Oye... Yo...
- ¿Si?
- Solo quería decirte que...- Tomo aire y no pudo evitar escurrir una lágrima. - Me alegra mucho que estés bien... Pensé que no volvería a verte. Cuando te quitaste la máscara yo... Por dentro lo sabía.
Jake se mantuvo en silencio, no la interrumpió.
- Yo... Tengo que hablar contigo.
- Te escucho.
- Yo...- Camila se mordió el labio y sus ojos se llenaron de lágrimas.- ¡Lamento lo que te hize!- Exclamó luego de un sollozo que incluso a Jake le rompió el corazón.
Pero no sé inmutó, se mantuvo allí, calmo e inexpresivo.
- Fui una tonta, no sabía lo que tenía.
Por favor, perdóname.- Ella no paraba de sollozar, pero Jake se mantenía allí, sin decir nada, con el rostro inexpresivo, pero por dentro se moría por abrazarla.

Finalmente, Jake se levantó de la camilla y con sus pies descalzos toco el suelo.
Caminó hacia ella y con su mano derecha con mucha delicadeza levantó su mentón.
La miró a los ojos, ojos que no dejaban de escurrir lágrimas en ningún momento.
- No hay nada que perdonar. Ya todo sanó.
- Tenía que decírtelo. Más ahora que... Volviste.

Se mantuvieron allí, mirándose por unos minutos, cómo si sus ojos contarán historias y penas.
Pero él ya no era el Jake de antes, el joven entregado, tierno y amoroso que ella recordaba.
En sus ojos podía ver muchas cosas.
Dolor, resentimiento, irá, tristeza... Ella no vió esa dulzura que en algún momento le había enamorado de Jake.
Ahora solo veía, a este Jake. Al sargento, al hombre fuerte, talentoso y sin miedo de nada.

En cambio Jake, viajo en el tiempo, se sintió como si fuera la primera que la veía, sus dulces ojos, sus bellos orificios en sus mejillas y su precioso cabello castaño.
Jake tomo su mano y acarició el rostro de Camila, ella solo cerró su ojos y tomo su mano.
Y la puso en su pecho.
Se acercó más a Jake y le susurró.
- Este corazón, nunca dejo de latir por ti.
- ¿Porque me dejaste entonces?
- Yo... No sabía lo que tenía.
Jake se apartó y soltó su mano, pero aún así, con mucha delicadeza.
Dió un paso atrás y la miró.
- Lo siento... Yo... Ya no soy el de antes Camila.
- Lo sé, lo veo en tus ojos...
- Tengo heridas... He perdido gente.
- Cómo todos aquí Jake. Ninguno de nosotros sabe de sus familias.
- Pero tu al menos, tienes la esperanza de volver a verlos.
Mi padre... Murió frente a mis ojos.- Jake apretó su puño.- Y yo... No hize nada.
- Me contaron tu historia... Y no fue tu culpa.
- Ya está hecho... El berserker murió, pago por lo que hizo.
- ¿Y porque no te sientes realizado entonces?
- Siento que hay algo más...
- ¿Sabes que?
- No... Pero lo siento, muy dentro. Cuando regresemos al cuartel general lo sabré.

En ese momento la enfermera entro a la habitación.
Ellos se quedaron viéndose por un instante.
La enfermera les hablo.
- Lo siento, pero el sargento debe guardar reposo.
- Oh... Si, claro.- Camila se sonrojo y se limpio los ojos.- Perdone la intromisión sargento, espero verlo pronto.
La enfermera le miró extrañada y le preguntó.
- ¿Quieres más calmantes?
- ¡No!- Ella dió un sobresalto.- Creo que... Ya no los necesito más.- Miró hacia Jake y sonrió.
Él se mantuvo inexpresivo, cómo de costumbre.

Camila se retiró luego de una pequeña reverencia y regreso a paso aligerado a su camarote.
Jake por su parte se mantuvo allí... No quería admitirlo pero estaba feliz.
Se sentía muy contento, ella le había traído la paz que hace mucho tiempo no sentía... Y tenerla cerca le daba una razón más para luchar contra todo esto.

Jake se recostó sobre la camilla, y permitió que su cansancio y dolor lo llevarán a un profundo sueño.

Virus V. Sanando El Pasado. *Primera Parte Ya Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora