Capítulo XI: Diario de un guerrero 2

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- Es hora de irnos. Da la orden para que quemen los cuerpos.
No debemos dejar rastros.
- Señor... Tenemos un problema.
- ¿Tenemos?
- Me temo que si señor. ¡Adelante soldado!
En ese momento un hombre entro en la habitación con dos cuerpos en cada una de sus manos.
- Los encontramos al amanecer. Un disparo limpio cada uno en su cabeza.
- ¿Y los responsables?
- Creemos que siguen aquí.
- ¿Ah si?
- Es lo más probable.

El hombre que no dejaba en ningún momento su antifaz se quedó pensando por un breve momento.

- Muy bien.- Se puso en pie y estiró sus brazos con el objetivo de quitar la pereza de su cuerpo.- Odio tener que hacer todo yo... ¡Todos ustedes inútiles, póngase en marcha, encuentrenlos o lo haré yo mismo!
- Si señor.- el hombre hizo una pequeña reverencia y se retiró.

Don y Metheos habían conseguido ocultarse en un pequeño ático sobre la oficina en la que estaba el hombre.
Habían escuchado todo.

- ¿Ahora que?- le dijo Metheos a Don casi susurrando.
- No lo sé. Pero mira, ahí está el paquete.
- Lo veo.
- Lo único que se me ocurre es esperar que salga, tomar el paquete y salir.
- Parece muy fácil decirlo. Pero no se ve que tenga muchas ganas de salir.-
En ese momento Donovan recordó que el tipo llego en un vehículo a la base.
- Tengo una idea. Podemos tomar el paquete y escapar en el auto. Mira, las llaves están ahí.
- Don, es un vehículo de nieve, es lento, y además muy ruidoso, no es buena idea.

Mientras seguían pensando cómo poder salir de ahí con el paquete y completar la misión, el hombre se levantó de su lugar y llamo a su segundo al mando.
- Tráeme al prisionero.
- Si señor.

Don y Met se miraron por un segundo.
El hombre tenía las vestiduras rotas, su chaleco e insignias estaban manchadas de sangre, tenía los ojos vendados y estaba semi inconsciente.

El hombre se acercó y con la mayor brusquedad posible apartó la venda de los ojos de prisioneros.
- Hora de despertar sargento.
El hombre poco a poco levantó la mirada y lleno de moretones en su rostro como pudo le dió un "jodete" cómo respuesta.
- Caballeros, les presento al sargento Adeo, un gran militar y veterano del escuadrón NUO, ¿No es así?... ¡Ey! Te estoy hablando gusano.
- S.... Si. 
- Bien. Ahora el sargento se preguntara por qué sigue con vida.
- Est... Estás metiéndote en... Un gran problema...
- Bla, bla, bla. Patrañas. Okey... El sargento sigue con vida porque sabe algo que nosotros no. ¿Verdad?
- Te lo he... Dicho un... Millón de vec...
Una patada al esternón de uno de los soldados que estaban en la habitación le cortó el derecho a terminar de hablar.
- Cabo, eso fue maleducado. Estoy seguro que el sargento quiere colaborar. ¿No es así?
- No... Sé... ¡De qué carajos hablan!

- Debemos ayudarlo...- Metheos miró a Don que tenía una expresión de horror grabada en su rostro.
- Lo conozco, el estuvo en una de las clases de inducción.

- Oh... Es una verdadera lástima que el sargento no quiera cooperar.
Pues, te tengo una mala noticia. Alguien visitará a la pequeña Amy esta semana.
- ¡¡No te atrevas a tocar a mi hija!!
- ¡Maravilloso! El sargento a recuperado su aliento.
Muy bien, entonces responde, ¿Dónde está el arma?
- Te digo que no se de que rayos me están hablando. Hubieran podido preguntar al comandante Harry, pero claro, cómo son unos imbéciles no tomaron en cuenta su rango y lo asesinaron a sangre fría.-
El soldado de antes repitió el acto de golpearlo, pero esta vez con su arma en la cabeza.
Después de una pequeño minuto, el sargento levantó la cabeza con sangre brotando por su boca.
- Ustedes... Agg... Ustedes mismos se han... Enterrado.
El hombre de antifaz medito un momento y con una ligera reverencia se dió vuelta.
- Manténlo.

- ¡Ahora!

En ese momento Don y Met accionaron sus armas y con una serie de disparos limpios en las columnas de madera del ático donde se encontraban, el techo con un crujido anuncio su rendición. 
El sargento con la rapidez de una gacela, se giró sobre sí para caer de espaldas y que la vieja silla se rompiera a su espalda.
Estaba libre.

Virus V. Sanando El Pasado. *Primera Parte Ya Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora