Capitulo 1O

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Maratón 3/3

Anne iba bajando las escaleras cuando Esperanza la detuvo.

—  Mucho cuidado con lo que haces—Mirándola con frialdad.

—  No sé de que está hablando—Confundida.

—  Lo sabes perfectamente, no te hagas la mosquita muerta conmigo.

—  Primero que todo suélteme—enseguida la soltó— Y segundo no se a lo que se refiere no soy adivina.

—  Sabes a lo que me refiero, te vi saliendo del cuarto de Matthew lo que más odio son las criadas regaladas.

—  Yo no soy ninguna regalada, usted se equivoca…Yo solo estaba cambiando las sabanas—Mostrándole el cesto.

—  Claro, excúsate todo lo que quieras pero si te vuelvo a ver coqueteándole te pondre de patitas en la calle, entiendes—Esperanza bajo las escaleras, Anne trataba de recuperar la calma estuvo a punto de descubrirla en el cuarto con Matthew, se juro que no iba a volver a pasar no podía arriesgarse a perder su trabajo.

Matthew se había terminado de vestir luego de atender su llamada de Roma, recibió otra llamada de una de sus amigas pero esta noche no tenia ganas de salir a ningún lado estaba muy cansado a causa de su apretada agenda de compromisos reales.

—  Podrías cenar juntos ¿Te parece?

—  Me encantaría, Giselle—le respondió a la chica con la que hablaba por teléfono— tengo mucho trabajo, tal vez otro día.

—  No seas malito, Matty… Solo como amigos lo prometo pero si quieres podemos recordar los viejos tiempos—escucho su risita al otro lado, odiaba que le dijeran “Matty” pero recordó lo buena esta Giselle y se lo pensó mejor quizás si necesita salir.

—  Está bien, hoy en la noche puedes venir aquí.

—  Perfecto, llego a las 8 a tu castillo, bye cielo.

Matthew no tenía cabeza para otra mujer ni menos Giselle aunque con ella uno la pasaba bien pero no quería comprometerse, además hace unos minutos estuvo a punto de acostarse con su sirvienta ¿en que estaba pensando? Solo por un estúpido impulso de repente fuera lo que fuera no dejaba de pensar en Anne  en lo cerca que había estado y de paso en su cuarto la única mujer que permitió entrar es a Camila y nadie más debió estar loco por Anne en ese momento como para permitirse romper su promesa de que nunca más llevaría a otra mujer en su cama.

Anne esta en la cocina cenando cuando entro Deborah sobresaltada.

—  Ni se imaginan lo que acabo de enterarme.

—  ¿Qué cosa?—preguntaron todas.

—  Matthew invito a Giselle al castillo— Anne dejo de comer para concentrarse en la conversación.

—  ¿La amante numero 5? Pero él nunca sale con la misma dos veces—dijo algo confundida Andrea.

—  Si es bien raro—Dice Gloria.

Anne se puso celosa y enojada a la misma vez, había sido tan tonta de haberle creído a Matthew, estuvo casi a punto de cometer una gran estupidez, odiaba estar enamorada de él la tenia ciega, pero ya había abierto los ojos él solo quería tener a otra en su lista no iba a caer en su trampa.

Esperanza entro mas tarde a la cocina.

—  Quiero que dos de ustedes arreglen el comedor para cena, solo para dos personas el Rey y su invitada…Violeta quiero que prepares el menú 2,  es para dentro de 3 horas así que comienza ya…Vamos a trabajar.

Giselle llego a las 9 una hora tarde solo para dársela de importante como siempre,  Matthew fue recibirla en el vestíbulo.

—  Querido, tiempo sin verte—lo beso en ambas mejillas.

—  Si, como un año ¿Aun sigues en las pasarelas?

—  Si, aun sigo modelando…pero ahora trabajo en Victoria Secret tal vez debería enseñarte un poco de lo que se trata. De hecho tengo un modelito muy sexy debajo de este vestido ¿quieres ver?—coqueteándole.

—  Tú no cambias—riéndose.

—  No y así te gusto—riendo también.

—  Mejor pasamos al comedor—Matthew la llevo hasta la gran mesa, Giselle tomo asiento.

—  Cuéntame algo, hay una mujer en tu vida o estás solo enfocado en el trabajo.

—  Lo segundo, me di cuenta que las mujeres tienden hacer muy complicadas.

—  Yo nunca fui realmente complicada para ti, siempre cumplí todas tus fantasías—tocando la mano del Rey.

—  Estoy muy atareado manejar un país no es fácil.

—  Es una lástima que ahora optes por el celibato—riéndose— yo que estaba tan dispuesta a todo.

Andrea y Anne entraron al comedor  para servir la cena, la princesa veía como Giselle le tocaba la mano y él le sonreía quería borrarle esa sonrisa de un golpe, hace unas horas la estaba besando y ahora esta allí coqueteando con otra mujer delante de ella.

—  Gracias Andrea—pero sin dejar de mirar a Anne, ella le sirvió a Giselle y después salió del comedor furiosa si ni siquiera esperar que Matthew le diera la orden de retirarse.

—  Permiso, Majestad—Andrea se fue dejándolo solos.

—  Ahora hoy en día no se consigue buen servicio—Giselle noto lo que acababa de pasar.

—  Me voy a dormir, me duele la cabeza—se quejo Anne tocándose la sien— ¿puedes cubrirme?

—  No hay problema, lo tengo todo bajo control.

—  Gracias Andrea.

Anne iba saliendo en dirección a su cuarto cuando se cruzo en el pasillo con Esperanza.

—  Llévale esta botella de vino a su alteza—entregándosela.

—  Si, pero yo…

—  Nada, ve muchacha no me hagas enojar—Anne se fue refunfuñando hacia el comedor, sabia perfectamente que Esperanza lo hacia al propósito para que viera a Matt con otra mujer dándole atender que ella no tenia chance con él.

Matthew  se puso de pie y Giselle también.

—  La cena estuvo buena— Dijo Giselle—tomémonos unas copias en el salón.

—  Hemos bebido suficiente, deberías subir a descansar mande ya a prepararte una habitación.

—  Ay, pero si ya pedí otra botella, no seas así por favor—haciendo un puchero, ella se abrazo a él como una gata—cuando vine pensé que estaríamos juntos como en los viejos tiempos.

—  Ya te dije…—pero Giselle lo interrumpió con un beso sin que se dieran cuenta  Anne los esta observando sus ojos se llenaron de lagrimas pero se aguanto para no llorar, entro furiosa, tosió fuerte para que la escucharan y surgió efecto ambos voltearon a verla.

—  Aquí esta su botella, permiso—dejo la botella sobre la mesa y se fue nuevamente del comedor aguantándose las ganas de llorar.

—  ¡Espera!—quiso ir detrás de Anne pero Giselle lo freno.

—  Mi amor ¿Iba detrás de tu empleada? No me digas que tus estándares cayeron tan bajos que ahora buscas placer en tus sirvientas—riéndose con descaro.

Él le dirigió una mirada fría.

—No digas estupideces—estaba realmente enojado—que tengas buenas noches mañana te quiero fuera de mi castillo— camino hacia la puerta.

—Lo siento  Matthew, no fue mi intención decir eso.

Pero Matthew  ya se había ido.

 El maraton "Peligrosa Seduccion" la subo en la noche.

Una Princesa Fugitiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora