[17] Mantis

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Eran extrañas compañeras viajando por la galaxia en compañía de sus leales amigos, Los Guardianes. Y ambas eran parte de ellos.

Ahora, el grupo se encontraba en uno de esos tantos clubes repletos de individuos de cada rincón en la galaxia, desde aparentes humanos que cambiaban de forma cada que los mirabas, a extraños animales parlantes, eso en cierto modo les recordaba a Rocket.

— Hey mapache. — le llamaste por ese apodo que tanto detestaba, él giro gruñiendo de inmediato mientras que Quill reía. — ¿Por qué no vas a coquetear con aquella gatita de por allá? — le sugeriste señalando.

En esa dirección había tal y cómo le dijiste una gatita de cabellos rojizos, pero en lugar de cuatro patas, tenia siete y junto a ello, dos colas en movimiento.

— Yo no creo que sea su tipo. — intervino Mantis riendo mientras sus antenitas le brillaban con furgor, y su risa le quitaba el aliento.

Quill asintió en acuerdo.

— Yo creo que le va mejor alguien cómo tú — bromeó el forajido bebiendo su licor.

Enfadada te levantaste de tu asiento cambiando de forma con velocidad para darle una buena bofetada con el tentáculo que había salido de la nada de tu brazo izquierdo.

— Maldición, ¡Si que me ha dolido! — se quejó negando con su cabeza. — Otro trago buen hombre.

Ahora te inclinaste  hacia Mantis quien recién había termino de reírse para admirar a un nuevo individuo que recién había entrado al lugar, y te giraste al verlo.

Sorprendentemente su especie era la misma, y tú no podías sentirte más afortunada y feliz por la oportunidad presentada.

— Así que ya pusiste tus ojos sobre alguien. — llamaste su atención en un tono sugerente que la distrajo poniéndole nerviosa.

— Oh, no, no, no. No sé fijará en mi así que no intentes nada. — te advirtió leyendo tus pensamientos.

— Ay vamos. — le dijiste en un tono bajo de voz para evitar que sus compañeros intervenieran. — seguro se la pasan bien, anda.

Bebiste un poco de la bebida colorida que tú misma habías pedido, incitando a Mantis a ir con sólo una mirada. Ella con una risa nerviosa de por medio, se levantó de la butaca, dispuesta a hacerlo.

— Esa es mi chica

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— Esa es mi chica.

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