— Ahora que lo tienes — habló el hombre a tu costado, juntando sus manos denotando su paz interna. — Atraviesalo.
—¿Perdón? ¿cruzarlo? — preguntaste confusa, que se fuera al caño. El panorama dentro del portal a millas de distancia se veía consideradamente aterrador.
— Así es, daré por terminada la seción nueve, y podrás pasar a la que tanto quieres... — exclamó, enfatizando tu deseo por usar la gema, por una vez.
— Lo haré.