— Isis, quería hablar contigo de algo de suma importancia. Para ambos. — T'challa se acercó a ti con un semblante serio y angustiado que te preocupó al segundo.
Dejaste de lado el libro que leías y te paraste frente a él. — ¿Y bien? — lo alentaste a hablar.
— Ya pasó un mes y nuestro hijo aún no tiene un nombre, y creo que tengo por fin una opción. Pero, no sé si te agrade. — informó con inseguridad levantandose sobre la punta de sus pies repetidas veces.
Sonreiste al verlo así, se veía muy tierno.
— Dímelo, estoy segura de que va a gustarme. — aseguraste tomando sus mejillas dandole un casto beso sobre sus labios.
El sonrió nervioso después de su beso y preparaba las palabras que tenía que decirte.
— Vamos, T'challa...
— Deseo que tenga el nombre de mi padre, en honor claro está.
Tu corazón se desenfrenó en latidos acelerados, tu rostro emanaba las ganas que tenías de llorar, pero aguantaste al ver al bebé sobre la cuna al otro lado de la habitación.
T'challa te observaba, confundido y en sus pensamientos el creía que te disgustaba ese nombre, al ver tu expresión.
— No, ese nombre es perfecto. Me encanta. — dijiste abrazandolo y él te recibió con la misma fuerza.
— Gracias.
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