El planeta de Titán se encuentra en completa soledad, desde hace muchísimo tiempo. Pero ahí estas tú, una hija adoptiva más de Thanos que había cumplido su parte de la gran proesa de su padre, esperabas paciente, sobre una roca.
El titán llegó algunos segundos después.
Al fin logrando lo que anheló por mucho.
— Al fin lo lograste. — aseguraste pacífica observando el guante dorado en su mano, deteriorado por el uso de las gemas del infinito.
— Lo pagaré caro Sissy, pero espero que te quedes a mi lado.
— El tiempo lo dirá Padre.
La ramificación de Thanos comenzó a lo largo de toda la galaxia, no sabías nada de tus hermanas pero esperabas que ambas se encontrarán a salvo.
Una sensación pacífica e inestable invadió tu cuerpo, y al ver el rostro poético de tu padre entendiste que era lo que pasaba.
— Parece que el tiempo no fue el suficiente, Thanos. — dijiste antes de esfumarte.
Frente a sus ojos humedecidos.