un pacto con el sucesor del diablo

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UN PACTO CON EL SUCESOR DEL DIABLO
Capitulo 1

-Y que tipo de mujer prefiere Señorita Katina? Le gustaría una morena, o una rubia quizás? Alta tal vez, mas que usted, o un poco mas pequeña?
La mujer ocupaba un tono de lo más práctico, como si hablara de un plato que había que servir en la cena. En lugar de que se tratara de una mujer de alquiler.
Las preguntas hicieron que Lena se encogiese.
Noto que se le enrojecían las mejillas y se pregunto si eso era lo que le pasaba a los hombres la primera vez que visitaban un burdel. Por suerte este establecimiento era discreto y nada vulgar, sin pinturas obscenas; Solo algunas pinturas, obras de arte que estaban al limite de lo pervertido. Había una mesita de mármol junto al sofá, cubierta de revistas.
Natasha tomo un diminuto lápiz que había al borde de la mesa, y miro expectante.
-No tengo un estilo preferido- contesto Lena aun mortificada, pero respondió decidida
-Me fío en su criterio, simplemente envíe alguien la noche de mi cumpleaños, dentro de una semana a partir de hoy- Por alguna razón esto pareció divertir a la Señora Schutz.
-Como un regalo para si misma? Que idea tan deliciosa…- Observo a Lena con una sonrisa que fue iluminado su rostro en un aire coqueto – Señorita Katina, me permite la inferencia, de preguntar si es la primera vez que estará con una mujer?-
-¿Por qué desea saberlo?- Replico Lena cautelosa. La señora Schutz enarco una ceja.
-Si de verdad esta dispuesta a fiarse d e mi criterio, Señorita Katina, debo conocer lo detalles de la situación, no es normal que una mujer como usted acuda a mi establecimiento. Y menos por una mujer-
-Muy bien- Lena respiro hondo, y hablo deprisa impulsada por algo similar a la desesperación –Soy una mujer de 24 años, que ha sentido toda su vida que los hombres no son lo indicado para ella. Dentro de una semana cumpliré 25 y quiero hacer lo que siento que va conmigo. Y si, nunca lo he hecho con otra mujer- Tropezó con aquella palabra para seguir con un tono resuelto –Pero eso no quiere decir que no pueda encontrar o conocer mi sexualidad…-
-Querida- la interrumpió la Señora Schutz con una suave sonrisa –Hace mucho que no me impacto con nada, vera creo que entiendo muy bien su dilema. Y claro le daré una solución que sea de su agrado. Dígame, tiene alguna preferencia en edad y el aspecto físico? Algo que le guste o disguste en particular?-
-Prefiero que sea joven, pero no mas que yo, que no sea demasiado entrada en edad. No es necesario que sea hermosa, aunque no quisiera que fuese desagradable a la vista. Y limpia- Agrego al ocurrírsele la idea –Insisto en la limpieza-
El lápiz garabateaba a toda prisa sobre el cuaderno.
-No creo que resulte problema- Repuso la Señora Schutz, con una chispa en sus destellantes ojos, sospechosamente parecida a la risa.
-También debo insistir en la discreción- Dijo Lena con un tono tajante –Si llega a descubrirse lo que he hecho…-
-Querida- Dijo Natasha, adoptando una postura mas cómoda en el sofá –Que cree usted que seria de mi negocio si consintiera que se violase la intimidad d e mis clientes? Debe saber que mis empleados atienden a algunos clientes? Debe saber que mis empleados atienden a algunos miembros destacados del parlamento, por no mencionar a varios personajes famosos y personas destacadas en sociedad. Su secreto estará a salvo Señorita Katina-
-Gracias- respondió Lena invadida en parte por el alivio y el terror, y también por la terrible sospecha de que estaba cometiendo el error mas grave de toda su vida.
Lena sabia exactamente por que la mujer que estaba de pie en la puerta era una prostituta. Desde el momento que la hizo entrar a la casa con el gesto de quien proporciona asilo a una convicta fugitiva. Ella la quedo mirando en silencio, confundida.
Era obvio que carecía de la capacidad mental necesaria para dedicarse a una ocupación de corte más intelectual. Pero de más esta decir que una mujer no necesita poseer inteligencia para hacer aquello por lo que la había contratado.
-Dese prisa- Susurro Lena tirando con ansiedad del delgado brazo de la chica. Cerro la puerta de un golpe detrás de ella - ¿Cree que la haya visto alguien?, No había esperado que se presentara a estas horas. ¿Es que a las mujeres de su profesión no les enseñan a guardar discreción?-
-Mi… Profesión…- Repitió ella desconcertada. Ahora que la tenía a salvo de las miradas publicas. Lena se permitió observarla de arriba abajo. En realidad era hermosa, Tenía una constitución delgada, con unos hombros pequeños. Su cabello negro y brillante se veía muy bien cortado. Su rostro relucía con unas hermosas facciones. Tenía una boca sensual, con unos labios bien definidos, y también unos notables ojos azules. De un tono que Lena no estaba segura haber visto antes, a excepción de alguna imagen del mar de las playas caribeñas.
Sin embargo los ojos de la mujer no poseían una mirada angelical que por lo general uno podría asociar a dicho color, esta era astuta, curtida, como si hubiese contemplado con frecuencia el lado desagradable de la vida, que ella también había conocido.
Ha Lena no le costo comprender por que los hombres y mujeres pagaban por gozar de la compañía de esa mujer. La idea de alquilar aquella criatura de poderosa mirada para que hiciera lo que se le ordenase, resultaba extraordinaria. Y tentadora.
Lena se sintió avergonzada de la secreta reacción que experimento al verla, de los estremecimientos fríos y calientes que recorrieron su cuerpo, del intenso rubor que cubrió sus mejillas.
Se había resignado a ser una escritora sola, y aislada, su gusto por las mujeres no le era útil al momento de editar sus escritos. Pero su inquieto cuerpo, por lo visto no entendía las razones, de que una joven escritora no cayera en sus deseos.
Lena se obligo a si misma a mirar directamente aquellos extraordinarios ojos azules. –Tengo intención de ser franca señorita… No importa no me diga su nombre; no nos vamos a conocer lo suficiente como para que yo necesite saberlo. Vera, he tenido oportunidad de reflexionar sobre una decisión que tome más bien de manera precipitada, y el hecho es que… en fin, que he cambiado de decisión. Le ruego que no se lo tome como una ofensa personal no tiene nada que ver con usted, ni con su físico y, por descontado, así se le hare saber a su jefa. En realidad es usted una mujer muy hermosa, y muy puntual. Y no me cabe duda alguna que sea buena en su trabajo… bueno lo que usted hace, lo cierto es que he sido inconciente y he cometido un error-
-Espere- La chica alzo las manos frente al sonrojado rostro de Lena -Deje de hablar-
Nadie en toda su vida adulta, la había hecho callar. Sorprendida sello los labios y se esforzó por no soltar el alto de palabras que se le ocurrían. La desconocida cruzo los brazos frente a ella. Y apoyo la espalda en la puerta mirándola fijamente. La luz de la lámpara del recibido del departamento hacia que sus hermosos rasgos se notaran más aun.
Lena no pudo evitar pensar que la Señora Schutz tenía un gusto exquisito. La chica que había enviado vestía muy bien, y ofrecía un aspecto prospero con un atuendo a la moda sin dejar de ser tradicional: Su camisa blanca y su corbata gris destacaba por sobre el traje negro lineado, son pantalones del mismo estilo.
Justo en ese instante se le ocurrió a Lena que si le dijeran que describiera a su mujer ideal, la habría imaginado rubia, femenina, delicada, peor ahora se vio obligada a revisar por completo aquella visión. Ninguna Venus de cabellos dorados podría siquiera compararse con aquella hermosa mujer.
-Es usted la Señorita Elena Katina- Dijo ella. Como si quisiera una confirmación –La novelista-
-Si escribo novelas- Repuso ella con paciencia –Y usted es la Señorita que envío la Señora Schutz ¿No es así?-
-Al parecer lo soy- Contesto despacio
-Pues bien acepte mis disculpas Señorita…Como le he explicado, he cometido un error y por lo tanto debe usted irse. Por descontado, le pagare por sus servicios aun cuando ya no sean necesarios, dado que la culpa es toda mía. Dígame cuanto es su tarifa habitual y areglamos el asunto inmediato-
Sin dejar de mirarla el semblante de la chica cambio y su aturdimiento dio paso a la fascinación, al tiempo que sus ojos experimentaron con centellante aire entre divertido y malicioso que le produjo un incomodo hormigueo en la piel.
-Explíqueme, que servicios se requerían- Sugirió con cautela apartándose de la puerta. Se acerco a Lena, hasta que su cuerpo se pego al de ella –Me temo que no he llegado a hablar de los detalles con la Señora Schutz-
-OH… Supongo que meramente los básicos- El aplomo de Lena se estaba viniendo abajo a cada segundo que transcurría. Sentía un terrible sofoco en las mejillas, y el corazón le retumbaba en todo el cuerpo –Lo normal- Se volvió a ciegas hacia la mesa semicircular donde había depositado un fajo de billetes doblados con extremo cuidado –Siempre pago mis deudas. Les he causado molestias tanto a ti como a la Señora Schutz para nada, de modo que estoy más que dispuesta a compensarla…-
De pronto se interrumpió con un sonido ahogado, al sentir que ella cerraba la mano alrededor de su brazo. Se le tenso el cuerpo al sentir su contacto, y no se atrevió a moverse cuando oyó su voz justo a su espalda.
-No quiero dinero- Su voz profunda estaba teñida de diversión –No voy a cobrar nada por unos servicios que usted no ha recibido-
-Gracias_ Lena junto sus manos cerrando ambas en un solo puño –Muy amable de su parte. Al menos le pagare un taxi; no hay necesidad de que regrese a su casa a pie-
-OH, no tengo pensado marcharme- A Lena sele descolgó la mandíbula. Se volvió para mirarla de frente con una expresión de horror ¿A que se refería con que no iba a marcharse? ¡Bueno pues la obligaría a irse, le gustase o no! Estudio rápidamente las diferentes alternativas.
Desde luego no pensaba recurrí a pedir ayuda a gritos, pues la consiguiente publicidad no le serviría a su carrera. Miro de reojo algo con que amenazarla
-¿Esta pensando en echarme a golpes? A pesar de que soy mas pequeña que usted- Inquirió con cortesía su indeseada invitada.
-Si es necesario…-
Aquella afirmación fue acogida por la chica con un bufido de diversión, la invitada le toco la barbilla y la obligo a mirarla.
-Señorita- Exclamo Lena - ¿Le importaría?-
-Me llamo Yul- la sombra de una sonrisa cruzo por sus labios –Y voy a marcharme muy pronto, pero no sin antes hablar con usted de unas cuantas cosas. Tengo algunas preguntas que hacerle-
Ella suspiro con impaciencia.
-Señorita Yul, no me cabe en la cabeza de que así es, pero…-
-Yul, es mi nombre de pila-
-Muy bien… Yul, le agradecería que tuviera la decencia d marcharse inmediatamente-
A modo de respuesta, ella se adentro un poco mas dentro del departamento, vista tan relajada como si ella la hubiera invitado a tomar algo; Lena tuvo que recuperarse de la sorpresa de que la chica entrara a su casa de un tirón, su inteligencia mostraba signos de rápida mejora.
La chica recorrió el departamento. Si buscaba señales de lujo, no las encontraría, a Lena no le gustaba la ostentación, prefería las cosas sencillas.
Cuando la visitante se detuvo frente a la Sala. Lena le hablo en tono seco:
-Ya que por lo visto va a hacer lo que se le venga en gana, con independencia de lo que yo desee, entre del todo y siéntese ¿Puedo ofrecerle algo? ¿Una copa de vino quizás?-
Aunque la invitación sonaba a sarcasmo, ella la acepto con una rápida sonrisa –Si, si usted me acompaña-
Lena se acerco al minibar del salón, y saco dos copas, llenándolas de vino tinto.
-Tal ves un poco de vino- se dijo a si misma –Por favor tome asiento, Yul, dado que ya esta en mi salón quizás desee decir su nombre completo-
-No- Respondió ella en voz baja –En vista de las cirscuntancias, creo que vamos a quedarnos en el plano de los nombres de pila… Lena-
¡Vaya descaro! Le ofreció la copa a su ahora invitada.
-¿Brindamos?- sugirió la chica.
-Es obvio que desea hacerlo- Replico Lena en tono cortante.
Aquella respuesta provoco en ella una deslumbrante sonrisa y alzo su copa –Por una mujer de gran audacia, imaginación y por supuesto belleza-
Lena no bebió, al miro ceñuda mientras tomaba un sorbo de vino.
Ella era un mujer inteligente y sincera, sabia quien era… y no era ninguna belleza- Sus atractivos eran como mucho moderados. Su cabello era una masa caótica de rizos rojos. Si tenia una bonita piel, pero cubierta de pecas, y sus ojos habían sido descritos como agradables.
Al carecer de belleza física según ella, Lena había escogido cultivar su mente y su imaginación. Los hombres no deseaban mujeres de mentes cultivadas, era una suerte para ella, pero tampoco tenia éxito con las chicas.
Si indeseada huésped seguía mirándola fijamente con aquellos penetrantes ojos azules. –Dígame por que una mujer con un físico como el suyo tiene que alquilar a alguien para llevársela a la cama-
Su estilo directo la ofendió. Sin embargo… había algo inesperadamente divertido en la perspectiva de hablar con una mujer sin ninguna restricción social al uso.
-En primer lugar- Dijo Lena –No hay necesidad de que me hable en ese tono, dando a entender que soy Helena de Troya, cuando esta claro que no soy una belleza-
Esto le reporto otra mirada fija
-Yo creo que si- Repuso ella en voz queda.
Lena sacudió la cabella con decisión –Es evidente que piensa usted que soy una de esas tontas que sucumben fácilmente a los halagos, o de lo contrario es que coloca la vara muy baja. Sea fuerte, Señorita, se equivoca-
Una sonrisa curvo la comisura de los labios de Yul –No deja usted mucho espacio para el debate ¿No es así?-
Lena respondió a la sonrisa de Yul con otra mas irónica –Claro que no Señorita-
Yul bebió un poco de vino y se relajo en su sillón. Acto seguido estiro las piernas y la observo atentamente. A Lena no le gusto el modo en que se acomodo, como si estuviera dispuesta a una conversacion
prolongada –No voy a permitir que eluda mi pregunta Lena, explique por que ha alquilado a una mujer para esta noche- Su vivas mirada la desafío a que hablara sin tapujos.
-Hoy es mi cumpleaños-
continuara....

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