un pacto con el sucesor del diablo

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UN PATO CON EL SUCESOR DEL DIABLO
Capitulo 25

Compromiso
Empezó a llover con fuerza. El alto ciprés del jardín se bamboleo violentamente, debido al fuerte viento. La lluvia empapaba la tierra y golpeaba contra la ventana.
Era prácticamente de noche y el juez se estaba retrazando, pero Yulia no había querido esperar un día mas. La ceremonia estaba apunto de comenzar, el elegante salón, estaba decorado de azul pálido y blanco.
Había pocos invitados. Nicolaj, la señora Rometch, Arthur, la señora Pope, Anastacia y los empleados de la ascienda. El juez, un hombre llamado Artion Ispasiev, espero unos segundos para iniciar.
Todo empezó a la hora prevista. En pocos minutos Lena se convertiría en la mujer de la dueña d e las empresas Volk, y flamante esposa de Yulia Volkova. Con un vestido negro muy elegante, Lena permanecía junto a Yulia con las manos ligeramente temblorosas y una expresión fría y aturdida. Cuando el Juez inicio. Yulia miro hacia adelante con la boca apretada y muy concentrada.
Lena intento no pensar en todo lo que le preocupaba, trato de concentrarse en todo lo que decía el juez. –Mas que un matrimonio, esto es un compromiso simbólico, Yo no vengo con un acta matrimonial, solo estoy aquí de testigo como todos los presentes, con la diferencia que tengo un documento legal sobre vienes, pero eso queda en segundo lugar, y como favor a la Señorita Volkova, guiare este matrimonio.- Sonrío –Sus votos las convertirán en la pareja que quieren ser, solo espero que amen y sena muy felices-
“Se amen” Lena sabia que lo cumpliría. Ella amaba a Yulia Volkova. Pero quería que ella también la amara. Lena miro de reojo a Nicolaj y este como si hubiera leído sus pensamientos, le dedico una sonrisa. El creí que podría enseñarle a amar a Yulia. Si nunca hubiera hablado con el, en aquel momento Lena no estaría allí de pie, junto a la morena.
-Tengo la esperanza de que su vinculo será verdadero- Lena noto la mano de Yulia estrangulando la suya con fuerza –Yulia quieres empezar diciéndole a Elena tus votos por favor-
-Claro- Respondió Yulia nerviosa. Suspiro profundamente y miro fijamente a Lena –Yo me comprometo a cuidarte, respetarte y protegerte Elena, se que no soy una buena mujer y tal vez ni siquiera sea digna de ti, pero se que si estas a mi lado, me esforzare por corresponderte y tratare con todas mis fuerzas de hacerte feliz por sobre todas las cosas-
Una gran emoción inundo a Lena, tal vez Yulia no llegaría a amarla, pero era sincera, se esforzaría por hacerla feliz y jamás le faltaría nada.
-Elena, su turno por favor- Dijo el juez
-Si, por supuesto- Se volvió a Yulia y copio sus manos –Yo me entrego a ti, y me comprometo a estar siempre junto a ti Yulia. Mi vida ha estado ligada a ti pasado y presente. Quien soy ahora te lo debo a ti y jamás poder pagarlo. Pero te doy gustosa mi futuro. Todo lo que tengo, todo lo que represento y todo lo que soy ahora es tuyo. Se que te esforzaras por hacerme feliz, como yo me esforzare por corresponderte-
Los ojos d e Yulia se empañaron, Lena la quería no cabía duda. Una calida sensación inundo su cuerpo, mas aun una deliciosa calidez en su pecho y una gran emoción, tal vez… felicidad.
-¿El anillo?-
Yulia saco el anillo del bolsillo de su chaqueta y se lo entrego al juez. Bajo la luz, las esmeraldas resplandecían y los brillantes deslumbraban como si fueran de hielo. Lena observo el anillo sorprendida y pensó que jamás había visto algo tan bonito -Este anillo será la representación de nuestro compromiso- Yulia sonrío tiernamente. Bajo su mano y tomo la mano izquierda de Lena. La alzo y con mucha delicadeza coloco el anillo en el anular de su mano. Estaba frío y pesaba bastante, pero a la pelirroja no le resultaba incomodo. Era tan bonito que a Lena se le hizo un nudo en la garganta.
¿De donde lo ha sacado? Yulia no había podido tener tiempo para comprarlo. Tal vez Nicolaj se lo había llevado desde Moscú. Era increíble que hubiera sido capaz de escoger un anillo que encajara tan bien.
-Como sus botos fueron hechos y como testigo- El juez sonrío satisfecho –Con el permiso de todos los presentes, podría besarse para sellar este compromiso-
Pero Yulia ya se había aproximado a Lena y ya la estaba besando. Su beso fue ligeramente erótico y muy tierno. Había evitado recordar aquellos sensuales besos, aquel cuerpo rozando con su delicada piel. Ahora los recuerdos la asediaban como impactos de la tormenta que arreciaba al otro lado de las ventanas.
De pronto, Lena se sintió desconcertada e inquieta por el futuro, por lo que este le depararía. Pero se esforzó por no pensar. Echo un vistazo al reloj que había sobre la chimenea, recordó el placer que tiempo atrás había sentido entre sus brazos y pensó en lo interminables que se hacían las horas antes de que pudieran retirarse a su dormitorio para hacer el amor de nuevo.
-Felicidades- Dijo Nicolaj inclinándose para besar a Lena –Les deseo toda la felicidad del mundo-
-Gracias-
Nicolaj le dio una palmadita en la espalda a Yulia. –De modo que finalmente has sido lista y te has decidido a sentar cabeza con Lena. Empezaba a tener mis dudas-
-Pensaba que me costaría mas convencerla, pero Lena accedió enseguida-
Nicolaj, hizo una mueca. Era evidente que se alegraba mucho por su amiga y le gustaba la mujer que había escogido. A Lena le gustaba pensar que el mejor amigo de su esposa la aceptaba sin prejuicios.
Anastacia se acerco y mostró una de sus felinas sonrisas. –Supongo que hay que felicitar a la feliz pareja, tengo que admitir que no pensaba que esto llegaría a ocurrir jamás. Me pregunto que diría tu padre si supiera que su hija se a casado con una de sus putitas-
-Cuida tu vocabulario- La aviso Yulia que al parecer no estaba dispuesta a seguirle el juego a Anastacia.
Sin darse cuenta, Lena se acerco a Yulia y esta la protegió con su brazo.
-Tan solo me pensaría tu padre acerca de que su hija se casara con una huérfana de poca calaña, que llego a lo que es por las limosnas de los Volkov-
Lena no sabia de donde había sacado Anastacia la información, pero resultaba evidente que era un a arpía. En un impulsivo cato, Lena se acerco a Anastacia, para encararla, pero Yulia se interpuso. –No te atrevas a hablar así de mi mujer. Además ella jamás llego a concretar nada con Oleg, en cambio…- La miro con arrogancia –Tu conocías muy bien su cama, o no Anastacia-
-Como te atreves, todo por una inmunda escritorsucha de cuarta- grito Anastacia histérica.
-Teniendo en cuenta que mi padre era un pederasta, imagino que le preocupara con quien me involucre- Sonrío –Jamás vuelvas a difamar a mi esposa, de lo contrario te juro que no te quedaran ganas de hablar de nadie nunca mas en tu vida-
Anastacia tomo un sorbo de champán y las miro –Tienes razona tu padre no le importaría con quien se involucrara su hija de todas formas eres su hija bastarda-
Lena se puso pálida. Yulia simplemente sonrío aunque apretando su puño con fuerza.
En ese momento un miembro del servicio portando una bandeja con copas de cristal se aproximo, y Anastacia se marcho en busca de compañía más interesante.
-¿Te apetece una copa de Champán?- Pregunto Yulia –Supongo que las dos podemos tomar algo para calmar los nervios-
Lena se limito a asentir, por supuesto que podría hacer uso del champán para calmar la tensión que sentía –Gracias- bebió un sorbo y sintió las burbujas en su lengua.
-Es evidente que estas nerviosa- Dijo Yulia –Si lo que te preocupa es lo que pueda ocurrir esta noche. No tienes nada que temer-
A Lena se le hizo inmediatamente un nudo en el estomago -¿Esta noche?-
-Comprendo que estas ultimas semanas, tus sentimientos hacia mi hayan cambiado mucho. Estamos casadas, en teoría. Y como tu mujer hay ciertas cosas que… Puedo exigir. Pero no pretendo presionarte hasta que estas segura de que esta preparada-
A Lena le tembló la copa que sostenía en la mano y derramo algunas gotas –Pero yo creía… creía que me deseabas Yulia-
En aquel momento La morena parecía relajada. Pero sus ojos azules escondían una evidente pasión –Te deseo Lena, cada vez que cierro los ojos recuerdo lo hermosa que estabas tumbada desnuda a mi lado, lo que sentía cuando besaba tus pechos, lo apasionada que te mostrabas cuando me tocabas. Te deseo tanto como alguien puede desear vivir. Pero no voy a pedirte nada que no quieras ofrecerme-
Lena saboreo el fuego que cubría esas palabras, el espeso y calido aire que giraba y las rodeaba de manera prácticamente tangible.
-Eres mi esposa- Dijo –Hoy es nuestra noche de bodas. Estoy lista para cumplir con mis obligaciones como tu mujer-
La pasión en los ojos de Yulia parecieron debilitarse y lentamente se desvaneció para evidenciar una carcajada de tristeza –Tal vez con el tiempo estés lista para algo mas aparte de cumplir con tus obligaciones, Tal vez llegues a recordar como nos sentíamos antes. Tal vez llegue un momento en que vuelvas a desearme-
Entonces Yulia se volvió y se alejo de allí. Lena se sintió repentinamente vacía. Le había mentido. Una mentira por omisión. Ella lo recordaba todo, seguía deseándola. Fuera lo que fuese que Yulia sentía por ella, fueran lo que fuesen los problemas entre ellas, su deseo no había desaparecido. El simple hecho de observar como Yulia cruzaba la habitación para hablar con Nicolaj, comprobó que su pulso se aceleraba, que sentia un extraño calor en la boca del estomago con un traje gris; una falda que dejaba ver sus bien formadas piernas y una chaqueta que se ajustaba sensualmente a su figura. Acompañado de una blusa de lino blanca con varios botones abiertos, dejando ver su pecho. Yulia tenía un aspecto muy femenino y atrayente. Era una mujer delgada, fuerte y hermosa. Era su mujer, y aunque no la amara, la deseaba y Lena también la deseaba.
Aquella era su noche de bodas. Siendo niña había soñado con aquello. Y podría tenerla con quien soñó alguna vez en su infancia. Se había casado con Yulia, y había corrido el riesgo de volver a amarla. Ahora ansiaba que Yulia se acercara a ella y le hiciera el amor. Su cabeza le decía que fuera prudente, pero su cuerpo deseaba a la morena del mismo modo que la había deseado anteriormente.
Lena intento alejar las dudas. Yulia ahora era su esposa. Dejaría de lado su orgullo y le diría la verdad. Lena volvió a observarla mientras intentaba convencerse “hazlo ahora” le dijo una vocecita interior “Antes de que te arrepientas”
Tras tomar un largo sorbo de Champán, Lena dejo la copa en una mesa cercana y se aproximo a Yulia. En cuanto se detuvo a su lado, Yulia se volvió y, un momento observo en sus ojos el mismo deseo que había visto antes. Pero Yulia trato de disimularlo inmediatamente.
-Discúlpenme- Dijo Nicolaj con una sonrisa –Me parece que me ha entrado apetito- Le guiño un ojo a Lena y se alejo para que pudieran estar a solas.
Lena tomo aire y se concentro en la morena –Hay algo que me gustaría decirte y antes de que pierda el valor-
Yulia frunció el ceño. Dejo a un lado su copa, prácticamente intacta y la miro con preocupación –Entonces supongo que Serra mejor que lo digas-
Lena se humedeció los labios. Iba a costarle mucho más de lo que había imaginado –Antes… Cuando comentábamos lo de la noche de bodas… te he hablado de obligaciones. Sentía vergüenza y no quería reconocer la verdad. Tendría que haberte hablado de deseo y no de obligación. No he olvidado las noches que compartimos. Jamás las olvidare. Estas últimas semanas te he echado de menos Yulia y quiero que hagamos el amor. Esta noche me gustaría disfrutar de una verdadera noche de bodas… si tu también los deseas-
Los ojos de Yulia se iluminaron con la misma fuerza y pasión con la que caían los rayos al otro lado de la ventana. Se tiñeron de azul oscuro. Lena se asombro al ver como Yulia la Cogía de la cintura y la empujaba para que caminara.
-¿Qué haces?-
-Me llevo a mi mujer a la cama- Yulia la guío a la puerta con grandes zancadas, obligando a apartarse a los miembros del servicio como si fueran ratones –Allí es donde ella quiere estar. Y Dios sabe que yo también-
Lena miro por encima de su hombro, enrojeciéndose a medida que recorrían el salón y se dejaban ver las sonrisas de los miembros del servicio. Lena oyó como Nicolaj a su espalda se reía con ganas y también vio como Anastacia las miraba con furia. Yulia no le presto atención.
-¿Y que hacemos con los invitados?- Pregunto Lena nerviosa -¿Y con tu amigo Nicolaj?-
-Teniendo en cuenta la cantidad de comida, no creo que se den cuenta de que hemos desaparecido. Y Nicolaj lo comprenderá-
Subieron las escaleras de dos en dos, cuando llegaron al dormitorio, Yulia giro el pomo de la puerta, la abrió y entro con Lena.
-Además- Termino Yulia mientras pasaba junto al escritorio –Me da igual lo que piensen. Lo único que me importa es hacerte mía y puesto que esta es también tu deseo, eso es lo que voy a hacer-
Sus palabras excitaron a Lena, acto seguido se sintió insegura, le preocupaba volver a cometer un error. Pero Lena no quiso hacer caso de aquello. Cerró los ojos para alejar sus temores y abrazo con fuerza a Yulia.
El viento soplaba haciendo vibrar los cristales de las ventanas. Lena alzo la vista para mirarla, incapaz de alejar los ojos de su rostro. Era su mujer y la deseaba. La necesitaba. No obstante, el temor al futuro permanecía como una sombra oscura en su mente. Con cada caricia, con cada palabra susurrada, ella le pertenecía mas y mas, a cada segundo la quería con mayor intensidad. Lena conocía el peligro, sabia el riesgo que corría. Entregándose completamente arriesgaba su alma.
Yulia le acaricio la mejilla con suavidad y deslizo un dedo por su rostro. –Mi hada- Susurro en un tono muy dulce.
Tras mirarla a los ojos, se acerco un poco y la beso, primero suavemente y luego con creciente pasión Fue un beso salvaje y apasionado que éxito a Lena. Abrió la boca y Yulia deslizo su lengua en el interior. Estaba húmeda, parecía un terciopelo. El beso con que Lena le correspondió fue incluso mas ardoroso y logro hacer que los temores se desvanecieran. Era su esposa, su amante. Yulia le pertenecía y ella le pertenecía a la morena. Al día siguiente el temor regresaría pero no aquella noche
Yulia volvió a besarla, con suavidad, con pasión y después le desarmo el peinado con sumo cuidado, y unos largos mechones de cabello se esparcieron por su espalda y sus hombros. Tras darle la espalda, Yulia retiro la cabellera a un lado y le beso la nuca, luego empezó a quitarle el vestido negro. En pocos minutos la morena ya la había desnudado.
Le acaricio los hombros, los pechos y luego volvió a besarla con pasión. Lena pensó que Yulia querría ir deprisa por su necesidad. Peor no fue así, la rodeo con sus brazos, y la guío a una esquina de la cama, al tiempo que la acostaba y se colocaba suavemente entre sus piernas.
Creyó que Yulia se apresuraría, que se desnudaría y se abalanzaría sobre ella, tal y como ella deseaba que hiciera. Pero en cuanto Lena se acerco. Yulia negó con la cabeza. –No quiero correr, esta es mi noche de bodas ¿no? Ahora me perteneces y quiero cuidarte como antes tendría que haberlo hecho-
Era un sentimiento tan hermoso, que cuando Yulia volvió a besarla, Lena, ni siquiera se pregunto a que se refería. No lo hizo hasta que Yulia inicio el lento asalto a su cuerpo, besándola primero en el cuello, luego los hombros, utilizando después la lengua para lamer alrededor de las aureolas provocando que los pezones se endurecieran. La morena los beso y los lamió con suavidad, con pasión. El deseo crecía en Lena.
Arqueo la espalda cuando Yulia beso mas abajo, en las costillas, el ombligo, las caderas y en el pubis.
En cuanto llego a la parte mas húmeda y excitada de Lena, Yulia aparto los pliegues con la lengua y coloco su boca sobre la pequeña montaña de deseo.
-¡Yulia!- Exclamo mordiéndose el labio inferior y abrazándole con manos temblorosas -¡OH, Dios mío!- Lena pensó en detenerla, pero el placer era tan grande que no fue capaz de pronunciar las palabras adecuadas.
Lena se agarro en su espalda. Noto la suavidad d e la fina blusa d e lino, y recordó entonces que Yulia permanecía vestida, en tanto ella estaba desnuda. La imagen era tan sensual, tan extrañamente erótica, que de pronto la humedad la invadió. Yulia deslizo sus manos bajo el trasero de Lena. El cuerpo de Lena se estremeció de placer y escucho sus propios gemidos. Yulia abrió mas sus piernas con los hombros y la acaricio con delicadeza. Con decisión.
El placer era casi insoportable. A Lena le ardía la carne. El aire que Salí de sus pulmones parecía escaldar la parte interior de su boca. Se contorsionaba sobre la cama rogando que no se detuviera.
Una dulce ola de placer la alcanza y Lena pronuncio el nombre de su esposa entre sollozos. Lloraba y las lágrimas humedecían sus mejillas. Yulia se irguió y le beso los labios con suavidad.
La morena únicamente la dejo descansar para que le quitara la ropa, acto seguido se tumbo con ella en la cama. Durante en rato Yulia se limito a abrazarla con fuerza contra su pecho. Su excitación era evidente, pero se estaba controlando. Y Lena sabía lo que a Yulia le costaba resistirse.
Lena noto el calor de su cuerpo. Su imagen hizo que volviera a sentir la necesidad de ella. Le acaricio la mejilla , se inclino y la beso deslizando su lengua en el interior de la boca de Yulia. Tras dejar escapas un largo gemido, Yulia tomó el control del beso para convertirlo en pura pasión.
Cayo un rayo que ilumino la habitación haciendo brillar el deseo en sus ojos. Un trueno hizo retumbar las ventanas. Lena se coloco enzima de ella y el esbelto cuerpo de Yulia se acomodo. La pelirroja le separo las piernas y y con su rodilla comenzó a excitarla mientras besaba y lamia su cuello. Cuidadosa y lentamente, recorrió el cuello de la moran mordiendo besando y lamiendo cada rincón, bajando con lentitud hasta sus pechos, mientras su rodilla hacia lentos movimientos, que lograban efectivamente su excitante objetivo. Llego a sus pechos y los saboreo completamente, dibujando con su lengua el contorno de sus pezones. La pasión y el deseo aumentaron progresivamente. En cuanto Lena toco con su mano, el punto clave en Yulia, esta emitió un gemido. Lena noto como el cuerpo de Yulia se estremecía a cada de sus ágiles dedos. Hasta que arqueando su espalda, Yulia le indico sin palabras a Lena que había llegado al clímax máximo del placer.
Permanecieron tumbadas un rato, con el pulso aun acelerado y los cuerpos sudados “te amo” pensó Lena aunque no dijo nada. EL temor había regresado mas deprisa de lo imaginado e hizo que fuera incapaz de pronunciar aquellas palabras. En lugar de eso, Lena permaneció en silencio junto a Yulia, escuchando el eco de los truenos y el silbido del viento preguntándose que le depararía el futuro.
Lena ya había sentido lo mismo anteriormente, había creído en ella del mismo modo en que lo quería hacer ahora. Había pasado noches enteras llorando, pero Yulia había logrado que lo olvidara tan fácilmente. Lena deseaba pensar que jamás había llegado a ocurrir. Pero tumbada en la cama recordaba el color, la agonía de la traición. Y se maravillaba al comprobar lo tonta que había sido al volver a confiar en ella.
Lena sintió a Yulia a su lado, apoyada en su codo. Aquellos ojos tan hermosos se movieron lentamente para mirarla. Lena sabía que Yulia detectaría su temor. Lo había notado incluso mientras Hacían el amor. Lena podía saberlo por su expresión; el largo suspiro lleno de pena que surgió de sus labios lo evidencio.
-Tendríamos que haber esperado- Dijo Yulia apartándose un poco de ella con los músculos de la espalda tensos –Me deseas, pero temes confiar en mi. Puedo verlo en tu rostro-
Lena se humedeció los labios, negó con la cabeza e intento evitar que las lagrimas rodaran por sus mejillas.-Lo siento. Con el tiempo…-
Yulia se levanto de la cama y se dirigió hacia la ventana. Un rayo de luz ilumino su cuerpo desnudo; los detalles de sus cuervas, su vientre plano, sus pechos…
-Con el tiempo… Si. Ahora estamos casadas. Tendremos todo el tiempo que necesitamos-
Yulia permaneció allí durante un rato, no fue mucho pero parecieron horas. Luego se volvió y regreso despacio a la cama. Tras abrazarse a Lena, la beso con suavidad sin tocarla. No volvió a hacerle el amor.
continuara....

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