un pacto con el sucesor diablo

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UN PACTO CON EL SUCESOR DEL DIABLO
Capitulo 27

Sobreviviendo al fuego del infierno
El largo viaje de regreso a casa fue agotador a pesar de que las carreteras no estaban tan embarradas y el viaje fue tan pesado como el de ida. Era tan tarde cuando el automóvil doblo por el camino flanqueado por los árboles que conducían a la mansión. El cielo se había cubierto de nubes y estas formaban un anillo opaco alrededor de la luna llena. Cuando llegaron, recibieron la felicitación de todo el servicio. Yulia deseo buenas noches a todo el servicio y después ella y Lena se retiraron a su dormitorio, en el piso superior.
-Me alegra estar en Moscú- Dijo Lena con un suspiro ante el espejo mientras peinaba sus rojos rizos –Pero me alegra haber ido a la ascienda-
Yulia se coloco tras ella, deslizo sus brazos alrededor de su cintura y la beso en la nuca –Yo también-
Lena se volvió. Le alegraba sentirse abrazada por Yulia –Tus ojos son preciosos- Dijo Lena mirándola a través del espejo.
-Los tuyos son mágicos- Respondió Yulia. La mirada de Yulia hacia patente el ansia que sentía por que ocurriera pronto. Pero había algo más, algo que Lena había notado en más de una ocasión mientras regresaban a casa. Fuera lo que fuese, era una sensación dulce y calida y, a pesar de que Lena estaba cansada depuse del viaje provoco que quisiera que Yulia le hiciera el amor.
Lena deslizo sus dedos entre el cabello negro y delicado de Yulia, que inclino su cabeza para poder besarla. Yulia se éxito y noto como su pecho se expandía. Lena acepto la lengua d e la morena y se relajo mientras esta le acariciaba los pechos –Lena…- Susurro Yulia. Guiándola a la cama.
Hicieron el amor con suavidad y erotismo, luego se tumbaron una junto a la otra, abrazadas en silencio. Finalmente las dos se durmieron, cansadas, con los brazos y las piernas entrelazadas y con la cabeza de Lena apoyada en el hombro de Yulia.
El olor a humo despertó a Lena a altas horas de la Madrugada. Le costo abrir los ojos y tuvo que hacer un gran esfuerzo para despejarse e incorporarse en la cama. Se asombro al comprobar que las cortinas ardían en llamas. La esquina de la alfombra también ardía. Lena miro horrorizada hacia la puerta, peor una bola de fuego naranja obstruía la salida. Tras emitir un grito de terror toco a su esposa con temblorosa mano y Yulia se acurruco a su lado completamente dormida.
-¡Yulia!- Lena la agito desesperada -¡Yulia despierta! ¡Dios mío esta ardiendo la casa!-
Yulia parpadeo varias veces y abrió los ojos muy enrojecidos y adoloridos. -¿Qué demonios…?- Tosió y se esforzó por recuperar completamente la conciencia. Agito la cabeza, vio el horror reflejado en los ojos de Lena y las llamas que teñían la habitación de rojo -¡Dios mío!-
Tras moverse hasta un costado de la cama, Yulia se levanto. Lena temblorosa agarro la bata azul que había encima de la silla junto a la cama y se cubrió con ella además de ponerse unos pantalones, mientras Yulia buscaba sus pantalones y una camiseta.
-La puerta esta bloqueada por las llamas- Dijo Lena agitada –Solo podemos salir por la ventana-
Yulia se coloco los pantalones y la camiseta. A toda prisa empujaba a Lena en esa dirección –Entonces saldremos por la ventana-
Cubrió a Lena como pudo con su cuerpo, protegiéndola de las llamas.
En el pasillo, al otro lado de la puerta, Lena oyó los gritos de los miembros del servicio al correr de un lado para otro golpeando las puertas -¡Fuego!- Grito alguien -¡Hay fuego en la casa!-
Lena examino la estrecha cornisa, la única opción para escapar -¡No se si voy a poder!-
-Si que podrás. Las dos podremos. No permitiré que te ocurra nada-
Lena la miro y observo la dura expresión en su rostro. Aquello hizo que perdiera el miedo. Podía confiar en Yulia para que la protegiera. De algún modo lograría sacarla de allí a salvo.
-Quédate aquí- Dijo –Enseguida vuelvo-
Lena evito un grito al ver como Yulia desaparecía entre el humo. Segundos mas tarde, Yulia regreso tosiendo y con un pañuelo en la boca. Llevaba un daga con una empuñadura de plata, que Lena había visto guardada junto a su armario. Jamás la había visto usarla. No comprendía por que motivo había arriesgado su vida por cogerla.
Entonces Yulia la desenvaino y mostró una daga de unos 20 centímetros. –No te muevas- Le indico Yulia a pesar de que no era necesario, pues Lena estaba demasiado asustada para moverse. Yulia se arrodillo, preparo la daga y corto el doble de la bata de Lena, por debajo de sus rodillas, para que pudiera moverse mejor –Se te van a congelar los pies, pero podrás caminar por la cornisa de la ventana mucho mejor que con zapatos- Yulia le dio la mano –Vamos-
Lena se dirigió hacia la ventana –Dios mío, hay mucha altura- A pesar de que su dormitorio estaba en el segundo piso de la casa, los techos eran tan altos que era como si estuviera en un tercero
-Solo tenemos que llegar al tejado. Desde allí podemos saltar a otro lugar mas bajo. El fuego no ha llegado todavía a esa zona de la casa. Haremos que alguien lleve una escalera- No había tiempo para discutir y tampoco tenia elección. Yulia se subió a la cornisa y luego le dio la mano a Lena –Ven cariño… nos vamos-
Cogida fuertemente a la mano de Yulia, Lena no podía hacer otra cosa que seguirla. Se subió junto a la morena. La piedra estaba fría y se le helaron los pies. Por un momento Lena miro hacia el suelo, que parecía estar muy lejos. Se sintió mareada y se balanceo ligeramente. Yulia la pego a la pared de la casa -¡Maldición Lena!... Por el amor de Dios no mires hacia abajo-
Lena estaba asustada y se esforzó por ahogar un gemido. Acto seguido le indico a Yulia que ya podía moverse. Ya había entonces varias personas que las miraban desde tierra. Lena oyó algunos gritos. Luego todos se sumieron en el silencio mientras observaban a las Señoras de la casa, medio desnudas y heladas, desplazarse, poco a poco por la pequeña cornisa de la ventana de su dormitorio.
El crepitar de las llamas inundaba el aire mientras el furioso fuego avanzaba hacia el tejado, superando el techo de su dormitorio. Un fuerte ruido indico el estrépito de la madera al derrumbarse. La ventana de uno de los dormitorio por los que pasaron se rompió lanzando pedazos de cristal por el aire. Yulia grito cuando un cristal le rompió la cadera. Lena vio la sangre que cubría la pierna de Yulia y se alarmo.
-Estoy bien- Dijo Yulia –Casi hemos llegado. Nos falta muy poco- Lena inspiro profundamente y siguieron caminando por la cornisa muy despacio. Lena tenia los pies tan helados que ya no sentía los dedos. Rezo para enterarse si, en lugar de pisar la cornisa, ponía el pie en el aire.
Yulia llego al final de la cornisa –Tengo que soltarte la mano para poder saltar. No te muevas hasta que vuelva a cogerte-
Lena asintió. La morena la soltó y dio un saltito hasta alcanzar la otra parte del tejado. Entonces le tendió la mano a Lena –Ahora te toca a ti cariño- Yulia le copio la mano con fuerza. Lena intento saltar pero fallo y grito al notar el frío aun en sus mejillas. Muy asustada cerró los ojos con fuerza y se preparo para caer al suelo. Pero de pronto sus pies tocaron el suelo y su torso se encontró en los brazos de Yulia, apretándola contra si –Te tengo- Susurro Yulia –No te soltare- La morena temblaba. Lena pudo notarlo. Seguía abrazada a Yulia, esforzándose por no llorar al comprender lo cerca que había estado de morir. Y su esposa la había salvado.
-Un esfuerzo más. Dentro de pocos minutos estaremos abajo- Lena la miro y pensó en lo mucho que la quería. Esbozo una sonrisa –Vamos-
La morena camino entre las llamas a lo largo del tejado, encima del invernadero, amarrándola tan fuerte que aún habiendo querido Lena no habría podido soltarse. La escalera las esperaba, apoyada contra el techo. Un miembro del servicio había adivinado sus intenciones y ambas pudieron descender tranquilamente hasta el suelo. En cuanto Lena toco la tierra, con los pies, Yulia la abrazo –No vuelvas a darme un susto como este- La morena oculto su rostro entre la cabellera de Lena y se abrazo a ella con tanta fuerza que Lena apenas podía respirar. Aunque se hecho a reír, temblorosa por el susto y el alivio
-Hare lo que pueda-
Varios sirvientes corrieron hacia el lugar donde se encontraban. Arthur entre ellos –Estábamos preocupados Señora-
El mayordomo envolvió a Lena en una manta de lana y una mucama se acerco con unas zapatillas que a de saber quien de donde habían salido –Hemos llamado a los bomberos, pero se están tardando mucho Señora- Dijo Arthur –Y algunos formaron una brigada de cubos de agua y mangueras, no sabemos si servirá de algo-
Willyam Mcgregor llego con un par de botas de montar de piel negra –Son suyas, las he traído de la bodega-
-Gracias- Alguien le dio una chaqueta a Yulia y esta se la puso –¿Han salido todos de la casa?- Yulia hecho un vistazo a su alrededor y examino los rostros de las personas que la rodeaban -¿Dónde esta la Señora Rometch?-
-Yo he visto que la Señora se dirigía a la puerta de la entrada- Una de las sirvientas Señalo en aquella dirección –Probablemente haya dado la vuelta-
Yulia apretó los dientes con fuerza –Maldición. No se muevan iré a ver por los alrededores- Dijo esforzándose por no ocultar su nerviosismo –Tal vez este cerca-
Yulia asintió a Lena y corrió hacia un lateral de la casa en dirección a la puerta delantera. Se detuvo para hablar con una de las sirvientas que le señalo, que no con la cabeza mientras señalaba de nuevo hacia la puerta trasera d e la casa. Yulia no dudo, hecho a correr… Adentrándose de nuevo a las llamas.
Un humo negro y espeso la envolvió mientras los ojos le ardían y sus pulmones estaban obstruidos; apena se podía respirar. Se coloco la manga de la chaqueta en la nariz y se agacho intentando avanzar por debajo de la oscura niebla. La sirvienta que la anciana aún estaba dentro de la casa atrapados tal vez en un dormitorio.
Yulia llego a la entrada, se volvió y miro hacia las escaleras, el fuego había empezado en el ala oeste y todavía no había alcanzado la parte principal de la casa. Pero la habitación de la Señora Rometch se encontraba en el ala este. Que ardía en llamas. Si seguía allí… Yulia rezo para que la sirvienta estuviera equivocada.
Acumulo todo su coraje y ascendió las escaleras. Había subido solo un par de escalones cuando oyó unos pasos a su espalda. La voz familiar de un hombre la detuvo. –No es necesario que subas. Esa vieja no corre peligro- Yulia miro a Angus Malakov y vio que le estaba apuntando con una pistola.
-No recuerdo haberte invitado a la fiesta- Dijo Yulia con un seco tono de voz mientras Angus indicaba que bajara las escaleras.
-Tenemos que hablar- Angus sonrío –Creo que estaremos mejor en el despacho-
Tras discutir las escaleras. Yulia cruzo el recibidor y se dirigió por el pasillo en la dirección indicada. Malakov seguía apuntándole a las costillas con la pistola.
El despacho se encontraba en el piso inferior de la sala oeste. Yulia vio que la parte de arriba estaba ardiendo y oyó los gritos de los sirvientes que trabajaban fuera de la casa lanzando agua al fuego. Angus se dirigía hacia la puerta del despacho. Yulia lo abrió y entro. El fuego empezaba a prender allí. Las cortinas ardían y una pequeña porción de la alfombra ya se había curvado. Yulia podía notar el calor, tosió por el humo que se colaba por las paredes y que subía hacia el techo. Angus Sonrío –No tienes idea del tiempo que llevo esperando esto-
Yulia se mostró furiosa -¡OH creo que si! La última vez tus hombres no pudieron matarme. Tardaste tanto en intentarlo nuevamente. Si quieres que las cosas salgan bien, hazlas tu mismo ¿No es eso?-
-Exacto- EL hombre ajusto el dedo al gatillo de la pistola –Un historia muy triste. Yulia Volkova muerta en un terrible incendio que destrozo su mansión. Al intentar salvar a su querida empleada. Irónicamente la anciana estaba a salvo-
Yulia examino la pistola. Si pudiera acercarse un poco más podría bloquearla. Yulia se aproximo un poco. Angus no pareció darse cuenta y Yulia avanzo aun un poco más. Yulia sintió que se tenso y se preparo para el asalto. Entonces se abrió la puerta y entro Anastacia. Yulia hizo un esfuerzo por tranquilizarse. La recién llegada sonrío a Malakov y Yulia sintió que todo daba vueltas a su alrededor.
-Bienvenida mi querida Yulia. Ya que no has querido morir tranquila en tu dormitorio, te hemos estado esperando-
Yulia negó con la cabeza –**** sea tenia la esperanza que esto no fuera obra tuya-
Anastacia le dedico su peor sonrisa triunfante -¿Cómo querías que no lo fuera? Me quitaste lo que Oleg me había prometido, luego me enamoraste y me dejaste. Tenia que hacer algo-
-Mi padre te prometió cosas solo para acostarse contigo, y yo jamás te prometí nada ¿Cómo no lo entiendes?-
-Tuve… tuve la esperanza de tener la fortuna contigo, pero tu te casaste con esa imbecil-
Anastacia miro a Angus –Creo que ya hemos esperado suficiente. Que te diviertas querido-
La sonrisa de Angus y su mano alrededor de la pistola hicieron temblar a Yulia. Las llamas rugieron. Algo pesado cayó al suelo desde el techo. Angus tenso el dedo en el gatillo y Yulia la embistió.
La pistola se disparo en el mismo instante en que Yulia choco contra el cuerpo de Angus. El disparo resonó por toda la habitación al tiempo que los dos caían al suelo. Yulia noto un fuerte dolor en el costado y se dio un fuerte golpe en la cabeza con un esquina del escritorio. Intento sobreponerse al aturdimiento. Luego el mundo empezó a desaparecer a su alrededor y la oscuridad se apodero de ella hasta arrastrarla a un estado de inconciencia.
Sin mayor esfuerzo, Angus logro salir de debajo del pequeño cuerpo de Yulia y se puso en pie. Con un pañuelo bajo la nariz Angus tosió; el humo empezaba a ser espeso en el interior de aquella habitación. -Ahora tú y yo podemos casarnos-
Angus le tendió la mano a Anastacia, pero esta se aparto de él. Malakov comprobó por primera vez que la mujer llevaba una pequeña pistola oculta entre los pliegues de la falda. Ella levanto el arma y apunto a Angus en el pecho. -¿*Que demonios estas haciendo?-
-Los hombres son todos unos idiotas asquerosos. Y tú, Angus, eres más idiota incluso d e lo que pensaba. ¿Llegaste a creer que me casaría contigo?- Anastacia se hecho a reír -¿Realmente imaginaste que disfrutaba de las cosas que te he dejado hacerme? No tengo ninguna intención de casarme contigo-
Angus estaba perplejo –No puedo pensar lo que estas diciendo-
-¿Qué no puedo? Eres igual al viejo Oleg y que todos los hombres a los que he conocido; Siempre intentando conseguir los favores de una mujer y pensando únicamente en ustedes-
-Eres una puta mentirosa…- Angus dio un paso hacia ella, pero la mano de Anastacia se tenso alrededor de la pistola, haciendo que Angus se frenara en seco.
-Yulia era diferente a Oleg, pero me robo lo que me correspondía. Gracias Angus por haberme facilitado todo esto… A propósito ¿Qué se siente que tres mujeres a Yulia en vez de a ti?... supongo que tu padre quisiera unir su compañía con las empresas Volk, te dejaba sin herencia-
Angus avanzo furioso y Anastacia apretó el gatillo. El hombre se mantuvo en pie un segundo, con los ojos llenos de asombro e incredulidad. Luego puso los ojos blancos y cayo al suelo con la boca abierta.
Anastacia hecho un vistazo a su alrededor y observo las llamas del techo. Tenia que salir de allí, Varios pedazos de madera quemada caían sobre la alfombra a pocos metros de ella. El humo y las llamas inundaron la habitación. Tosió y se agacho para evitar el espeso humo. Echo un ultimo vistazo a las dos personas que yacían en el suelo se acerco a Yulia le beso la frente. Sonrío. Luego se volvió y salio de allí.
Entre la conciencia y la inconciencia Yulia gimió al oír la puerta que se cerraba. Le daba vueltas la cabeza. Le salía sangre de la pierna. Le dolía el costado, le abrazaba como si le hubieran picado mil avispas. Tosía y se sintió mareada, se llevo la mano a un costado y noto la sangre pegajosa. No estaba segura de estar malherida. Pero el humo era demasiado y lentamente volvió a perder el conocimiento.
Las llamas crecían y se alzaban en medio de aquella oscura noche. Lena estaba muy preocupada por Yulia. Veía salir al servicio, pero no había rastro de ella y la Señora Rometch estaba segura con Arthur.
Miro hacia la casa en llamas, y se dirigió allí a toda prisa. Abrió la puerta y entro. El humo era tan espeso que resultaba muy difícil respirar. El fuego avanzaba por el ala oeste. La casa entera no tardaría en arder por completo. –Yulia- Lena corrió a las escaleras –Yulia ¿me oyes?- Subió las escaleras a toda prisa. Hacia el ala este, pero las llamas le obstruyeron el camino. “Escaleras de servicio” Se dio la vuelta en esa dirección y empezó a correr –Yulia- Grito Lena pero la única respuesta que obtenía era el rugido de las llamas y explosión de cristales. Las llamas le bloqueaban el camino a cada instante, hasta que le pareció ver algo en el despacho. Allí vio a Yulia en el suelo envuelta en sangre y más allá a Angus. A toda velocidad comprobó el pulso se ambos. El hombre no tenia pulso alguno, peor Yulia, aunque débil, su corazón aun latía –Gracias Dios mío- Susurro con ternura. Debía sacarla de allí.
Con esfuerzo coloco el brazo derecho de la morena sobre sus hombros y la copio por la cintura. Empezaba a avanzar lentamente. Su mano podía sentir la calida sangre del costado de Yulia. Mientras más avanzaba tosía desesperada por inhalar un poco de aire puro. Muy nerviosa miro hacia arriba, en el instante mismo que una viga ardiendo en llamas caía sobre ambas. Por instinto cubrió a Yulia con su propio cuerpo y la pesada viga dio en su espalda. EL fuerte golpe y las llamas le quitaban el aire, pero no habían tocado a Yulia. Con sumo cuidado logro salir de debajo del pesado trazo de madera. Le escocia, seguramente tenia quemaduras. Volvió a poner a la inconciente morena en su hombro y la tomo por la cintura. El humo cada vez se ponía mas espeso. Y las llamas aumentaban constantemente. Su mirada se nublo, pero alcanzo a distinguir una salida, y aumento el paso. Empezaba a sentirse mareada. La ultima cosa que recordaría seria la voz d e la Señora Rometch, preocupada gritando su nombre y mano de Yulia sujeta a la suya.
Yulia con los ojos llenos de lágrimas y la camisa y los pantalones ensangrentados, se dirigió hacia Lena, que yacía tumbada junto a ella en el césped.
-¡mi niña Dios mío!- Gritaba la Señora Rometch, mientras el nudo que Yulia tenia en el estomago se convertía en puro terror. Estaba herida. Se había quemado ¿estaba viva?.
Con la boca seca, Yulia se arrodillo a su lado. Su rostro palideció y apretó los dientes. Cuando oyó su leve respiración supo que Lena seguí con vida -¡Todavía respira! Llamen una ambulancia, ¡pero dense prisa!- Yulia prosiguió el examen de posibles quemaduras. Cuando se fijo en su espalda, vio unas feas quemaduras y heridas. Lo recordaba. Lena la había protegido.
Yulia tenia heridas al costado ye n la pierna, pero apenas sentía el dolor. Su preocupación por Lena lo ocupaba todo. Lena seguía inconciente. La morena tomo nuevamente y le hablo una y otra vez en un tono suave –Lena amor mío…Por favor…- Se le formo un nudo en la garganta. Tal vez Lena tenia heridas internas, tal vez se debatía entre la vida y la muerte –Lena por favor despierta te necesito- Le susurro –Por favor no me dejes- Yulia cogió su mano helada y acaricio sus finos dedos presionando su boca contra ellos –Te amo. Te amo demasiado- Yulia se sentó con la cabeza ladeada y con los ojos llenos de lagrimas rezando en silencio. Como deseaba ahora haberle dicho lo que sintió por ello
-¿Yulia?- Lena hablo con un tono de voz mas profundo de lo habitual. Cuando Yulia abrió los ojos, vio que Lena se incorporaba para abrazarla.
Lena coloco una mano en su mejilla –Estaba tan asustada… tenia tanto miedo de que hubieras muerto-
-Demonios Lena no debiste entrar allí-
Lena negó con un movimiento de cabeza –Te lo debía… a ti Yulia y a Cerveros… Recuerdas… -
Yulia se asombro. Sus suposiciones eran correctas, todas las coincidencias que habían eran reales, Lena fue Alkyon, su querida niña pelirroja. Además estaba a salvo y era suya, como muchas veces soñó. La morena se agacho sobre Lena, suavemente de dio un beso en los labios y después en el cuello –Te amo Lena- Dijo –Te amo tanto-
Yulia noto como Lena se estremecía. Una lágrima rodó por su mejilla –Te he oído antes, tenia miedo de creer lo que estaba oyendo. Tenia miedo que no lo dijeras enserio-
La morena acaricio el rostro de Lena con un dedo –Lo digo enserio. Jamás había estado tan segura de nada. Te amo. Hace mucho tiempo que te amo mi preciosa Alkyon-
-¡OH Yulia! Te amo tanto… jamás he dejado de amarte, lo he intentado pero no pude-
Yulia sintió alegría y alivio al mismo tiempo. Se pregunto como era posible que una mujer como ella fuera tan afortunada.
-Señora llego la ambulancia- Interrumpió Arthur
Dos paramédicos, se acercaron a toda prisa con una camilla de ruedas –Buenas tardes, Señora su mayordomo nos ha informado lo que paso, otra ambulancia esta en camino, permítanos atender a la persona mas grave- Dijo uno de los paramédicos, un hombre moreno no muy alto y muy fornido.
-Por favor atiéndala a ella, yo puedo esperar a la otra ambulancia- Dijo Yulia
Lena se giro y Yulia la abrazo protectoramente –Estarás bien-
Lena sujeto el rostro de Yulia entre sus manos –Estoy bien. Desde que se que me amas, me encuentro mejor que nunca-
Yulia inclino la cabeza hacia delante y la beso. Estaba ensangrentada y adolorida, pero tenia a Lena y sabia que se encontraba bien. Todo era perfecto.
Los dos paramédicos ayudaron a Lena a subirse a la camilla, la cubrieron con una frazada y la llevaron a la ambulancia.
Yulia vio como se alejaba Lena e intento ponerse en pie, Pero el dolor de sus heridas comenzó a invadirla, pero a pesar de eso se puso en pie.
-Cariño ¿Aun viva?- Escucho la voz de Anastacia detrás de ella –Tu mujercita te salvo, es toda una heroína- Dijo La mujer sarcásticamente –Pero lastima que sus esfuerzos no valieron la pena- Apunto a Yulia con la pequeña pistola y jalo el gatillo.
Nadie, ni Yulia ni Anastacia, supieron como en segundos, la Señora Rometch se interpuso en el camino de la bala. La anciana yacía en el piso con una mancha roja en su pecho y pequeñas convulsiones se apoderaron de su cuerpo.
Anastacia era sujetada por dos hombres del servicio, que la redujeron en pocos instantes luego del disparo, sin darle oportunidad de hacerlo de nuevo. Yulia por su parte estaba de rodillas junto a la Señora Rometch, sujetando su mano y sin poder hacer nada.
“Anastacia Popóvich, Una de las mas prestigiosas diseñadoras en mundo d e la moda, Fue condenada a cadena perpetua, por el doble asesinato de Angus Malakov, hijo del prestigioso Empresario Víctor Malakov, y Ilya Rometch.
También fue imputada por el intento de asesinato de la Prestigiosa empresaria Yulia Volkova y ser la provocadora del incendio de su mansión.
Fuentes cercanas, apuntan que la Señorita Popóvich, confabulo junto con el joven Malakov, pero todos estos rumores no tiene fundamento alguno, según la policía…”
Para consternación de Lena su precipitada boda no había ocupado páginas en las revistas de farándula. La psicosis de una diseñadora de prestigio era más excitante para los lectores que la boda de dos mujeres. Los abogados de Yulia y sus influencias se encargaron de que su boda no saliera a la luz.
Aunque Yulia no era una erudita, poseía una combinación de inteligencia e instintos que asombraba a Lena. El tremendo peso de las preocupaciones que acarreaba su imperio empresarial habría aplastado a una mujer más débil, sin embargo Yulia las manejaba con una serena y relajada postura.
Por lo visto el abanico de sus intereses no conocía límites, y compartía sus muchos entusiasmos con Lena, abriendo su mente a ideas que a ella no se le habían ocurrido jamás. Para sorpresa de Lena, la morena hablaba con ella de negocios, y la trataba como su igual, más que una mera esposa. La trataba con una mezcla de indulgencia y respeto. La animaba a que se expresara con libertad, ponía en cuestión sus opiniones cuando no estaba de acuerdo con ellas, y cuando estaba equivocada lo reconocía abiertamente. La instaba a ser audaz y aventurera, y con dicho propósito la llevaba a todas partes: Bares, exposiciones de arte, eventos deportivos, incluso a reuniones de negocios.
Todos los días, Lena reservaba un rato por las mañanas para escribir en una espaciosa habitación de la reconstruida mansión Volkov, que había sido decorada para su uso. Las paredes estaban forradas de inmensas estanterías de caoba y de los espacios vacíos que los separaban colgaban grabados enmarcados.
Por las noches s Yulia solía gustarle organizar cenas, por que había una horda interminable de personas que requerían su favor: Políticos, artistas, comerciantes, incluso aristócratas. Lena se sorprendió cuando reparo en la gran influencia que poseía su esposa. La gente la trataba con prudente cordialidad, pues sabían que podía inclinar la opinión del público acerca de cualquier tema que llamara su atención. Las invitaban a todas partes, desde cenas y fiestas en barcos, hasta simples almuerzos y rara vez se las veía por separado en compañía ajena.
Los apetitos de Yulia se extendían en el dormitorio, donde la intimidad que compartían era tan salvaje, impetuosa e imaginativa, que a veces, Lena temía no ser capaz de mirar a Yulia a la cara a la luz del día.
La morena no le permitía reservarse nada, ni en plano físico ni en el emocional, y ella nunca se sentía cómoda del todo al verse tan expuesta. Ella daba, tomaba y exigía hasta un punto que parecía que Lena ya no se pertenecía a si misma. Yulia le enseño cosas que jamás pensó conocer. Era la clase de esposa que ella no imaginaba necesitar hasta que la tuvo consigo: Una mujer que la sacudía para evitar que fuese autocomplaciente o que le frenasen las inhibiciones. Una mujer que la hacia retozar y jugar hasta perder toda la amargura acumulada…
Para el primer aniversario de su boda, Yulia lo celebro comprando para Lena un collar de ópalo y diamantes con pendientes en juego, un conjunto tan ridículamente opulento que ella no pudo evitar protestar entre risas al verlo –No puedo lucir una cosa así- Le dijo Lena a la morena sentada desnuda en la cama, sujetando las sabanas contra su cuerpo.
Yulia fue hasta ella con el collar en la mano –Claro que puedes- Se sentó en la cama detrás de Lena, aparto el cabello rizado y cobrizo hacia un hombre. Cuando abrocho el pesado collar alrededor de su cuello, ella dejo escapar una exclamación ahogada al palpar la frialdad de las piernas en contraste con su piel tibia, tras una noche de sueño. Yulia le beso el hombro desnudo y le entrego un espejo de mano -¿Te gusta?- le pregunto –Lo cambiaremos por otro diseño, si lo prefieres-
-Es un collar magnifico- Dijo Lena sin emoción –Pero no resulta apropiado para alguien como yo-
-¿Por qué no?-
-Por que yo se muy bien cuales son mis limitaciones, es como si ataras una pluma de pavo real a una paloma- De mala gana se llevo las manos a la nuca y trato de desabrochar la joya –Eres muy generosa pero esto no es…-
-Limitaciones- Repitió Yulia con un bufido de burla. La copio de las manos y la empujo contra el colchón. Se ardiente mirada azul recorrió su cuerpo desnudo, deteniéndose en la extensión de sus pechos. La expresión de su cara estaba bañada de deseo y adoración cuando bajo la cabeza para besar a Lena en la garganta, aventurándose con la lengua dentro de los pequeños espacio que separaban los diamantes y los ópalos redondos -¿Por qué no puedes verte a ti misma como te veo yo?-
-Basta- Dijo Lena retorciéndose al notar el cuerpo de Yulia sobre el suyo –No seas tonta Yulia-
-Eres hermosa- Insistió, sujetando los muslos de la pelirroja con sus piernas –Y no pienso permitir que abandones esta cama hasta que lo admitas-
-Yulia- Gimió ella poniendo los ojos blancos
-Repite conmigo “Soy hermosa”-
Lena apoyo las manos en sus hombros y empujo, entonces la morena la agarro de las muñecas y se las estiro por encima de la cabeza. Aquel movimiento hizo que s e le elevaran los pechos, al tiempo que la joya tomaba la temperatura de su piel. Lena sintió como se sonrojaba pero se obligo a ver a Yulia a los ojos –Soy hermosa- Dijo en el tono que utilizaría para dar la razón a un loco –Ya esta ¿Puedes soltarme?-
Pero los dientes de Yulia resplandecieron en una sonrisa –Enseguida te soltare, Señora- Se inclino sobre ella hasta casi tocar los labios de Lena con los suyos –Repítelo- Susurro junto a su boca.
Ella hizo fuerza con las muñecas aprisionadas y fingió que forcejeaba para librarse. Yulia le permitió que se retorciera debajo de ella hasta que las sabanas fueron apartadas a patadas y la pelvis desnuda de ambas quedaron en íntimo contacto.
Respiro con dificultad, separo las rodillas y se abrió para Yulia. La morena la beso en los senos, una caricia caliente y húmeda de su boca –Dímelo- Musito –Dímelo-
Lena se rindió con un gemido, demasiado inflamable para preocuparse por lo tonta que pudiera parecer –Soy hermosa- Dijo con los dientes apretados –OH, Yulia…-
-Lo bastante hermosa para lucir el collar que te regalo tu amada esposa por su aniversario-
-Si, si OH, Dios…-
Entonces Yulia deslizo sus dedos en su interior, haciéndola gemir y provocando que su cuerpo se cimbreara de placer. Lena se aferro a ella con los brazos y las piernas y alzo las caderas con urgencia para acomodarse a cada movimiento de los dedos de Yulia. Observo fijamente el rostro que pendía sobre ella. Yulia tenía los ojos entrecerrados, convertidos en dos rendijas de intenso azul. Una de sus manos cubría el lado de la cabeza de Lena con suavidad. Continúo haciéndole el amor hasta que la pelirroja alcanzo el orgasmo con un gemido. Yulia sonrío maliciosa –Eso te enseñara a no rechazar mis regalos- Se movió hacia un costado y arrastro a Lena consigo.
-Si Señora- Murmuro la pelirroja con fingida sumisión y Yulia respondió sonriendo dándole una palmadita de aprobación en las nalgas.
Algunos días mas tarde, Lena se encontraba en la conferencia de prensa oficial por el lanzamiento de su última novela. Esta se realizo principalmente por la gran cantidad de libros vendidos en pocos días. Y su nueva fama como esposa de la dueña del imperio Volk.
-Señora Katina por favor ¿A quien va dedicado este libro?- Pregunto un joven castaño, con anteojos en la tercera fila de los periodistas.
-A dos personas, en primer lugar a mi esposa, ella ha sido mi pilar por muchos años, y además le debía un regalo de aniversario… y en segundo lugar a una mujer que fue un gran apoyo en momentos muy importantes para mi, Ilya Rometch, que aunque no este con nosotros se que siempre vela por mi y por Yulia-
Los periodistas volvieron a levantar sus manos para ser el elegido en preguntar. Lena Eligio a un joven del fondo -¿Por qué el titulo del libro? Señora Katina- Dijo la joven leyendo su pequeña libreta.
-Por que “Un pacto con el sucesor del diablo” complicada pregunta… Pero creo que puedo contestarla- Dijo Lena sonriente – La primera impresión del co- protagonista, es que es una persona detestable, engreída, malvada, cruel, y despiadada, en conjunto un demonio. Pero mientras se avanza el lector puede darse cuenta que el sucesor del diablo no tiene por que ser igual a Satanás-
Lena alzo la vista y sonrío. Yulia estaba al final del salón apoyada en una columna de concreto. Sonriente y hermosa, esperaba a su esposa para celebrar su éxito. Lena sabía que su esposa la amaba y la apoyaba en todo. Quizás fuera el mismo demonio para algunos, pero para ella era su inspiración diaria, el amor, su amiga, su energética amante y Cerveros…
“… Dar ceann-vidhe sinn cómhla gradh…”
La frase en escoses que Yulia le dedico en su cumpleaños la noche en que se conocieron
“Nuestro destino es estar juntas”
Fin…

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2018 ⏰

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