un pacto con el sucesor del diablo

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UN PATO CON EL SUCESOR DEL DIABLO
Capitulo  21

Reencuentro

Todos lo descubierto el día anterior, la había motivado a ir a la oficina de Yulia, tal vez no quisiera hablarle, pero necesitaba verla.
-Buenos días Sasha, ¿Esta la Señorita Volkova?-
-Señorita Katina, gracias a Dios que es usted- Dijo aliviada la muchacha –Tal vez a usted no le grite-
-¿No me grite quien?, ¿Qué sucede Sasha?-
-Señorita yo no soy chismosa, pero hace mas o menos un mes. La Señorita ha estado insoportable incluso a…- Pero fue interrumpida por un grito del intercomunicador.”!!Sasha que diablos ocurre con mi café!!”
-¿Esa es Yulia?- Pregunto Lena con un dejo de molestia.
-Por lastima, disculpe le iré a dejar el café- La muchacha tomo la pequeña bandeja, pero Lena la detuvo.
-Espera Sasha, yo la llevo, tu encárgate que nadie nos moleste- Se dirigió a la oficina y antes de entrar le guiño el ojo a la secretaria.
Mientras giraba l pomo de la puerta, un fuerte olor a vodka y tabaco inundo el aire. La oficina se veía lúgubre, todo estaba desordenado; papeles, libros, botellas y ceniceros. Al final detrás del gran escritorio, el sillón de cuero que ocupaba Yulia estaba de espaldas.
-Sasha tardaste mucho- Dijo con vos grave la morena –Alcánzame un cenicero este ya esta lleno-
Lena se acerco al escritorio, dejo la bandeja sobre este. Lo rodeo y quedo al lado de Yulia. La morena no sintió su presencia pues su atención estaba fija en la nada. Murmuraba palabras incomprensibles. Escoses tal vez pensó Lena, hasta que pudo distinguir dos palabras que conocía muy bien “Ruaidh Cailag”.
Por un impulso incomprensible, acabo con la distancia que la separaba de Yulia, tomo el sillón del respaldo lo giro hacia así y son dudarlo la beso. Un beso guiado por Lena, suave, sincero, dulce. En un momento se separo y acaricio sus labios con la lengua, saboreando cada roce, y cada sensación, para volver a besarla, pero esta vez con toda la necesidad que tenía hacia ella.
Sus manos abrazaron a la morena con fuerza, juntando sus cuerpos, formando una armonía perfecta. Yulia la tomo de la cintura y acariciaba su espalda dulcemente, trazando figuras con sus dedos. No deseaban separarse, pero la necesidad de respirar era urgente.
-Lena ¿Por qué estas aquí?- Dijo agitadamente Yulia -¿Y por que me besaste?-
La pelirroja la miro con ternura, alzo la mano y acaricio su rostro –Tienes marcas de mal dormir- acaricio sus labios –Pero tu boca es tan dulce como la recordaba- Una sonrisa coqueta acompaño este comentario.
-No me hagas esto Lena, nosotras ya habíamos dejado claras las cosas- Inquirió la morena un tanto sonrojada.
-No Yulia, tu dejaste las cosas claras, es mi turno de hablar- Respondió rápidamente Lena sentándose en el sofá de cuero que había en la oficina. –Tú decidiste que no nos volviéramos a ver-
-Lena es lo mejor para ambas, ya te lo explique- Dijo Yulia con un poco de nostalgia.
-¡Me niego rotundamente!- Exclamo la pelirroja, alzando la voz –No puedes saber que es bueno o malo para mí-
-Tal vez no pueda saberlo, pero se que no soy buena para ti- Dijo Yulia.
-No podemos saberlo hasta comprobarlo- Respondió Lena –Yo te extrañaba mucho, deseaba verte, no. Necesitaba verte. He pensado en ti todo este tiempo, no te he podido sacar de mi cabeza-
Yulia no pudo responder, ella tampoco había podido sacar a Lena de su cabeza, cuando la dejo en su departamento luego del viaje, había pensado que seria fácil olvidarla y encontrar alguien que calentara su cama, pero no había podido, cada mujer que veía sin darse cuenta la comparaba con Lena. Cada sueño que tenía estaba relacionado con ella, cada pensamiento, cada cosa que veía le traía algún recuerdo. La extrañaba, la necesitaba.
-Yo…- Suspiro –Yo quiero seguir como estábamos, Quiero estar contigo Yulia- Lena se levanto del sofá y se acerco a Yulia.
-Lena no… por favor- Yulia acerco sus manos a su rostro, y la puso en su frente –No puedo ante ti, no puedo contra ti-
Cuando Lena llego junto a ella, alzo el rostro de la morena con su mano y con mucha seguridad dijo –Esto lo he decidido yo Yulia, y asumiré las consecuencias- Se acerco un poco mas –Además aun debo pagar mi deuda, no lo olvides-
Se dio por vencida, Yulia había sido derrotada por Lena y por la necesidad que sentía por ella. Tenerla enfrente admitiendo que quería estar con ella, había debilitado cualquier defensa que tuviera. Sonrío y agrego –Me has derrotado Señorita Katina, tu ganas-
-Ya lo sabia- Dijo victoriosa Lena, Con un ligero movimiento, se sentó en el regazo de la morena, y la abrazo –Abrázame Yulia-
-Como usted ordene Señorita Katina- Dijo en tono burlón La morena. –Sus deseos son órdenes-
-Tengo muchos deseos- Respondió coquetamente Lena, mientras acariciaba el cuello de la morena con su dedo –Solo que ahora, quiero disfrutar el momento-
-¿Puedo preguntarte algo?- Dijo Yulia de repente.
-Claro ¿Que ocurre?-
-¿Por que decidiste venir a verme?- Dijo Yulia en tono serio.
-¿Acaso importa?-
-Por lo menos a mi si-
Lena bajo un poco la cabeza –Mis razones son poderosas, pero no puedo decírtelas aún- Se acurruco un poco mas hacia Yulia y agrego –Solo entiéndeme, y deja que este preparada para decírtelas-
Yulia la abrazo con fuerza, beso su cabeza y le susurro, -Se que serán buenas razones mi hada, confío en ti-
-Gracias- Alzo la cabeza y recibió un dulce beso de la morena -¿Sabes? Eres un colchón muy blandito-
Lena se irguió un poco, y acerco su rostro al de Yulia, no la beso, ni Yulia trato de hacerlo, solo querían verse a los ojos, ver mas allá de lo corporal, sentirse, conocerse, admirarse. La morena alzo una mano y acaricio el cabello de Lena, cojio un mechón de su cabello y lo beso, para agregar –Mi hada, eres lo más mágico que he conocido-
Lena sonrío abiertamente, pero no hizo nada. Por su lado Yulia continuo –Los duendes conservan lo mas preciado en un escondite al final de los arco iris- Soltó el mechón de cabello, y acaricio su mejilla, luego sus labios, Paso su dedo índice con el arco que formaba su nariz, luego volvió a sus labios para finalmente agregar -¿Quieres ser mi tesoro al final del arco iris?-
Lena se irguió completamente y unió su frente con la Yulia, la miro directamente a los ojos, y percibió un hermosos sentimiento por parte d e la morena, pero que no era capas de expresar abiertamente, la abrazo y con un ligero susurro –No soy una olla d e oro- Suspiro -¿Te quedas conmigo?-
-Soy el diablo Lena- Respondió Yulia.
-Entonces dame la bienvenida al infierno- Volvió su cara a Yulia y la beso. Sentía que debía decirle que era Alkyon, que ella era su Cerbero, pero no arruinaría el momento ya habría otra oportunidad, ahora solo debía disfrutar.
Disfrutar que el diablo había vuelto a ser un ángel.
Decisiones difíciles
Yulia se aliso el cabello y se lo aparto de la frente. Estaba ansiosa por encontrarse con Lena. Quería hacerle el amor, quería reírse con ella, hablar de cualquier cosa, acariciarla sin razón. Suspiro. Deseaba estar con ella, deseaba que las horas pasaran deprisa para reunirse con ella. Deseaba que las cosas se desarrollaran tal como lo habían hecho hasta ahora.
Aunque sabia que teniendo en cuenta el tipo de mujer que era; jamás podría ser.
Pasaron los días. Lena estaba examinando las últimas hojas de su nuevo escrito. Estar con Yulia la llenaba de ideas, aunque la morena no le hubiese confesado algún sentimiento mas que pura atracción física, no perdía la esperanza que pudiera sentir lo que ella sentía.
Lena deposito la pluma junto a las hojas y se reclino en la silla tras el escritorio del despacho de Yulia. Se sentía orgullosa y agradecida que la morena la dejara escribir allí, en especial por las mañanas. Le alegraba comprobar que Yulia confiaba en ella.
Se desespereso ligeramente sobre la resistente silla y en aquel preciso instante sonó su celular. Lena alzo la vista y miro la pantalla, vio que era un número desconocido. Contesto sigilosa. -¿Bueno?- Se levanto y rodeo el escritorio
-Querida Lena, soy yo Angus Malakov- Dijo una voz masculina.
-Angus que gusto, ¿En que puedo ayudarte?-
-Querida debo hablar contigo, es sobre Yulia. Tengo que verte- Respondió con urgencia el hombre.
-¿Qué pasa con Yulia Angus?- Interrogo Lena –¿No puedes decírmelo por teléfono?-
-No Lena, Te lo contare todo, pero tengo que verte. Encontrémonos en el invernadero de la casa Volkova a las 10 en punto de la noche te lo ruego, no me decepciones- Rogó
-Muy bien estaré allí- Respondió Lena insegura.
-Gracias querida, entonces nos vemos en la noche, cuídate adiós- y colgó.
Que querría contarle Angus. No estaba segura de cómo sabia Angus sobre el encuentro semanal de Yulia con los inversionistas de la editorial, pero era una reunión que Yulia jamás se perdía. Además la morena no regresaba nunca hasta pasada la media noche.
Yulia se había marchado y tal vez era mejor así. De este modo, Lena podría hablar tranquilamente con Angus. Lena suspiro, estaba decidida a no pensar en el encuentro de esa noche, así que se sentó de nuevo tras el escritorio para continuar escribiendo.
La calida luz del medio día entraba por las ventanas de la casa de Nicolaj Kirkorov. Este beso a la voluminosa chica a la que había acompañado escaleras abajo y que ahora se disponía a marcharse.
Nicolaj se agacho y le dijo una suave palmada en el trasero –Pórtate bien Tania, vete a casa. Hoy me has dejado muerto. Si se repite a menudo no creo que me recupere-
Tania Peshkova, la resiente viuda y dueña del imperio mas importante en exportaciones de vajilla en Rusia, se hecho a reír. –Tienes la fuerza de un toro Nicolaj. Supongo que no te hartaras de mi-
-¿Quien podría hartarse de ti querida?, Tus pechos son como dos melones maduros, tu boca como un guante de terciopelo y tu…-
Alguien llamo a la puerta y la conversación se vio interrumpida. Miro por la mirilla de la puerta. Se sorprendió al comprobar que se trataba de Yulia Volkova, que permanecía junto a la puerta. Nicolaj parecía preocupado. Era muy temprano para una visita de cortesía. No debían encontrarse para hablar de negocios hasta la noche.
Fuera lo que fuese que Yulia quería decirle, tenía que ser algo muy importante.
Nicolaj se volvió hacia Tania y le dedico una sonrisa. Su cabellera era negra y muy rizada y lucia la misma ropa que la noche anterior, aunque algo arrugadas después de haberlas dejado toda la noche en el suelo.
-A menos que quieras cruzarte con mi amiga la Señorita Volkova, te aconsejaría salgas por atrás. Le diré al chofer que te recoja en el callejón-
No es que Yulia hubiera dicho nada al encontrarla en compañía de Nicolaj a aquellas horas de la mañana. No era eso lo que le preocupaba a Nicolaj sino, la sensibilidad de la mujer.
-Tal ves volvamos a vernos esta semana- Sugirió Tania mientras le daba un último y rápido beso en la mejilla a Nicolaj. Al ver que el hombre no se mostraba indiferente y que tan solo asentía con un burdo movimiento de cabeza, la mujer se apresuro a marchar lanzándole una sombría mirada.
Yulia volvió a llamar y Nicolaj abrió la puerta. –Ciento haberte hecho esperar- Dijo –Me estaba despidiendo de una amiga…-
Yulia alzo una ceja cuando Nicolaj pasó junto a ella para darle instrucciones a un chofer. Luego volvió a entrar y cerro la puerta –Creí que teníamos que encontrarnos esta noche- Le dijo a Yulia mientras caminaban por el pasillo. Nicolaj no iba apropiadamente vestido, pues se había puesto los pantalones de cualquier modo he iba descalzo y llevaba la camisa arrugada y sin abrochar-
-El encuentro de hoy no se ha cancelado- Confirmo Yulia con incomoda mirada –No he venido a hablar de negocios, he venido por algo personal. Quería que me aconsejaras-
-¡AH! Entonces se trata de una mujer- Por primera vez Yulia se fijo en la desaliñada ropa de Nicolaj
-Una cosa es evidente, eres un experto en la materia, espero que esta fuera mayor que la última vez-
-Nicolaj se mostró horrorizado –Yo no sabia que la chica tenia 15 años. Aparentaba unos 20. Además no era virgen- Sonrío y abrió la puerta de su despacho –Esta es viuda, por si eso te tranquiliza. Una viuda deliciosa-
Yulia sonrío. Siguió a Nicolaj hasta el interior del pequeño despacho y ambos se sentaron en el escritorio. La cocinera, una mujer de cabello cano, apareció con el desayuno.
Nicolaj se recostó en la silla hasta apoyarla contra la pared y tomo un sorbo de su taza de café –Muy bien ¿Qué es tan importante que no podía esperar hasta esta noche?-
-Estoy pensando en tener una relación seria un compromiso formal- Espero Yulia y la silla de Nicolaj cayo al suelo.
-¿Compromiso? ¿Tu? Pensaba que no querías amararte-
-No quería, no quiero- Yulia suspiro –No quería hasta hace unos días. Pero me ha dado por pensar en ello. ¿Crees que una mujer como yo puede pensar en comprometerse y ser feliz?-
Nicolaj la examino –La palabra feliz no suele formar parte de tu vocabulario- Dijo pensando en los últimos años que había pasado junto a su amiga –Sueles pensar en provechoso, beneficioso. Pero si me estas hablando de Lena, tal vez sea posible ¿Por qué quieres formalizar? Te esta amenazando o algo por el estilo-
-Ella jamás haría algo así, de hecho no creo que Lena haya pensado jamás en formalizar nada-
-Se ha convertido en tu amante. Eso es lo que querías ¿Por qué no sigues así?-
Yulia negó con la cabeza –Po que no es suficiente. No se como explicártelo, lo que sucede es que cada vez que la miro, veo una diosa en su interior y no quiero echarla a perder. Quiero que la luz en su interior siga brillando como hasta ahora- Los dedos de Yulia agarraron fuertemente  la taza de café, pero no bebió –Se el riesgo que ella tendría que asumir. Dios sabe que tal vez yo sea una mujer horrible en pareja.
Nicolaj no dijo nada ¿Era la mejor decisión que su amiga podía tomar? Yulia tal vez creyera que no era capas de amarla, pero Nicolaj consideraba que su amiga ya estaba enamorada de Lena.
-Si continuamos así- Prosiguió Yulia – hay grandes probabilidades que Lena tarde o temprano pierda su reputación. No creo que Lena sepa lo que eso significa, pero yo si- Yulia miro a Nicolaj –Tú lo sabes-
Era cierto. Y Nicolaj pensó que si a Yulia le importaba aquella mujer, aunque solo fuera un poco, evitaría hacerla sufrir y acabar con su reputación.
-No creo que necesites ningún consejo- Dijo finalmente Nicolaj –Creo que has tomado una buena decisión- Nicolaj sonrío y le extendió la mano –Felicidades Cerbero-
Yulia acepto el apretón de manos y le dedico una amplia sonrisa que Nicolaj pocas veces había visto en ella. Parecía muy aliviada incluso contenta.
Yulia se puso de pie – Será mejor que me marche, quiero que todo sea perfecto cuando se lo proponga-
-Te veré esta noche en la junta- Dijo Nicolaj al despedirse de ella, mientras Yulia se dirigía a la puerta.
-Allí estaré-
Había cierta ligereza en su tono de voz que no había mostrado cuando había llegado y Nicolaj sonrío. Yulia merecía ser feliz. Dios sabe que jamás lo había sido. Nicolaj esperaba que Lena fuera la mujer que esta destinada a Yulia. Apretó los dientes “Que Dios la ayude si no lo es”
El vendedor de la joyería permanecía tras el mostrador, examinando a la elegante y bella mujer que acababa de entrar, una empresaria de primera clase, a juzgar por su vestimenta.
El vendedor un hombre de no mas de 40 años, de ancha nariz y profunda barbilla, se apresuro a atenderla – Buenas tardes dama, ¿En que puedo atenderla?-
-Me han recomendado esta joyería, me han dicho que trae las mejores y mas finas joyas a Rusia- El hombre sonrío complacido por aquellas palabras
-Mi familia lleva más de 50 años en el negocio-
-Estoy buscando un anillo- Dijo Yulia –Creo que las esmeraldas son la mejor combinación con los ojos de la dama, por supuesto quiero algo elegante, pero no estridente. Algo apropiado como un anillo de compromiso-
El vendedor se mostró horrorizado. No era normal que una mujer viniera por un anillo de compromiso para otra mujer. Yulia pareció percibir eso y agrego –No se preocupe le pagare mas si es necesario, no tiene por que horrorizarse-
El hombre se mostró interesa por la propuesta y busco entre los anillos del escaparate –Este es un anillo de esmeraldas, es un modelo muy elegante pero sin dejar de lado un exquisito toque delicado y femenino-
Mientras Yulia examinaba el anillo, el vendedor la examinaba a ella, Una mujer muy bella, con rasgos hermosos, con un cuerpo delicado.
Yulia tomo el anillo y agrego –Me lo llevo-
-Excelente decisión Señorita. Es el que yo hubiera escogido- El hombre tomo el anillo, lo guardo en una cajita y se lo entrego –Le deseo toda la felicidad del mundo en su próximo enlace, Señorita-
-Gracias- Yulia sonrío, pago y se retiro. Mientras salía de la joyería pensaba si un ángel como Lena aceptaría una proposición así de Lucifer, el ángel caído.
Continuara.....

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