un pacto con el sucesor del diablo

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UN PACTO CON EL SUCESOR DEL DIABLO
Capitulo  11
#ofarrer'k
El demonio también tiene pasado.
“Me alegra mucho encontrarme aquí, esta escuela es muy hermosa y elegante. El siguiente paso para cumplir mi sueño es terminar la escuela: Convertirme en escritora. De todas formas sigo pensando que tal vez no lo consiguió. Las demás chicas son muy refinadas y parecen muy seguras de si mismas, pero yo siempre estoy apunto de decir o hacer algo mas. Las he oído hablar de mí a mis espaldas, pero por norma general no suelen prestarme demasiada atención. Cosa que les agradezco”
El recuerdo de la carta desapareció lentamente. Yulia paseaba arriba y abajo ante la chimenea encendida de su dormitorio. A pesar que había dejado de llover y de que la tormenta parecía haberse alejado, la noche era muy fría y las hojas de los árboles del jardín seguían dejando resbalar algunas gotas que caían sobre la tierra encharcada.
Estaba cansada, agotada por algo que no tenia que ver con la celebración pero si guardaba relación con su desencanto y extraño sensación de decepción que la acompañaba. Eran sentimientos incómodos, puesto que hacia tiempo que había aceptado que la vida no era mas que una larga serie de pequeñas decepciones. Así era como funcionaba el mundo.
Yulia tomo un vaso, se sirvió vodka, y luego se sentó en el sillón frente a su cama, mientras bebía repasaba una y otra vez la escena que había presenciado en la sala. Volvió a enfurecer como lo había hecho antes y agarro con fuerza el vaso que sostenía en la mano.
Su ansiado y planeado encuentro con Elena Katina no fue como ella lo había esperado. Jamás supuso que la encontraría en brazos del mayor vividor de todo Moscú y su peor enemigo: Angus Malakov. Yulia maldijo a la chica por su traición y se felicito en silencio por no haber perdido la calma más de lo necesario.
Tras dejar el vaso a un lado, se dirigió a un mueble de madera y se sirvió más vodka sin dejar de pensar en Lena.
Angus y Yulia habían sido compañeros en las clases de Oxford. Con su buen saber y su poderoso apellido. Angus era un hombre consentido y arrogante, dispuesto a utilizar la considerable mensualidad de la que disponía para cultivar un círculo de amigos aduladores. Era de ese tipo de personas a las que les encanta ridiculizar y aprovechar de las debilidades de los demás.
Siendo niña, Yulia se había encentado a chicos que se burlaban de su condición bastarda utilizando dientes y uñas si era necesario, claro además de alguno que otro método poco ortodoxo para contrarrestar su crueldad. En más de una ocasión le había castigado por pelearse en el patio de la escuela. Al final siempre acababa retirándose y así aprendió o no hacer eso. Aprendió a controlar su ira y su dolor y los reemplazo con un cinismo que alejaba de si a las personas y le servia de escudo ante el mundo.
Supo mantenerse alejada de Angus Malakov y de sus envenenadas palabras, la noche en que Yulia se lo encontró con Charlotte en un bar cerca de la universidad. Charlotte era una especie de bruja desvergonzada que solía ganar un Hooch de dinero extra atendiendo las necesidades de los chicos de la zona. Charlotte no lo ocultaba, pero Angus era tan egocéntrico que creía erróneamente que los favores de Charlotte estaban estrictamente reservados para el. La noche en que la sorprendió en la cama de uno de sus amigos, enloqueció y puso patas arriba la habitación. Luego desato su cólera contra Charlotte y le fracturo un brazo y la golpeo hasta que Yulia, que casualmente pasaba por el pasillo, se vio obligada a detenerlo.
La lucha fue breve y dolorosa para ambos, pero Yulia llevaba años defendiéndose. Luchar contra un hombre mucho más grande que ella, dejo a Malakov con los ojos morados, la nariz rota y el labio ensangrentado.
Aquello hizo que Yulia se ganara un poderoso enemigo. Al recordar, Yulia se 'ponía nerviosa. Tomo otra vaso de vodka, era algo que no solía beber desde que había tomado el mando de Volk, pero desde que había conocido a Lena se había vuelto una bebida muy habitual en ella, hizo una mueca mientras el fuerte licor descendió por su garganta. Lena seguramente ya estaba dormida en su departamento, con su cabellera roja encima de la almohada y sus preciosos labios suaves adormecidos. Jamás había pretendido exigir que cumpliera su parte del trato realmente, pero cuando la vio con Malakov, algo en su interior la empujo a actuar como lo hizo. Le hubiera gustado matar a Angus Malakov. Yulia tomo otro vaso d e vodka y acto seguido deposito la copa encima de la mesa. ¿Qué iba a hacer? ¿Convertir a Lena realmente en su amante de turno?
Sin darse cuenta, su mente empezó a conjurar vagas impresiones de los rozados pezones, de las largas piernas, de sus bellos tabillos cubiertos por las medias. Su piel con un perfecto baño de pecas y sus delicados e inocentes rasgos. Elena había superado las mejores expectativas de su padre.
Oleg Volkov no habría dudado en exigirle que calentara su cama, sobre todo después de haberla sorprendido en los brazos de Angus.
Pero Yulia no era como su padre. Al menos eso había creído siempre… hasta aquel día. Lo cierto es que deseaba a Lena, tal vez la había deseado incluso antes de conocerla. Cerro los ojos para evitar el repentino deseo que le invadió provocando excitación.
Tal ves debería visitar algún bar y encontrar a alguien que le hiciera compañía esa noche, o tal vez visitara la Señora Schutz, ella le había ofrecido innumerables veces y con mucho orgullo a mujeres hermosas y hábiles en el arte de complacer y satisfacer sexualmente a ambos sexos.
Suspiro en silencio. No deseaba ninguna de las habilidosas prostitutas de la Señora Schutz, ni tampoco una aventura de una noche. Quería a Elena Katina. Si había pagado para tenerla, ¿Por que no podría tenerla? Era evidente que la chica le pertenecía. Ya no le importaba si era o no otra aventura de Angus Malakov, o su propia amante de turno. Yulia estaba decidida a tenerla y así seria.
Tres días despues Yulia se sentó detrás del ancho escritorio de caoba de su estudio, sin la chaqueta y con la camisa remangada. Cansada se froto los ojos en forma inconciente. Después volvió a concentrarse en los archivos de contabilidad que estaba examinando. Aunque su mente no estaba en los negocios. Pensaba en Lena, la mujer a quien quería convertir en su amante.
Su mente se vio invadida por imágenes que recreaban el pálido y bien formado cuerpo de la pelirroja y se le acelero el corazón. Todavía podía recordar la suavidad de sus labios cuando la beso. Podía saborear la dulzura de su boca. Únicamente podía recordar otra mujer en su vida que la había logrado alterara sus sentimientos como lo hacia Lena. Charlotte, la mujer que le había traicionado. Alguien llamo suavemente ala puerta dos veces seguidas. Luego una tercera y sus dolorosos recuerdos desaparecieron. Alguien giro el pomo plateado d e la puerta. Yulia sonrío al ver a su mejor amigo, Nicolaj Kirkorov. El era un amigo de la infancia. Era el hijo ilegitimo de un gran empresario petrolero. Su condición de error con prostitutas y bastardas los había unido. En aquel entonces era lo único que tenían ambos en común.
-Imagine que te encontraría aquí- Dijo Nicolaj –Con tus libros ¿Haces otra cosa aparte de trabajar?- Nicolaj era mucho mas alto que Yulia y con una complexión gallarda. Lucia una cabellera clara y unos hermosos ojos azules. Si Yulia era distante e inquietante, Nicolaj era extrovertido, ligeramente arrogante y en lo relativo a las mujeres, un granuja completamente inconciente.
-En realidad no he hecho nada en los últimos días- Yulia se levanto y se dirigió a Nicolaj y le estrecho la mano
-Supongo debería estar agradecido que seas disciplinada teniendo en cuenta todo el dinero que me has hecho ganar a lo largo de todos estos años-
Desde que terminaron sus estudios, Nicolaj le había confiado sabiamente a Yulia la supervisión de la pequeña herencia que había recibido de su madre. Como esperaba Nicolaj, la habilidad de Yulia para en las inversiones había convertido la suma en una pequeña fortuna que únicamente ellos dos conocían.
-¿puedo saber que es lo que te aleja de tus tareas?- Pregunto Kirkorov –La has conocido ¿No es eso?-
Su amigo sabía lo de Lena, lo de las cartas y lo del trato que ella había hecho con el padre de Yulia.
-A estas horas debe estar durmiendo placidamente-
-Supongo no lo hace en tu cama- Yulia sonrío tímidamente. Si Lena estuviera en durmiendo en su cama ella no estaría allí, en el estudio.
-Desgraciadamente no, esta en su departamento-
-Creo notar cierto tono lastimero en tu voz. Creí que habías dicho que no querías que la chica se convirtiera en tu amante-
Yulia no dijo nada. Tal vez al principio no lo deseaba. Pero ahora era todo lo contrario. Desgraciadamente, después de su ultima conversación y del modo directo en que Lena le había hablado, algunas de las creencias originales acerca de la pelirroja habían vuelto a surgir. Deseaba a Lena, más que nunca. Pero quería que ella llegara a su cama por su voluntad propia como en su cumpleaños.
-No tengo por que mentirte. La deseo, Nicolaj. Desde el mismo momento en que la conocí- Le contó a su amigo todo lo que había ocurrido desde que había Conocido a Lena, incluido el incidente de Angus Malakov.
-¡Malakov! ¿Cómo ha conseguido ese bastardo entrometerse tan deprisa?-
-Víctor lo trajo a la fiesta que brinde en mi casa. Lena asegura que no tiene nada con el. Pero no hay forma de saberlo con seguridad-
Nicolaj se dejo caer encima del sofá de cuero negro y se apoyo en el brazo -¿Cómo piensas seducirla? Forzar a una mujer jamás ha sido tu estilo-
-Tu eres experto en mujeres ¿Que me sugieres?-
Nicolaj incorporo su largo cuerpo y se sentó mas erguido –Probablemente le regalaría algo, flores, bombones, algo que le guste a las mujeres convencionales. Intentaría llevarla a algún sitio. Al campo por ejemplo-
-Eso suena coherente, pero por lastima, pasado mañana debo ir a la ascienda mañana, ha habido algunos problemas. Después…-
-Llévatela contigo. Las mujeres no se te resisten Yulia, ambos sabemos que tu cama debe tener más recuerdos de mujeres que la propia de tu padre-
Yulia miro hacia arriba como si através del techo de su despacho pudiera verla en su dormitorio –Me lo pensare. Aparte de mis problemas debe haber alguna razón mas para que hayas venido a verme a estas horas ¿De que se trata?-
Nicolaj sonrío – En realidad. Sabía que te encontraría trabajando. Pensé que tal vez podría convencerte de acompañarme a ver a la Señora Schutz-
Una idea que la propia Yulia había considerado, teniendo en cuenta su actual situación y las sensaciones que sufría cada vez que pensaba en Lena. –Esta bien, dame un minuto, para que recoja mi abrigo. Enseguida vuelvo-
-¡Estupendo! Solo trata de dejarme alguna chica-
-Todas las que quieras Nicolaj- Yulia rió por las palabras de su amigo –Todas las que quieras
Continuara. ...

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