un pacto con el sucesor del diablo

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UN PATO CON EL SUCESOR DEL DIABLO

Capitulo 20

Heridas lacerantes.
Los días habían pasado muy lentamente, ya hacia casi un mes que Lena no sabia nada de Yulia. Tampoco había podido escribir, Llevaba más de un mes sin poder tomar una pluma. El recuerdo de la morena la estaba atormentando.
Quería verla, necesitaba verla. Pero Yulia no quería, todo lo que había ocurrido entre ellas, no había sido más que una simple aventura para ella.
-Señorita Lena, tiene un invitado- Dijo la Señora Rometch del desde el pasillo.
-Muy bien, hazlo pasar, voy de inmediato- Con muy pocas ganas, Lena se levanto de la cama y se dirigió a la sala. Grande fue su sorpresa cuando sentado en el sofá vio a Nicolaj Kirkorov. Tan elegante como siempre.
Apenas esta la vio, se paro y le brindo una reverencia. –Veo que los ánimos aquí también están por los suelos- Sonrío picadamente y agrego –Buenas tardes mi Señora-
-Buenas tardes Nicolaj, ¿Cómo se encuentras usted?- Respondió Lena muy educada, mientras lo invitaba a tomar asiento nuevamente.
-Mejor que usted por lo que mis ojos ven- Respondió alegremente –Y mejor que Yulia-
Solo escuchar el nombre de la morena, ensombreció la actitud de Lena. Quien agacho la cabeza y cruzo las manos sobre su regazo.
-Disculpa, Lena, solo quería saber si tenían la misma reacción-
Lena levanto la vista y pregunto –¿La misma reacción?- A que s e refería este hombre.
Nicolaj sonrío abiertamente y se acomodo en el sofá –Vengo a hablar de Yulia-
La reacción de Lena causo mucha gracia en el hombre. La pelirroja abrió de forma exuberante los ojos y le temblaron las manos. –Yo… Yo no tengo nada que hablar sobre Yulia Señor Kirkorov-
-OH, Lena- Nicolaj parecía asombrado –Tu impresión sobre Yulia a caído por los suelos, pero si supieras…-
-¿Si supiera que?- Pregunto Lena enarcando un ceja –Vamos Nicojal, No creo que aya venido a hablar sobre Yulia, para dejarme en ascuas-
-Bueno, te concedo que Yulia puede ser una criatura detestable, arrogante y exigente, pero siempre es justa, y recompensa de forma muy generosa el trabajo bien hecho. Tiene un poco de mal genio, debo admitirlo, pero también es bastante razonable. De hecho tiene mejor corazón de lo que la gente quiere creer-
-Usted lo conoce desde hace mucho, si mal no recuerdo- Dijo Lena con un dejo interrogatorio.
-Si desde que ambos estábamos en el internado. Al cumplir la mayoría de edad unos cuantos chicos y yo fuimos con ella a Escocia y luego aquí a Moscú, ella dijo que seria una gran empresaria aunque tuviera que sangrar en el intento-
-¿Todos compartían el mismo interés por los negocios?- Inquirió Lena en tono escéptico.
-No, no importaba de que negocio se tratara. Si Yulia nos hubiera dicho que quería ser capitana de barco, carnicera o panadera. Aun así habríamos querido trabajar con ella. Si no fuera por ella, todos llevaríamos una vida muy distinta. De hecho, pocos de nosotros seguiríamos vivos, de no ser por ella.
Lena trato de disimular su estupefacción al oír aquellas palabras, peo noto que se le aflojaba la mandíbula. –Por que dices eso Nicolaj- Le fascino comprobar que Nicolaj, parecía incomodo, como si hubiera desvelado mucho mas de lo que podía
Sonrío y contesto – Yulia le concede gran importancia a su intimidad. No debería haberte contado tanto. Por otra parte… Tal vez aya unas cuantas cosas que deberías saber y comprender acerca de Yulia. Se ve a clara que se ha ganado más que tu aprecio-
-Tengo la impresión de que no es Yulia de quien me estas hablando- Replico Lena tajante recordando la ensombrecida figura de la morena.
-Eso es una fachada- Le aseguro Nicolaj –Le resulta adecuada para mantener la jerarquía dentro de su circulo social, Aunque le gustan pocas personas y se fía de menos personas. Si conocieras su pasado, no te sorprenderías-
Lena no solía ser una mujer chismosa. Pero ansiaba enterarse de todo lo que él supiera del pasado de Yulia –Nicolaj- Dijo -¿No vas a fiarte un poco de mí? Yo se mantener la boca cerrada-
-Si, estoy seguro de ello. Por eso vine aquí, aun sabiendo que Yulia me ahorcara con sus propias manos si se entera de que estoy aquí- Agrego entre risas. Pero inmediatamente su semblante cambio. –Te ha contado Yulia acerca del internado y su padre- Pregunto seriamente.
-Si, en realidad muy poco y no de forma directa-
-Nuestro internado era el general de San Petersburgo- Dijo el hombre, pronunciando estas palabras como si de una blasfemia se tratara. Luego guardo unos instantes, al parecer recordando una pesadilla perdida en el tiempo. Mientras Lena Reflexionaba.
-Yo…- Respondió pensativa -¡Dios Santo!-
Nicolaj sonrío en tono grave –Ese lugar ya no existe gracias a Dios, supongo habrás escuchado de los malos tratos que muchos recibían. El escándalo fue en aumento hasta que nadie envío algún niño o niña allí- Su expresión se endureció –En ese lugar habían dos tipos d e niños, Los privilegiados, hijos de gente con dinero, o parientes d e poder político. Y los rezagados, niños no deseados o ilegítimos, cuyos padres querían librarse de ellos. Una manera muy cómoda de deshacerse de los errores. Yulia y yo teníamos algo en común, ambos fuimos bastardos. Yo el hijo de un nombrado aristócrata que tuvo una aventura con una prostituta. Y Yulia… La hija de un empresario que violo a una criada. Cuando su madre la dejo allí, su padre no quiso saber nada de un retoño bastardo- Hizo una pausa al parecer absorto de algún amargo recuerdo.
-Continua- Le insistió Lena con suavidad, aun atónita por todo lo que le estaba siendo contado, y por sentir que algo peor estaba por llegar.
-La mayoría de los encargados eran unas bestias, solo eran amables con los privilegiados, a nosotros no nos costaba confundirlos con el mismísimo Lucifer. Si alguno no aprendía o se quejaba del mohoso pan, o de la bazofia que llamaban leche, o si cometía un error, se le aplicaba una dura disciplina a base de brutales azotes, privación de comida, quemaduras o métodos todavía peores. Aya la encargada de las portadas de los libros en la editorial, esta casi sorda a causa de los violentos golpes a los oídos. Otro se quedo ciego a causa de la inanición. Fue un milagro que algunos sobreviviéramos, sin embargo, así fue.
Lena lo miraba con una mezcla d e horror y compasión. Ella jamás pensó en los chicos del otro lado del internado. Una sensación de nauseas la invadieron. Ella había sido una privilegiada y aún así anhelaba irse de ese lugar -¿Los… Los padres estaban al tanto de lo que les sucedía?- Atino a preguntar.
-Por su puesto que si. Peor les importaba la nada misma que muriéramos. Yo creo que mas bien guardaban la esperanza que así fuera. Para nosotros no había vacaciones, ni festivos. Ningún padre venia a ver a su hijo. No acudía a comprobar que aun siguiera allí. Como he dicho no nos querían. Éramos errores-
-Un hijo no es un error- Dijo Lena en tono nervioso.
Nicolaj sonrío con amabilidad ante aquella declaración y luego prosiguió –Cuando yo llegue, Yulia llevaba allí más de un año. Enseguida me di cuenta que era diferente a los demás. No perecía tener miedo a los encargados ni al director, como sí se lo teníamos los demás. Yulia era fuerte, inteligente, segurá de si misma… De hecho si había una favorita o algo parecido en ese lugar tanto de alumnos como encargados era ella. No se libraba de los castigos, claro ni siquiera por ser chica; Le propinaban palizas y la dejaban sin comer como el resto de nosotros, con más frecuencia de hecho. Pronto descubrí que, a veces, cargaba con la culpa de las fechorías cometidas por otros niños y niñas y consentía que la castigaran en su lugar, pues sabia que los mas pequeños no seria capases se sobrevivir a los latigazos. Y además animaba a los otros alumnos grandes y fuertes a que hicieran lo mismo. Teníamos que cuidar unos de otros decía. Nos recordaba que fuera del internado había un mundo y si lográbamos sobrevivir el tiempo suficiente-
Nicolaj saco un pañuelo de su chaqueta para limpiar las lágrimas que se asomaban por sus ojos –A veces la única diferencia que hay entre la vida y la muerta es la capacidad de conservar un pequeño resquicio de esperanza. Yulia nos dio esa esperanza. Hizo promesas, promesas imposibles y que después se las arreglo para cumplir-
Lena guardaba un profundo silencio, pues le resultaba imposible reconciliar la imagen de la Yulia que conocía, a la niña que Nicolaj le acababa de describir. Por otra parte imaginar todas las penurias que tuvo que soportar respondía a muchas interrogantes que tenia sobre su personalidad.
Nicolaj advirtió la incredulidad que se dibujaba en su rostro, por que sonrío para decir –Todos le teníamos un apodo, era conocida por todo el internado. De hecho muchos de los privilegiados creían que Yulia era un chico, siempre traía heridas y mantenía una cara de pocos amigos, Aun conserva lo segundo- Agrego sonriendo con nostalgia –Siempre fue de contextura pequeña y su cabello rubio, la hacia parecer un niño muy frágil, Así que los chicos privilegiados siempre la molestaban, Yulia en verdad los odiaba, nunca le ha gustado que la molesten por su altura. Aunque había alguien, no recuerdo, bueno eso no viene al caso-
Algo de lo que escucho la había hecho relacionar muchas cosas, “parecía un chico pequeño, rubio y con cara de pocos amigos” por favor que sea una coincidencia se repetía una y otra vez, eran muchas cosas en común.
Nicolaj, vio como Lena palidecía. Y se acerco a ella -¿Lena estas bien?- Dijo preocupado.
-Si, co…continua- Dijo con un hilo de voz.
-Muy bien- Volvió a su asiento –Nosotros considerábamos el internado un infierno en vida, muchos conciderabamos a Yulia nuestra guardiana, Incluso nuestra salvación. ¿Lena sabes como se llama el guardián de infierno en la mitología griega?-
Sus suposiciones fueron comprobadas solo con una pregunta. Las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas –Can Cerbero- Dijo en un susurro.
Nicolaj corrió hacia Lena preocupado –Lena ¿Qué pasa? Yo lo lamento, no creí que te afectara tanto, discúlpame no debí-
Las lagrimas fluían sin poder detenerse, Cerbero a quien le debía su vida, su integridad, su todo, a quien amo hasta conocer hasta conocer a Yulia. Se volvía de pronto… ¡Dios mío! Yulia.
Lena abrazo con mucha fuerza a Nicolaj y lloro en su hombro como no lo hacia hace años. Un desahogo. A Yulia no solo le debía su presente, tambien le debía su pasado. Toda su vida.
Tras un largo rato. Lena comenzó a calmarse. La Señora Rometch, le traja agua con azúcar y sus pastillas para la presión. Nicolaj permanecía sentado junto a ella en silencio.
-Yo estuve en el internado de San Petersburgo- Nicolaj guardo silencio y solo la escucho atentamente –Mi padre fue amigo del director del internado, así que yo estuve en la sección de privilegiados. Llegue a ese lugar cuando tenia 10 años, mis padres murieron en un terrible accidente. Cuando cumplí 13 años, muchos de los chicos comenzaron a acosarme, incluso trataron de violarme varias veces-
Nicolaj tenia una expresión pensativa y preocupada, algo le sonaba conocido –Lena no es necesario-
-No Nicolaj es necesario- Dijo Lena – Un pequeño chico rubio y con cara de pocos amigos, me salvo innumerables veces. El era un chico de los rezagados. Era muy conocido por amenazar siempre con este es el infierno…-
-Y en el infierno mando yo…- Termino Nicolaj –Dios mío Lena, tu eras…- Nicolaj no podía creerlo, de hecho ni siquiera Lena lo podía creer.
-El fue mi héroe, mi esperanza, mi… Dios mío era Yulia- Con sus manos se tapo la cabeza y la agacho. Tantos recuerdos, tantos pensamientos, y todo la llevaba a lo mismo.
Nicolaj, se acerco y la abrazo con mucha fuerza, -Lena ¿Tu eras?-
-Alkyon- Contesto la pelirroja. –Yo fui Alkyon-
continuara....

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