PARTE 12 - Secreto al descubierto

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°Narración por María°

Me levanté a eso de las 4:00pm a tomar agua, era una costumbre mía, lo hice tratando de guardar el mayor silencio posible, no quería despertar a Sheyla.

Una vez saciada mi sed, me dirigí al cuarto de puntillas, y... ¡Se me ocurrió una idea! No eran muchas las ocasiones en las que tenía a Sheyla a mi merced y hacerle cualquier tipo de broma.

Fui de regresó a la cocina y llené un pequeño tazón con agua tibia y volví al cuarto, supongo que ya sabrán de la broma que le haría, jajajá.

Una vez puesta su mano en el tazón quise rematar con una foto de sus calzones, podría sacar un almuerzo o una peli.

Cogí el móvil, cámara, flash, listo, ahora el último paso, con mucho cuidado de no hacer ruido me puse detrás de ella, estaba acostada boca abajo lo cual me favorecía, levanté de a poco el camisón y me quedé estupefacta al tener una vista.

Llevaba un pañal, no sabía de que tipo, marca o lo que sea, para mi eso era claramente un pañal. No sabía que hacer, en circunstancias normales tomaría la foto, la sobornaría y luego del grito de vergüenza nos reiríamos al respecto, pero no sabia como reaccionaria con eso, cambio de planes.

En vez de preguntarme el porque mi amiga llevaba pañales puestos decidí dejar el tazón como estaba, total, ¡Tenía un pañal!

Sin miedo de que me moje, me acosté a su lado, ya hablaríamos en la mañana.

°Narración por Sheyla°

Fui abriendo poco a apoco los ojos, aún me encontraba en ese estado en el que no sabía que era sueño o realidad, me desperecé y a la vez percaté de una sensación fría en la entrepierna, era como si me hubiese... ¡No! ¡No podía estar pasando! ¡Me había mojado! Saqué mi mano de un pequeño tazón con agua, si estaba en lo cierto, era obra de María, y fue así, ella estaba en el otro lado del cuarto, con una sonrisa pícara y celular en mano, registrando en video mi amanecer.

Sheyla: ¡María! ¿Cuánto sabes? - Dije con vergüenza.

María: Para iniciar, es raro ver que con la broma del agua el colchón no esté mojado.

Supe de inmediato a que se refería.

Sheyla: Osea que me viste...

María: ¡Sip!

Sheyla: Me llegas al...

Vino rápidamente hacia mi, se puso en mi regazo y me abrazó.

María: Una bebé no debería decir esas cosas.

Sheyla: ¡Si me viste!

Intenté arrebatarle el celular, ya que me había grabado de tal manera que se podía apreciar totalmente mi pañal, me debía quitar esa costumbre de despertar con las piernas abiertas, pero si estaba medio dormida.

María: Aunque me lo quites, ya pase todo a la laptop, ¿Dónde estará?

Traté de calmarme, pensando que eso no iba a llevar a nada, lo mejor sería hacerla comprender en que estaba metida. Igualmente estaba enojada, no tanto por la broma del agua, sino porque había caído dos veces en lo mismo, las fotos.

Sheyla: Verás yo...

María: ¡Que importa! ¡Te veías adorable, tierna, inocente, linda...!

Primero debería tratar su personalidad algo hiperactiva.

Sheyla: Vale, va, deja que te cuente...

María: ¡Déjame verlo una vez mas! ¡Recuerda que tengo tus fotos!

Sheyla: O... okey...

Con la cara roja como tomate me levanté el camisón para dormir, dejando a la vista mi pañal amarillento.

María: ¡QUE LINDO!

De veras, no hacía más que abochornarme. Cuando vi su cara satisfecha bajé el camisón.

Sheyla: No una palabra a nadie... Por favor.

María: Awww, necesito enterarme de todo.

Le conté la historia tal y como la recordé en ese momento, saltando o cambiando todo lo que tuviera que ver con Mishel o mi madre, de modo que pareciera un secreto.

María: Ya veo, ¡¿Pero por qué no me contaste a mi?!? ¡Somos amigas!

Sheyla: También considero amiga a mi madre y no le dije nada. - Mentí.

María: ¡Quiero mi compensación!

Sheyla: A ver... ¿Qué quieres?

María: Déjame pensar... - Se llevó la mano a la barbilla. - ¡Lo tengo! ¡Tienes que dejarme cambiar tu pañal!

Solté un pequeño gritito de la impresión, por un lado quería preservar mi privacidad, que había sido biplaza durante la noche y por otro tenía la paranoia de que María contaría todo a la primera persona a la que se cruce, era mejor calmarla.

Sheyla: Solo... Porque no me dejas opción... ¡Alto! Tu no sabes cambiar pañales.

María: Taraaá. - Sacó su laptop de entre un montón de ropa del armario. - Los Tutoriales en YouTube servirán.

Sheyla: Aissh.

María: Anda, acuéstate.

Obedecí. No me daba pena el hecho de que viera mis partes íntimas, entre ella y yo había suficiente confianza, pero el hecho de que me ponga un pañal como a un niño de guardería me ponía la cara de tomate.

Así a la par de un tutorial María desabrochó el Pull-up, lo envolvió y tiró a su bote de basura, roció talco y un nuevo Pull-up, todo lo había traído yo por las dudas, ahora me maldecía. Por cierto, ella mantuvo una sonrisa durante todo el proceso.

María: Vale, aprovechemos que la laptop está aquí para ver Netflix. Yo voy por el desayuno.

Para variar iba a tener una buena mañana, la media sonrisa que esbocé se esfumó al instante en que vi a María cruzar la puerta con una bandeja de tostadas en una mano y una taza de café con un biberón en la otra.

María: ¿Ya pusiste la serie?

Sheyla: ¿Estás loca? ¿Para quién es esa cosa?

María: ¿El bibe? ¡Pues para ti bebita!

Además de lograr ponerme de mal humor me ruborizó. Pero haciendo memoria me recordaba a como me sentía cuando Mishel me empezó a tratar así, sep, era la misma sensación de rareza. Razonando no parecía tan malo, eso me gustaba, ser una bebita, lo único que cambiaba era la persona.

Sheyla: Adelante.

María: Vaya, creí que harías un berrinche.

Sheyla: Ahora que lo dices, los bebés suelen llorar como sirenas de ambulancia... - Hice como que me iba a poner a llorar.

María: ¡Vale! ¡Vale! ¡La vecina me va a regañar!

Sheyla: Nice.

María: Bueno, acuéstate aquí. - Refiriéndose a su regazo.

Por segunda vez en una mañana estaba a su merced.

Me dio el bibe como esperé (resultó mejor de lo que pensé), y luego devoramos las tostadas.

Ya eran como las doce cuando nuestros celulares sonaron al mismo tiempo, era un mensaje de Joseph.






Sheyla en pañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora