PARTE 3 - El encierro

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Sheyla: ¡¿Qué significa esto?!

No podía creerlo, !cambió todo mi cuarto de pies a cabeza¡ (si es que los cuartos tuviesen pies y cabeza), ni si quiera había escuchado lo que dijo Mishel.

Mishel: Ahora, acuéstate en la cama, es una orden.

Sheyla: ¡Es obvio que quieres ponerme un pañal al igual que tú! ¡vete de mi casa!

Estas palabras al parecer la enfadaron, ya que de un rápido movimiento me sujetó las manos y me tumbó boca arriba, era de esperarse de una deportista a comparación conmigo, que apenas salía a comprar el pan.

Con una mano me sujetaba las manos y con la otra me desvestía la parte inferior, cualquier intento de huida era imposible ya que mis patadas solo le llegaban al aire. Mi cara se puso del color de un tomate cuando sentí como me pasaba crema anti-rozaduras en mis partes íntimas, quería llorar.

Luego de rociarme talco en mis partes íntimas sacó un pañal rosa con dibujos de Disney de los muchos que había en la estantería, aprovechó que mis patadas que dejaban al descubierto mi trasero y lo pasó por debajo, como no había forma de hacerlo pasar por encima... dejó de sujetarme y antes de poder dar un salto para librarme, ¡ me tocó los pechos¡ Me quedé helada conteniendo la respiración, finalmente me abrochó las cintas del pañal, colocó un pequeño candado y me dejó incorporarme.

Sheyla: ¡¿Por qué lo hiciste?! - grité con lágrimas asomándose en mis ojos.

Mishel: Da igual lo que haya echo si igualmente te puse el pañal. - Tenía razón, me inmovilizó totalmente. - Quédate aquí, volveré con más cosas.

Mishel: Mira lo que hay en tu escritorio. - Me dedicó una sonrisa y cerró la puerta, pude escuchar el sonido de la llave girando, estaba encerrada.

Sheyla: ¡Déjame salir!

Me dejé caer al suelo a asimilar lo sucedido, pero por primera vez me detuve a sentir la textura del pañal, era bastante cómodo la verdad, diría que hasta cierto punto excitante, no podía quitármelo, así que me quité la playera del colegio y me puse una rosa sin mangas, hacía bastante frío a pesar de tener las ventanas cerradas (también con llave desde afuera) así que me puse unas medias largas.

Tuve curiosidad por lo que dejó Mishel en el escritorio así que me dirigí a el,había un sobre de correo, en la primera hoja decía esto:

Hola Sheyla, sé que tratarás de escapar o contarle a alguien, ya sea tu madre o tus amigas, pero estás bajo mi control, como intentes cualquier cosa le mandaré a todos nuestros compañeros de clase las siguientes fotos (que también tengo en mi celular).

Voltea la hoja.

No podía creerlo, estaban impresas fotos de mí cambiándome, ¡Eran de esta mañana luego de espiarla! Eran más de quince fotos, ordenadas como en una secuencia desde que me desvestía hasta que me cambiaba.

Estaba roja, pero no de vergüenza, sino de ira, traté de Calmarme. "Si trajo una maleta, de seguro ahí había ropa, de seguro pensaba quedarse a dormir".

No se de donde salió la idea, pero tomé un chupón de Minnie Mouse de una estantería y me lo llevé a la boca, la sensación era placentera, era como si todos mis problemas se hubiesen ido, me miré al espejo que tenía al frente, vestida así parecía una bebé de verdad, me reí.

Decidí aprovechar el tiempo ya que mañana era el último día de clases y empecé a hacer las tareas, no se cuando terminé ya que no tenía un reloj o algo, por lo que prendí la PC, pero... ¡OH! ¡sorpresa! Mishel le puso contraseña.

Me empezó a rugir el estómago, eran ganas de ir al baño, no había ido en todo el día, Dios... ¿Algo más podía salir mal? supongo que no. Aguanté por más de veinte minutos, pero mi vejiga estaba al límite, en vez de seguir luchando, acepté la maldita situación, por lo que me apoye en la pared de cuclillas, como si estuviese yendo al baño normalmente.

Pujé y pujé hasta que todo saliera, un bulto sobresalió en la parte de trasera de mi pañal, no sabía que hacer, ¿Me acostaba? ¿Me sentaba? Me decanté por la segunda, así que caminé como pingüino gracias al pañal abultado hacia mi silla, me dejé caer.

Pude sentir como el calor se expandía por cada parte de mi pañal, era una sensación que para cualquiera podría ser asquerosa, pero para mí era agradable. Me quedé así hasta quedar profundamente dormida con el chupete en la boca.

Sheyla en pañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora