I .Lo que había en el callejón detrás de la puerta.

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A veces la vida puede ser dura con la gente equivocada, gente sin malas intenciones sufre día a día como si estuvieran pagando algo que hicieron o que algún día harán, ese era mi caso; mi vida había cambiado radicalmente apenas hace unos meses, mi nombre es Jonathan torres y desde que recuerdo toda mi vida fui un chico solitario, nunca tuve amigos ni en preescolar, ni en primaria, secundaria y menos ahora en el bachillerato; no sé si era por mi aspecto físico, un chico con un ligero sobre preso y cuando la adolescencia me llegó el acné vino con ella dejando marcas y cicatrices en mi rostro, todos me hacían burla por eso, o quizá era porque no era agradable para otras personas. En realidad ya "terminé" el bachillerato y lo digo entre comillas porque tengo 10 materias reprobadas; no soy un mal estudiante ni nada de eso pero descuidé mucho la escuela tras la muerte de mi madre, así es, la única familia que tenía y la persona que más había querido se había ido y me dejó solo para siempre. 

No recuerdo a mi padre, él se fue cuando yo tenía cinco años, mis abuelos ya habían muerto y mi mamá no tenía hermanos o sea que yo no tenía tíos o primos y mucho menos hermanos, éramos mamá y yo y ella siempre me procuró y trabajó día a día para darme lo mejor, me amaba y yo a ella; mamá era doctora y siempre que me enfermaba era ella quien me cuidaba y me curaba, gracias a ella tuve mis vacunas, educación, buena salud y una vida feliz, podría decirse que vivíamos bien y éramos felices, nunca nos hizo falta nada, por lo menos nada de lo más básico, incluso teníamos un auto pero tuve que venderlo cuando ella murió; ya no podía costear los cuidados y mantenimiento que un auto necesitaba. ¿Y qué fue lo que la mató? Nuestro linaje familiar tiene un largo antecedente de diabetes, hipertensión y asma y si los mezclamos todos en una sola persona provoca una reacción mortal, supongo que algún día una de esas tres cosas me matará a mí también.

Recuerdo esa fatídica noche, acababa de pasar la navidad y el año nuevo, fue la noche del 15 de enero de 2015 estábamos dormidos cuando ella me despertó, fue hacia mi habitación, estaba agitada, algo no andaba bien. me dijo jadeando que no podía respirar bien, agarrándose el pecho y su piel tenía una coloración morada, entré en pánico, no sabía qué hacer, un ataque de asma, eso era.

La época de frio siempre ponía mal a mamá pero nunca como aquella vez, quizá una simple gripa o tos pero lo de esa noche iba más allá; nervioso y muerto del miedo llamé a una ambulancia, tardó unos minutos en llegar, era la 1:30 A.M, la tranquilicé para que no perdiera más oxígeno, no sé ni cómo logré hacerlo; yo estaba en pánico y tuve la paciencia suficiente para calmarla. Nos fuimos al hospital, siempre he sido cobarde en situaciones de emergencia, me entra ansiedad y miedo y no sé cómo reaccionar ni que hacer, como mamá era la doctora dejaba que ella se preocupara por ese tipo de cosas. Mamá ingresó a urgencias y como de costumbre en esas ocasiones no me dejaron pasar con ella pero antes de que se la llevaran tomó mi mano y simplemente dijo.

-te amo.

Pasé toda la noche ahí, sin dormir claro; mamá creía mucho en Dios y ella siempre decía que en momentos difíciles orar era lo mejor que podíamos hacer y eso fue lo que hice las 4 horas que estuve sentado allí esperando, oraba con todas mis fuerzas; cuando el doctor finalmente salió dijo las palabras más dolorosas e hirientes que me han dicho en toda mi vida, mucho más que las burlas e insultos que los compañeros de la escuela me habían dicho en toda mi vida. 

-lo siento muchacho, hicimos todo lo que pudimos pero tu mamá murió.

Ese día me había quedado solo en el mundo, sin nadie a mi lado que me dijera <<todo estará bien>> el último deseo de mi madre era ser incinerada y dejar la mitad de sus cenizas en una iglesia y la otra mitad quedármelas yo, fui el único en el sepelio, como dije antes, no teníamos más familia ni amigos ni a nadie en quien apoyarme, afortunadamente tenía ya 18 años cuando eso ocurrió, no tuve que preocuparme por no tener más familia que me cuidara, ya era mayor de edad y por lo tanto independiente. Me alejé de la iglesia y la religión, orar no salvó a mamá y ya no quería saber nada de ese tema, Dios me había fallado; mi madre siempre fue una mujer previsora, dejó su testamento listo, tenía un seguro de vida que me ayudaría por un tiempo pero no para siempre de eso estaba yo consiente; pronto debía buscar un empleo aunque no había mucha prisa en eso, lo que más me preocupaba era terminar el bachillerato y alejarme de esa gente para siempre.

El día que encontré a DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora