XIV. El juicio

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La casa se sentía muy vacía sin Damian, y muy silenciosa, no creía que apenas ayer estaba ahí conmigo y hoy ya no, no era como la vez que pasó la noche en casa de Melissa, en ese momento yo sabía que regresaría por la mañana pero esta vez no estaba seguro si lo volvería a ver, tenía miedo; todos los vecinos me veían y se daban la vuelta para no hablarme, ahora todos me consideraban un criminal pero ellos eran lo que menos me importaba, no es como que fuera muy afecto a ellos, nada más los saludaba por educación <<buenos días, buenas tardes o buenas noches>> eran las únicas palabras que les dirigía, su opinión sobre mí y Damian me importaba un comino.

Por la tarde don Guillermo fue a mi casa para hablar sobre el juicio, o como se les conoce ya, audiencias; ya era mañana y yo no tenía ni idea de que hacer o que decir ahí, pero él se encargó de explicarme todo. Empezó por decirme quienes estarían ahí, cuando debía ponerme de pie, dirigirme hacia el juez con respeto y todas esas cosas; él y yo seríamos la parte acusada y mi abogado, el padre de Iván sería algo así como el fiscal o la parte acusatoria.

-¿el niño estará presente?- le pregunté, según yo no se podía dejar pasar menores ahí.

-no, a menos que deba declarar algo, si en la audiencia sale a relucir el tema de que Damian "agredió" a Iván él tendría que dar su declaración de cómo fueron los hechos- me explicó don Guillermo haciendo comillas con los dedos cuando dijo la palabra <<agredió>>

A como vi que era esa familia pude imaginar que Iván exageraría todos los hechos en caso de que fuera a declarar, puede que su padre ya haya hasta sobornado al juez y con eso nos llevaba la ventaja, pero yo depositaba toda mi confianza en don Guillermo, lo creo un abogado totalmente capaz de lo que está haciendo y de la manera en la que ejercía su profesión. Prosiguió explicándome las funciones de las demás partes del juicio, el juez, la audiencia y cada cuando nos tocaría hablar y que nunca en ningún momento debía interrumpir al que esté hablando, debía esperar mi turno para hablar.

-si te llaman tres veces la atención o te pones violento el juez deberá sacarte de la sala, así que por favor contrólate, seguramente el padre del chico dirá cosas que no son y si trae testigos será igual, debes mantener el control.

-comprendo- asentí, trataría de estar calmado todo el tiempo, ¿pero qué testigos podría llevar el señor Hernández? tal vez sólo al director Esteban y claro a su hijo.

Ya empezaba a comprender como sería la cosa, más o menos igual que en las películas o en la tele, incluso don Guillermo me dijo que el juez si llevaría un mazo pequeño para poner orden en la sala.

-espero que no lleve peluca blanca también- dije tratando de bromear un poco, nos hizo reir brevemente, no recordaba cómo era sonreír.

Todo el día repasamos todo lo que me tocaba decir a mí, yo podía hablar para defenderme en dado caso que fuera necesario pero aún conservaba mi derecho de guardar silencio, si hablaba todo lo que dijera podía ser usado en mi contra si no elegía bien mis palabras; en dado caso de que el señor Hernández llevara testigos para que declararan en mi contra, yo no podía protestar ni intentar defenderme hasta que fuera nuestro turno de hablar.

-¿nosotros podemos llevar testigos?- cuestioné de nuevo.

-sí, pero si tu único testigo es el director Esteban no esperes que hable a tu favor, está bajo amenaza, incluso si quisieras que Damian declarara no se puede, no tiene permiso de salir del centro de ayuda hasta que se le dé la autorización de ser trasladado a un orfanato.

Se me revolvió el estómago al pensar que mi joven jedi pudiera acabar en un lugar así, donde los demás niños lo molestarían y atormentarían por siempre, tomé muy en serio la amenaza del señor Hernández <<pasará toda su vida de orfanato en orfanato hasta cumplir la mayoría de edad>> en serio que tenía ganas de darle un golpe en la cara a ese tipejo.

El día que encontré a DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora