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II

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II.II

Horas antes:

Un nuevo paciente había entrado al Manicomio horas antes del trágico suceso, provocando que al llegar a las celdas; los encerrados se manifestaran al grupo de policías que resguardaban el puesto que le era concedido. Uno de ellos se acerco a las doctoras disponibles explicando lo sucedido y quién era aquel nuevo paciente que dormiría aquella noche en ese lugar: La Dra. Harleen Quinzel era la afortunada de poder estar unos minutos a sola con el muchacho nuevo, de hecho se veía sorprendida ante la pinta de este, se le era demasiado 'normal'— tomando en cuenta que aquella palabra era de lo más extravagante en un lugar a sus similares—, se acercó a su lado, observando como el paciente le daba un vistazo a ella y volvía a alejar su mirada con temor.

— Entonces... ¿Qué has hecho para llegar a un lugar así?— preguntó la doctora sacando  una libreta esperando a alguna respuesta.

— Robar, matar... Provocar la guerra mundial ¿cuál es la diferencia?— una sonrisa se estableció en sus mejillas, era dulce y un tanto fanfarrona.

— Debo suponer que hiciste la tercera— respondió ella.

— Excelente sentido del humor, doctora —resopló el muchacho— pero supone mal.

Harleen se cruzó de brazos al escucharlo, alzó una ceja, obviamente el chico contaba con un sentido nato del sarcasmo.
Lo apuntó en su libreta de forma rápida y volvió a observarlo.

  — ¿Eso significa que va decirme?—

  — ¡JA! Nuevamente da la respuesta equivocada doctora... Ahhh, estos doctores y sus suposiciones ¿a qué si?—preguntó al guardia de al lado alzando su mano para que se la chocara, aún así este no hizo el más mínimo movimiento — , aguafiestas.

El muchacho observó a la mujer seguir haciendo anotaciones en aquel cuaderno pequeño, paso de ver su rostro a subir su mirada a los demás policías que hablaban sobre él, jamás le gusto la idea de que hablaran a sus espaldas; le era de verdad lo suficiente molesto como para estrellar sus cabezas contra el suelo. Se detuvo a aquella idea y volvió a mirar fijamente al camino en el que lo llevaban esposado.

  — Veo que odias la atención...—  obviamente Harleen se había dado cuenta de los sentimientos del chico, sin olvidar el como notablemente apretaba sus puños cada vez que los hombres hablaban.

— ¿Odiarla? ¿cómo cree?— colocó una de sus manos en su pecho de forma dramática— Sólo no estoy a favor de la atención innecesaria...— al ver que la doctora no entendía a que se refería siguió hablando— Mire, imagínese al bebe más gordo de todos y el más chillón, el doble que un bebe normal. Bien,si el bebe tiene hambre es obvió que el bebe llorará al no poder comer y eso ocasionara que los adultos le presten atención por su lloriqueo, pero si ese bebe no ha hecho absolutamente nada de ruido en toda la mañana, los adultos aún así le prestaran atención de forma innecesaria.

彡Cuchilla tras sonrisa [BatJokes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora