Capitulo 8

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-disculpe...-

-mm?- Mingyu se levantó del pasto donde cortaba algunas plantas al oír la voz de un hombre.- dígame?-

-soy Choi Seungcheol, del palacio real-

-oh, en que puedo ayudarle- respondía Mingyu haciendo media reverencia.

-me han dicho que ayuda a las personas...-

-no soy médico sabe-

-sí, solo, no quiero que estos muchachos mueran, o sigan sufriendo...podría ayudarme? -

-mmmm...claro-

-he dejado a los chicos en una casa al norte, pasando el centro-

-me daré una vuelta enseguida...- cuando Seungcheol se aseguró de que Mingyu haya aceptado le dejo segur su camino a su pequeña casa, lo miro un largo rato hasta verlo entrar.

-no puedo creer que vaya a pasar...- dijo suspirando una vez solo en el bosque. - díganme- levanto su rostro mirando al cielo. - tendré que dejar que todo vaya así? ¿con un camino directo a la muerte? ¿No puedo ayudarlos? - con un rostro suplicante, y como si el mismo cielo le respondiera, un extraño rayo caía a lo lejos. - bien, bien, lo entiendo, no haré nada...esa no es mi misión- mientras Seungcheol regresaba al palacio para no levantar sospecha de su buena acción, Mingyu comenzó a tomar sus cosas.

-Mingyu!! Mingyu!!!- dijo un chico al verlo salir de su casa. -a dónde vas? -

-ah, me han pedido que ayude a unos chicos, supongo que son todos esos que han desechado-

-iré contigo- sin poder negarse Mingyu sujeto su hombro y comenzaron a caminar, al llegar, en casa de una mujer mayor se encontraban aquellos muchachos heridos. - que ha pasado...- dijo Seokmin al verlos.

-no se...me han pedido que sea discreto...- acercándose a uno, Mingyu lo sujeto para que este abriera los ojos.

-mmm...-

-vengo a ayudarlos...-

-ningún medico podrá ayudarnos...-

-porque? - decía Seokmin. - ustedes son los guardias del rey, no? -

-necesitas venir del infierno para poder ayudarnos...lo que hemos visto, lo que hemos hecho, no merecemos que nos salven...-

-no digas esto...yo, no me importa quedarme sin energía los ayudare a todos- dijo Mingyu colocando su mano sobre la frente del joven, sus cabellos habían cambiado otra vez al igual que sus ojos.

-con que así son los hechiceros blancos...pensé que no existían...- interrumpió ese mismo chico viendo con detalle a Mingyu, veía atento como curaba a sus demás compañeros mientras él bebía un té que la dueña de la casa le ofrecía.

-acaso has visto uno negro?-

-desearía no...-

-porque están así? ¿qué ha pasado en el palacio? - Seokmin se sentó a su lado.

La leyenda del Hijo del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora