Capitulo 10

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-es hora de que vaya a descansar su majestad- decía uno de los sirvientes a Wonwoo, quien se quitó sus lentes para acariciar sus parpados cansados.

-eso hare-

-probablemente mañana llegue el emperador Xu-

-gracias por avisar, iré a mi habitación ahora- levantándose del inmenso trono, camino hacia su habitación por el pasillo externo, en el cual podía mirar el cielo estrellado con una gran luna redonda.

-hoy será la noche...- susurro Jeonghan mirándolo de lejos. - la luna es perfecta...- sonrió escabulléndose entre las paredes dejando que Wonwoo llegara su habitación, se cambió de ropas y quito todos esos adornos reales que siempre debía llevar con él, con una pequeña taza de té que sostuvo con ambas manos se sentó al borde del ventanal admirando el hermoso paisaje nocturno.

-Wonwoo...- escucho una voz provenir del interior de su habitación. Al girar para verle, encontró a Mingyu.

-Mingyu? ¿Qué ha pasado? has tenido ese incidente otra vez? - dijo preocupado pensando que a llegada de Mingyu fuera un error. Este no le respondió, pero comenzaba a caminar hasta él. - Mingyu? -

-yo, debo decir algo-

-dime? - Wonwoo dejo él te que bebía, y se sentó de forma que viera directamente a Mingyu.

-sé que ambos tenemos poderes, y que probablemente sean dos cosas completamente diferentes...- al decir aquello Wonwoo entristeció al pensar en que Mingyu sabía de sus habilidades oscuras.- pero no me importan, el que cayeras en mi terreno, en el momento en el que yo iba por ese lugar significa algo, significa que es el destino- abriendo sus ojos muy sorprendido Wonwoo levanto su mirada descubriendo que Mingyu ya estaba a solo centímetros de distancia.- y lo que he dicho toda mi vida es que jamás escapes del destino... sé que debe ser una osadía de mi parte aparecerme frente a ti de esta forma, pero...pero...-

-Mingyu...-

-te he visto solo 3 o 4 veces, lo sé, pero dentro de mi hay algo que no me deja seguir, estoy pensando, escuchando esas voces en mi cabeza...-

-y que te dicen...- lentamente Wonwoo se levantó para acercarse el mismo a Mingyu. - esas voces y tus pensamientos...que es lo que te dicen...-

-que te bese...que te bese ahora mismo- ambos estaban tan cerca el uno del otro que podían respirar el mismo aire, la punta de su nariz rosaba con la suya, los oscuros ojos de Wonwoo penetraban en su alma y resonaban en su corazón, Mingyu no podía dejar de mirarlo.

-hazlo...- susurro Wonwoo levantándose en puntas suavemente para estar a la altura de su acompañante. Tragando saliva, Mingyu dirigió sus ojos a los rosados labios del rey, con sus grandes manos acaricio sus mejillas conectando sus miradas nuevamente y así, finalmente estampar sus labios a los otros, un beso corto, un solo chasquido sucedido en menos de un segundo. El corazón de Wonwoo palpitaba sin cesar, le dolía, le dolía justo como en el sueño, pero quería saber cómo deshacerse de ese dolor, y desaparecía cuando las manos de Mingyu le tocaban, se volvía inexistente cuando Mingyu le beso, por lo que el mismo se acercó para volverlo a besar.

Esta vez, separando sus labios, besando cada uno de estos, algo torpe, pero decidido, mezclando sus sabores en segundos que se volvían minutos sin separarse, era extraño, era una sensación única que no quería dejar, se sentía bien, Mingyu se alejó un poco de él apoyando su frente en la otra con la respiración agitada.

-sentiste lo mismo que yo...- susurro.

-si...el dolor parece volver...-

-a mí también...-

-y ahora que...- dijo Wonwoo con una voz tan suave que parecía un susurro. Mingyu dirigió su mano hasta la pequeña cintura del otro atrayéndolo a él.

-si te dijera...que ya he visto que es lo que sigue, me crees? - Wonwoo asintió cerrando sus ojos para que Mingyu besara la punta de su nariz.

-yo no tuve esa visión...como te creería...-

-entonces déjame demostrártela...-

Yendo a sus labios nuevamente, Mingyu sujetaba fuerte a Wonwoo por su delgado cuerpo, este con sus frías y temblorosas manos acariciaba las mejillas del más alto, la luna estaba en lo más alto del cielo, el plan estaba funcionando.

Apartando el cintillo de su ropa, Mingyu comenzó a caminar con Wonwoo, sin despegarse el uno del otro llegaron a la amplia cama, sin pensar en que aquello era una verdadera osadía, Mingyu se mantenía hundido en todo aquello que comenzaba a sentir, la repentina pasión que nacía en su interior, las ardientes ganas de poseer aquel cuerpo le dirigían, sus manos ahora se paseaban suavemente sobre la piel pálida de Wonwoo, este cerraba sus ojos incrédulo de que aquello estuviera pasando, entre besos cortos, respiraciones agitadas la ropa salía una a una, ambos jamás imaginaron que esto fuera a suceder, Wonwoo se aferraba a la amplia piel color canela de la espalda de Mingyu, suspirando, sollozando al sentir aquellos roses en su piel, al sentir el intenso calor, con cada latido parecía que aquella cadena en su corazón se apretaba más y más.

Deteniéndose un momento, Mingyu se sostuvo con sus manos para mirar a Wonwoo tal cual en su sueño, las mejillas sonrojadas, los brazos levantados sobre la cabeza, su larga cabellera oscura derretida como un manantial, Wonwoo era perfecto.

-Wonwoo...- susurro Mingyu antes de besarlo nuevamente, dentro de su pecho algo dolía, su mirada cambiaba por aquellos ojos azules, comenzaba a transformarse, pero no lo notaba, lentamente, se posiciono entre las largas y finas piernas de Wonwoo acariciando la amplitud de la piel expuesta, era una piel de porcelana, temeroso de estropearla, con caricias suaves y dulces beso su abdomen, subiendo suavemente en aquel pecho que respiraba rápidamente mientras que con sus manos se ayudaba a deslizarse en el interior cálido y estrecho del otro. Dejando escapar un grito ahogado seguido de un largo suspiro Wonwoo mismo se apropiaba en aquella posición, dolorosa, punzante, pero por alguna razón demasiado excitante, mirar a Mingyu fruncir el ceño de esa forma, contener la respiración inesperadamente, sentir como los músculos marcados de aquella piel morena se tensaban le dejaban temblando.

-quédate conmigo...siempre- mirándole a los ahora azules ojos, Wonwoo se sorprendió por aquella confesión.

-en la tierra como humano...en el infierno como guardián...y en el cielo como estrella...- respondió el rey rodeando a Mingyu por el cuello para acercarlo a sus labios y poder besarlo. La deliciosa danza del vaivén comenzaba, dolor, placer, la sensación de ser completado le abrumaba, ambos inexpertos, ambos ignorantes del castigo que tendrían al haberlo hecho, las consecuencias de la mejor noche que traería el mañana no les preocupaba, ambos habían encontrado aquello que siempre buscaron, un final feliz que les haga olvidar aquello a lo que estaba destinados.

-no...- desde el lugar en el que descansaban los guardias chinos del emperador Xu, Jun su hechicero de levanto inmediatamente, se apartó de la fogata para mirar al cielo.- no puede ser...-

-que pasa Jun?- pregunto Minghao al verlo alejarse.

-no deberíamos ir al palacio-

-porque? -

-nada bueno pasara...-

-estamos a unos metros de llegar...no podemos regresar ahora, estamos protegidos no?, estaremos bien-

-no, Minghao no entiendes...nosotros somos el pretexto para una batalla que no nos concierne... el rey Jeon, porque crees que no ha sido nombrado aun...-

-la reina está enferma-

-no...eso solo es una excusa...el nombramiento de Wonwoo debió haber sido inmediato ante la muerte del rey, nadie lo ha visto, nadie ha visto a Wonwoo como rey...es porque él no es el verdadero rey...-

-que...-

La leyenda del Hijo del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora