Capitulo 11

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Al día siguiente, dentro de aquella habitación lujosa del palacio, Mingyu estaba despierto, miro al cuerpo de Wonwoo sobre las sabanas de ceda, lucia muy en paz, tranquilo, como jamás pensó ver al rey, pero el, él estaba confundido, vistiéndose silenciosamente, su mirada y expresión ya no eran la misma, esa no era la mirada de Mingyu el campesino curandero, esa era la mirada de alguien lleno de resentimiento, de odio, su cabello y completa apariencia estaban transformadas, sin mirar atrás, y como sabiendo en donde estaba comenzó a caminar por los pasillos del palacio.

Puerta tras puerta, su paso era decisivo, como eco resonante en las paredes, aunque había personas nadie le prestaba atención, su cabellera platinada se agitaba en el aire desprendiendo un humo ligero en color azul neón, mismo color que adornaba sus ojos brillantes, buscando en el interior de su ropa aquel cascabel lo arranco de su cuello y lo sostuvo en su mano hasta llegar a donde quería.

-sabía que vendrías...- dijo la voz de la convaleciente reina.

-me ha tomado mucho tiempo madre...tiempo innecesario- respondió Mingyu levantando su mano para mostrarle aquel cascabel. - las cosas no debían ser así...- rompiendo ese cascabel con su mano dejo caer el polvillo al suelo.

-su majestad, su majestad?-tocando a la habitación de Wonwoo, este abrió sus ojos aun recostado en la misma posición en que Mingyu lo dejo, con su mano palpo el otro lado de su cama para descubrir que estaba solo, tomó sus anteojos de la mesilla de noche y miro por toda la habitación.- su majestad?- la voz de Jisoo lo hizo regresar, un extraño vacío se formaba al darse cuenta de que Mingyu ya no estaba ahí, pensó que había sido un sueño, pero sabía que no era verdad, había pasado, Mingyu había estado ahí con él.

-qué pasa? - dijo desde adentro vistiéndose rápido para abrir.

-el emperador Xu está cerca, venía a informarle-

-gracias, ahora me preparo-

-está bien?- preguntó Jisoo al verlo algo confundido y desubicado.

-no...bueno, hay alguien más en el palacio? -

-alguien más? - Wonwoo dudo ligeramente en confesarle a Jisoo que Mingyu había pasado la noche con él, no sería buena idea, lo metería en problemas y probablemente Mingyu ya estuviera en su casa.

-no, solo...nada, llama a Jeonghan por favor-

-claro...-

Desde el exterior del palacio, Jeonghan estaba sentado en el borde, mirando hacia el horizonte, la mañana era demasiado tranquila, todo iba en orden para él.

-Wonwoo te llama-

-lo sé-

-y porque no te mueves? -

-dejo que las cosas sigan su rumbo-

Sin comprender sus palabras, Jisoo abandono a Jeonghan sin mirarle más, limpiando sus ropas, abanicando como siempre, comenzó a dirigirse hasta Wonwoo.

-me llamabas? -

-si...el emperador Xu está a punto de llegar-

-bien-

-prepara los nuevos reclutas, necesito reforzadas las entradas del valle-

-claro, como ordenes-

-y mi madre? -

-quieres verla? -

-iba para su habitación. -

-ella ahora mismo está indispuesta...puedo hacerte un favor? -

-favor? -

-si...he escuchado algo- Wonwoo lo miro interesado, aunque sabía que Jeonghan siempre era intrigas y misterios tal vez podría creerle. - recuerdas las hectáreas del límite?...han robado 4, esta mañana he enviado a unos guardias a revisar las tierras...sé que aún no son nuestras, es decir del reino, pero pronto lo serán-

-4 hectáreas?!-

-si...están cercadas, cercadas a la costa, la costa que va directo a China-

-que...-

-siento que esta visita que programaste con el operador Xu no es más que para amenazarse mutuamente...-

-esto no puede estar pasado...Jisoo no me ha dicho nada-

-no? Que tal si el mismo las vendió-

-porque lo haría?!-

-tal vez se cansó de trabajar para el lado...oscuro-

Finalmente, era lo que necesitaba, una razón para que Wonwoo se enfureciera, Mingyu ya había recuperador sus memorias, Mingyu ya era quien debía ser, y Wonwoo, a Wonwoo aún le faltaba el impulso de la violencia para encender aquello que era.

-envía a todas las tropas a ese terreno, deja a los nuevos cubriendo la entrada al palacio-

-como ordene-

-necesito que expulsen esos intrusos en mis tierras! -

-ahora mismo les diré- con una sonrisa malévola, Jeonghan salió del lugar, Wonwoo rápidamente tomo su ropa de combate, su espada, y partió detrás de sus pasos.

-porque ahora madre...porque! -

-es tiempo hijo, esto es lo que debía pasar...-

-para que! ¡Para pagar tus pecados y los de mi padre! ¡Mira cuanto han tardado! - Mingyu permanecía frente a la reina.

-todo esto era por el...desde que lo trajimos todo esto se convirtió en una locura...-

-a mí?, ¿hablas de mi querida?, he cumplido mi palabra, ¿recuerdas? - mostrándose frente sus ojos, Jeonghan paso a un lado de Mingyu, a su mente comenzaban a llegar los recuerdos de su rostro, tantas veces le había visto cerca de él en el pueblo, todo se volvía tan intenso repentinamente.

-de que hablas?!- interrumpió Mingyu tomándolo por la muñeca para detenerlo, pero fue en vano ya que Jeonghan se desvaneció ante su toque apareciendo frente a la reina, coloco su báculo frente a sus ojos y le sonrió.

-ya lo viste, es hora de que te vayas- con un chasquido de dedos, el báculo comenzó a recoger de la reina un destello de luz, aquella era la última energía que quedaba, misma que Jeonghan le había prestado para vivir y poder ver a Mingyu una vez más.

-que has hecho!!!! ¡Madre! Madre!- Mingyu lo empujo para cercarse al cuerpo inerte de la mujer.

-madre? ¡Pero si te ha mantenido en la sombra desde hace mucho tiempo! Si acaso Wonwoo debería quejarse!-

-Wonwoo...él y yo...-

-son hermanos? Tranquilo, Wonwoo podrá ser todo menos humano, jamás seria hermano de alguien como tú-

-que has hecho! ¡Yo vivía bien! hasta ahora mi vida era normal! -

-normal? ¿Es normal para ti levantarte cada día pensando que es tu primer día? Si tú estabas cómodo con toda esta farsa, ¡felicidades! ¡Yo no! ¡Yo no fui creado para ser niñera de nadie! ¡No nací para que monopolizaran mis poderes como un vil esclavo! ¡Tu destino es destruir a Wonwoo! ¡Y el destino de él es destruirte a ti! Sin ningún Jeon, sin ti, ¡yo voy a ser libre! ¡Voy a volver a mi reino! Voy a hacer de todos ustedes mis sirvientes! -

La leyenda del Hijo del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora