Capitulo 14

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-vete! ¡Vete ahora! - decía Seungcheol levantándose del suelo sin importarle la sangre que emanaba de sus heridas, Jihoon se acercaba a él para ayudarle, pero este no le permitió tocarle, podría meter en problemas a los demás si se enteraban de lo que era en realidad.

-no...déjame, déjame ayudarte! -

-no!, ¡vete por favor! -

-acaso crees que podrás con él? ¿Contra Jeonghan? Ya hemos visto de lo que es capaz...no puedes tu solo-

-no sabes de lo que yo soy capaz, tampoco sabes que es lo que soy yo...-

-tu? ...que es lo que eres? -

-he sido enviado para detenerlo...para acabar con él, yo como todos ellos, soy como el rey Mingyu-

-rey!!...-

-acostúmbrate, el será el nuevo rey, el rey que todos esperamos-

Mientras Wonwoo buscaba la forma para atacar a Mingyu, para encenderlo y lograr que responda sus golpes, Mingyu se desesperaba por no poder detenerlo, por no poder oler más el alma de Wonwoo, ya no era el, ya no podía sentirlo, solo podía sentir ese dolor en el pecho, ese mismo dolor que Wonwoo sentía estaba en el también, moría lentamente, todo era un caos, las personas peleaban, morían a su alrededor, ese no era el mundo que quería, esa no era su misión en la vida, no era para nada su destino, pero no quería acabar con lo que ahora más amaba.

-alto por favor...-

-pelea! Vamos! ¡Es hora de ver quién de nosotros es el rey! - de un salto veloz y fugaz Mingyu salió volando con Wonwoo en su hombro, lo aterrizo fuertemente en el arenoso piso. Wonwoo, por alguna razón, al ser tocado por Mingyu se sintió aún más débil. Sus ojos querían volver a ser aquellos ojos humanos, mareado se arrodillo en el suelo respirando difícilmente.

-hazlo...es lo que tiene que pasar- Wonwoo con sus pocas fuerzas lanzo su espada para que Mingyu la atrapara, por acto reflejo la sostuvo por el mango mirando las manchas de sangre, sangre de los inocentes a los que Wonwoo ya había matado.

-no! ¡No lo hare! - decía Mingyu soltando aquella espada plateada, Wonwoo, aunque herido y sangrante la tomo con su mano por el filo y dio pasos torpes hasta Mingyu.

-eres el rey, eres el rey real...debes hacerlo- con su mano libre tomo la de Mingyu para que este sujetara el mango de la espada nuevamente. Algo había cambiado, Wonwoo tenía un conflicto mental, sus almas estaban en pelea en su interior, dándole unos segundos de lucidez, dándole una oportunidad para que Mingyu lo liberara de lo que era su pesadilla diaria.

-debemos hacer algo juntos...por favor-

-no, no podemos cambiar lo que somos...o de dónde venimos, o incluso a donde vamos...tal vez, en otra situación, podríamos estar juntos- con una mano temblorosa, Wonwoo acaricio la mejilla de Mingyu, su rostro estaba triste, desesperado.

-no...por favor Wonwoo...no quiero hacerlo-

-lamento ser yo...si no hubieran escogido mi alma, tal vez hubiera sido más fácil para ti matarme...-

-no digas eso...no digas eso no lo hare-

-estoy herido, esto, todo esto me está matando desde adentro... no sé cuánto más podré contener al demonio dentro de mí...- Wonwoo acerco su frente a la de Mingyu mientras su mano sostenía la mejilla de este, suspirando, evitando soltar algunas lágrimas, sonrió tortuosamente. - gracias...gracias por todo, lamento haber destruido todo esto, no sabía lo malo que era...lo solucionaras todo si acabas con esto-

-Wonwoo... encontraremos una forma, la encontraremos...- sosteniéndolo por la nuca, Mingyu era quien comenzaba a llorar.

-lo escuchas...- dijo aferrándose a Mingyu ya que estaba perdiendo fuerza rápidamente, en el viento sobre la montaña se escuchaba el tintineo de aquel cascabel, Mingyu también podía escucharlo.- es la hora...- los ojos de Mingyu lagrimeaban imparablemente, intentaba apartar su mirada de Wonwoo para que no le viera llorar pero este sonrió levemente.- el hijo del cielo no debería llorar así...Mingyu- decía para atraer la mirada de Mingyu a la suya- te amo- con aquel último suspiro, Mingyu encajo la espada en el corazón de Wonwoo haciendo que este escupiera una gran cantidad de sangre, ambos caían al suelo, Wonwoo ya sin vida, y Mingyu sin fuerzas para seguir.

-lo escuchas...-decía Seungcheol un tanto exhausto por pelear con Jeonghan, ambos podían oír también el tintineo de aquel cascabel, los ojos de aquel hechicero negro se transformaban por unos mas furiosos, no podía imaginar que su más fiel experimento fuera a morir, Jeonghan no lo había hecho para eso, lo había creado para que viviera eternamente, tanto como él.

-cállate! ¡Debe estar matando a Mingyu! - grito sin dar tregua a sus ataques, de pronto, las enormes alas que lo cubrían se desvanecían en el viento, comenzó a caer en picada. Arrastrándose por el suelo sentía como la espada atravesaba su corazón también.

-es el final, yo no te dejare morir...yo vine aquí para darte lo que mereces, el castigo del que has escapado por siglos...- Jeonghan sabía que ese castigo sería peor que haber sido el sirviente de la familia real, en el suelo, con los cuerpos inertes de los guerreros caídos, encontró un cuchillo para acabar con su propia vida, Seungcheol pateo aquel objeto lejos de él, aprovechando para patearlo también, lo giro para que lo mirara y de un solo golpe, su mano atravesó el pecho de aquel hechicero. La boca de Jeonghan emanaba sangre por montones, no era sangre común, era un cumulo denso de oscuridad y putrefacción.

Con un solo tirón en la mano de Seungcheol descansaba aquel corazón hecho del más duro diamante negro, el alma de un hechicero negro finalmente era su prisionera.

-Seung...Seungcheol...- susurro Jihoon al ver lo que había hecho, estaba sorprendido, sin palabras, Seungcheol no se giró a mirarlo, guardo aquel corazón en su bolsillo, limpio sus armas y camino lejos de Jihoon. - espera! -

-mantente con vida...-dijo Seungcheol deteniéndose en la orilla del lago.

-que...-

-el hijo del cielo llegó a poner orden...es hora de que el guardián del cielo regrese- Seungcheol desapareció ante sus ojos, aquellos guerreros heridos e inconscientes comenzaban a despertar.

Con un gran grito feroz lleno de enojo y desesperación, Mingyu levanto su rostro al cielo, mientras su llanto se hacía más denso, una lluvia bañaba la sangre que había sobre ellos, él era el hijo del cielo.

La leyenda del Hijo del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora