Capitulo 15

166 28 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Wonwoo...- susurro tocando aquel frio rostro en sus manos. - Wonwoo...- Mingyu saco la espada cuidadosamente del cuerpo de Wonwoo para recostarlo sobre la tierra, le dejo un beso en los labios y se puso de pie. - esto es lo que querían. - que yo matara a él Gran duque del infierno, ya lo hice! ¡Ya me lo quitaron! ¡Pero se olvidan de quien soy yo! - levanto la espada al cielo y comenzó a girarla sobre el con sus brazos, gritaba, emanaba una intensa aura azul, con cada movimiento y cada grito sofocado de esfuerzo brutal un remolino se creaba en las nubes.

-Wonwoo...- susurraba Jisoo sujetando entre sus manos un pequeño frasco de vidrio, ese mismo que había guardado desde que Jun se lo entrego, ese que estaba vacío y que no podía ser llenado a menos de que el destino haya alcanzado a Wonwoo.

-"me han dicho que con esto, en el momento de la transición al inframundo se puede rescatar un alma, Wonwoo fue hechizado por mi, la magia blanca lo protegía, es por eso que el frasco lo encontrara y tomara su alma para convertirla en una estrella."- decía Jun en su recuerdo.

-ahora eres una estrella como querías...- dijo Jisoo saliendo del palacio, afuera, en lo más alto de este, miraba como el cielo estaba turbio, no sabía que es lo que Mingyu estaba haciendo, pero debía darse prisa. El frasco comenzó a vibrar, por lo que Jisoo lo levanto, derramando unas lágrimas antes de abrirlo suspiro. - lamento no haberte protegido...siempre serás mi pequeño hermano Wonwoo...- decía abriendo la tapa, una linda llama purpura salió disparada al cielo estampándose en el entre las demás estrellas y las rebeldes nubes bailarinas. Dejando un leve resplandor al llegar Jisoo sonrió. - ahora estarás mejor. -

El tiempo había sido exacto. Mingyu había terminado de reunir toda su fuerza y sus poderes en aquella espada, su cabello ahora estaba muy corto, oscuro, y sus ojos apenas y se podían ver azules, estaba exhausto, y sabía que aquello le llevaba a la muerte, pero no se iba a quedar sin intentarlo.

-el hijo del cielo demanda su lugar! - grito con todas sus fuerzas antes de enterrar aquella espada en la montaña, enseguida comenzó a temblar, Mingyu cayo de rodillas viendo como el suelo comenzaba a abrirse bajo sus pies, rápidamente tomo el cuerpo de Wonwoo entre sus brazos, aquella grieta que partía el piso comenzaba a brillar, la noche se volvía día con aquel resplandor subterráneo. Los espíritus malos invocados con Jeonghan lentamente abandonaban la tierra, el desastre se volvía invisible, poco a poco recuperaban su alma aquellos que habían sido despojada de esta a manos de Jeonghan. El poder de Mingyu había salvado el valle de un inminente apocalipsis, pero había algo que no había podido traer de vuelta, el cuerpo de Wonwoo se había desvanecido ante sus ojos.

Jihoon regresaba al palacio sin poder decir palabra alguna, Jisoo estaba igual, ambos sabían que el inminente final de Wonwoo había provocado toda aquella pesadilla, poco a poco, aquellos guardias que continuaban con vida regresaban a sus casas, con sus familias, al igual que Mingyu, volvía caminando desolado, sosteniendo su espada, se sentía derrotado.

-Mingyu!- dijo Seokmin al ver la condición en la que llegaba. Mingyu callo de rodillas en un mar de llanto.

-no pude, no pude detenerlo...-

-que ha asado, todo se volvió negro de pronto...-

-yo...yo cumplí con mi destino...-

-Mingyu...-

-yo...yo soy el rey...ahora soy el rey del valle...-

-que-

-debo, debo volver, debo ir, buscar una solución-

Los días, las semanas, los meses y años pasaban, Mingyu había tomado su lugar en el reino, nombrado rey bajo la corte del imperio chino, bajo Silla, Tang, Mingyu tenía la responsabilidad de regresar la paz a ese lugar, Jisoo se había quedado a su lado para ayudarle, instruirlo en sus tareas, contarle las cosas que vivió con Wonwoo, pero no podía contarle aun lo que más quemaba en su pecho, que en el cielo, una estrella brillante los miraba en espera de un milagro.

El alma pura y humana de Wonwoo aguardaba paciente en el cielo cada noche por regresar.

-su majestad! Oh su majestad! - decían los hombres y mujeres del pueblo al ver a Mingyu bajar, el solía visitar a sus amigos, a Seokmin, por alguna razón, ese era su destino, salvar el futuro de una tierra peleada, por salvar a un montón de humanos cuando él podía hacer más que eso.

Su rostro mostraba tristeza, cansancio, sin saberlo, cada noche miraba al cielo suspirando, recordando a Wonwoo como una lejana imagen, no podía dormir sin imaginarlo, sin traerlo a su memoria hasta el punto en donde podía sentirlo otra vez, donde podía sentirlo entre sus brazos y escuchar su voz, con todo el poder que tenia se obligaba a no olvidar a Wonwoo, a no permitirse eliminar su recuerdo.

-te concederemos 1 deseo Seungcheol- decían las voces de entre las nubes.

-de verdad? -

-nos has entregado eso que buscamos desde siglos atrás, Jeonghan tenía que ser detenido, ahora está bajo nuestro poder, mereces una recompensa. -

-si mal no recuerdo, en nuestro trato estaba que al terminar mi tarea yo volvería a casa...-

-casa? Ya no tienes una, ha pasado mucho tiempo-

-si tengo una, ahora tengo una...así que, pediré mi deseo y me regresaran a casa no?-

-está bien-

Con una sonrisa triunfante Seungcheol recordó la vez en que logro regresar para encontrarse con Jisoo.

-crees que nadie lo notara? ¿Piensas ocultarlo mucho tiempo? - decía sorprendiéndolo.

-de que hablas...-

-sabes, no soy quien tú crees, vengo de ahí- dijo levantando su mano y apuntando al cielo-

-eres un ángel? -

-mmm, no tanto como eso, pero tengo contada cada una de esas estrellas, yo mismo trace ese mapa...y sobra una- Jisoo lo miro preocupado.

-no podía dejarlo morir así...Wonwoo no merece eso...-

-sabes cómo sacarlo de ahí? -

-no...Jun me prometió que ahí estaría a salvo hasta que encuentre una opción...-

-dile a Mingyu-

-no, aun no puedo, él tiene que poner en orden las cosas, es su deber-

-tienes razón...oye-

-mmm?-

-seguirás sirviendo para el?-

-desde niño he servido para esta familia...claro que si...

-ohhh, ya, y los demás también? -

-se llama lealtad, todos somos leales al rey-

-y yo...puedo volver aquí? - Jisoo le sonrió y apretó su hombro cálidamente.

-seas lo que seas, este palacio será tu casa, puedes volver cuando quieras-

La leyenda del Hijo del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora