Capitulo 1

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22 años después...

-te dije su majestad...tanta magia no hace bien-

-no...tu magia es la que no hace bien-

-imagina, si para un humano normal la magia blanca provoca un desgaste impresionante, ahora usar la magia negra por años...me sorprende que sigas respirando- decía Jeonghan peinando el cabello gris del rey convaleciente. En su cama, su próximo lecho de muerte daba su último suspiro. Jeonghan seguía igual que el primer día que lo conocieron, ni viejo ni joven, era como si el tiempo jamás pasara sobre él.

-trae a mi hijo...-

-como ordene su majestad- con una sonrisa maliciosa Jeonghan se dirigió a la salida.

-hemos enviado tropas para la reincorporación del pueblo del sur a la nueva capital, las tropas están en orden, tal parece el frente ha sido defendido con honor su majestad- decía un chico haciendo reverencia ante el magnífico trono dorado, de esculturas perfectas, figuras inigualables, los tonos rojos y dorados adornaban aquella zona que muy pocos podían visitar.

-el general Hong ha regresado? - dijo una profunda y gruesa voz.

-no, aun no, se encuentra el mismo ayudando a las personas como ordeno su majestad-

-bien, una vez que todos se encuentren bien, bajare a la nueva capital-

-a la orden su majestad-

-puedes retirarte- de largo cabello oscuro como la noche, lacio como una cascada, elegante flequillo, usando una banda color rojo, la imponente insignia del reino de Goguryeo, el dragón de Amura tallado en oro, los detalles en oro pintado eran acompañante del elegante donggot dorado que mantenía la mitad de su hermoso cabello bien sujeto en lo alto de su cabeza, el príncipe se hacía cargo de las nuevas normas de la ciudad.

-he escuchado que Jisoo no ha regresado- interrumpía Jeonghan caminando hasta el trono.

- en un par de días regresara- mirado aquel rostro que nadie se atrevía a ver, Jeonghan podía aparecer ante el como si fuera lo más normal del mundo. El príncipe, el próximo rey, Jeon Wonwoo.

-tu papi te necesita, me ha dicho que te lleve- Wonwoo suspiro pesadamente encorvando su espalda, como si hubiera estado conteniendo todo ese aire ante sus súbditos, con Jeonghan podía sentirse cómodo.

-mi madre está con él? ­-

-no, me ha pedido que te lleve a ti-

-está bien-

-estás cansado? - mientras caminaban hasta la habitación de su padre, Jeonghan no pudo evitar mirarlo.

-no, estoy bien-

-sabes que puedes decirme si pasa algo no? -

-si...-

-entonces? - mirando a su alrededor, Wonwoo tomo del brazo a Jeonghan para llevarlo con él a una de las habitaciones del palacio.

-he limpiado los límites de la cuidad, con mis propias manos, he mantenido a Silla y a Tang al margen de la situación, no he llegado a hacer un acuerdo, pero si sigo así, el imperio me comerá...no puedo con la presión...mi padre es el único que podía hacerlo, yo no, solo soy un chico, tengo 22 años...-

-cielo, a los cuantos años crees que tu padre entro al trono? Tenía 13 años cuando ascendió-

-pero él te tenia a ti...tu hacías todo por el-

-sí, pero no soy tan poderoso, ambos nos envejecimos, tú te tienes a ti mismo-

-no digas eso...- cabizbajo Wonwoo evadió su mirada.

-cuando entiendas el poder que hay dentro de ti podrás hacerte cargo de todo con un solo chasquido de dedos-

-¡No puedo hacerlo! -

-si, si puedes, puedes hacer lo que te plazca-

-no!, no,no,no, no debo hacerlo, pero...- Wonwoo camino hasta la pared golpeando su frente en varias ocasiones- esto en mi cabeza me pide a gritos que pelé, que luche, que gane, jamás debo perder...quiero sentir el calor de la sangre en mis manos...-

-adelante, mata si te apetece-

-no...si lo hago, no habrá vuelta a tras-

-lo único que te hace humano Wonwoo, es esa débil alma tuya, fácil puedes dejarla morir-

-jamás! Un rey debe ser tan humano como su pueblo-

-no puedo ayudarte entonces, pronto tendrás a la reina de Silla reclamándote por sus tierras, al emperador Tang pisando los talones de los chinos por el imperio, y tú? Con tu hechicería creaste tus marionetas personales, ese grupo de Pyung-dand se ensucia las manos por ti-

-el ejército de Pyung-dand es el más reconocido en todo el valle, mientras esas muertes no sean por mi propia mano, seguiré siendo Jeon Wonwoo. - cambiando aquel semblante triste, Wonwoo le miro retadoramente, acomodo su hanbok y volvió a salir para llegar hasta su padre.

-hijo...- dijo el hombre al verlo entrar.

-como te encuentras hoy padre-

-debo decirte algo...- Wonwoo se arrodillo a su lado para oírle hablar. - se lo que eres...se porque el valle es prospero, lo sé porque yo hice lo mismo que tú, sacrifique vidas, vidas importantes...pero, tu puedes tener la decisión final hijo, no dejes que ese demonio que llevas dentro te domine, no lo dejes jamás...-

-pero no puedo padre, es doloroso-

-eres un niño, perdóname por ser tan ambicioso todo este tiempo-

-podemos hacer algo para que estés mejor-

-no, no, ya basta de magia y hechizos, quiero irme, justo ahora, se cargas mucho peso sobre tus hombros, no te daré mas, cuando sea el momento tú mismo entenderás las cosas, y tú- dijo señalando a Jeonghan. - cuidaras que mi hijo no se convierta en un demonio que abra las puertas del infierno...tú eres bueno Wonwoo, toda esa bondad que hay en tu alma compensa tu poder...mantente en equilibrio por mí, y por tu...por tu... pue...blo-

La leyenda del Hijo del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora