Capítulo V: Casa maldita

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—¿Entonces vives en la mansión dónde toda una familia fue asesinada y no piensas mudarte? —susurró Martinus mientras la maestra deslizaba la tiza sobre el pizzarrón.

—Por milésima vez Martinus, no, no voy a mudarme, acabo de hacerlo y por lo que veo a papá no le importa mucho...

—¿Has visto o escuchado cosas raras? ¿Ya investigaste cada rincón? —ante cada pregunta su cara se acercaba un poco mas a la mía.

—Martinus…

—¿Si? —su aliento golpeó mi mejilla.

—Estas un poco demasiado cerca... —lo escuché reír.

—¿Te incomo...

—¡Gunnarsen vuelva a su asiento! —dio un respingo antes de acomodarse en su banco nuevamente.

—No he escuchado cosas raras... —respondí— tampoco visto.

—¿Entonces no has investigado? —negué— ¿qué tal si saliendo de clases vamos a tu casa? —lo miré severamente— ¿¡Qué?! ¡Solo piensa! "Mercy y Martinus, los cazadores de fantasmas"

—Ya existe un titulo similar, Martinus... —gruñi.

—Anda, imagina que encontremos un maletín lleno de dinero —volvió a inclinarse— piensa es toda esa fortuna.

—O también podríamos encontrar un cadáver —sonreí falsamente— prefiero seguir viviendo tranquila en aquella mansión, si fuera algún otro lugar con gusto te acompañaría a tu rara exploración urbana.

—No seas aguafiestas —se quejó— anda, ¿acaso tienen miedo? ¿No deseas mi compañía? ¿Guardas algún tipo de droga en tu sótano? ¿Llevas una doble vida?

—Bien —respondi tajante ante su insistencia— pero sientate y guarda silencio.

—Aburrida —dijo mientras sonreía y volvia a su posición normal— tenemos detención —murmuró.

—Mmm, que lástima —sonrei.

—No importa, mientras estemos juntos puedo seguir molestandote —sentí su respiración en mi oído— aburrida —mis mejillas se sonrojaron mientras bajaba la mirada— ¿No ha cruzado la idea de alguna habitación secreta?

—No he terminado de entrar a todas las habitaciones, pero creeme que pude haber mas de una.

—¿Las cartas de aquel cajón están relacionadas?…

—Al parecer exorcizaron a una niña, —murmuré— todo fue demasiado tétrico, estaban debajo del suelo en mi habitación.

—Por un momento pensé que eran cartas de tu novio —suspiro— ya no se cual de las dos ideas me disgusta mas...

—¿Qué?

—¡Gunnarsen, Hertz! ¡Una mas y serán dos semanas de detención!

No dijimos ni una palabra mas, creo que aunque a Martinus le agradara el hecho de molestar 24/7 a mi persona sabia que llevarme a detención otra vez no ayudaría en nada. La campana anunció en fin de la hora clase, cogí mi mochila dispuesta a ir al baño y pasar el receso jugando con la secadores se mano.

—Hey, ¿piensas pasar el descanso en el baño, de nuevo? —Nathan llegó detrás de mi— mejor vamos a la cafetería donde las personas normales y decentes comen.

—¿Acabas de llamarme anormal? —sonrió.

—Tú fuiste la que entendió la referencia. Por cierto, has sido aceptada en el el club de teatro, dentro de poco habrá una obra, deberías intentarlo.

Cliché | Marcus & MartinusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora