Yuuri salió hecho un rayo de aquel baño, no se había percatado de la hora hasta que tomó su celular. Era tarde, temprano, pero aún así tarde; el día anterior no había ido a casa y sabía que sus padres podrían preocuparse por su ausencia. Aunque si debía ser franco, le sorprendió no tener ninguna llamada perdida en su celular.
Corrió para adentrarse a la habitación del alfa buscando alguna ropa para vestirse y salir a comer. No podía usar su playera, ya que esta había terminado hecha jirones, invariablemente recordando lo sucedido y al instante un intenso sonrojo pintó sus mejillas. Apenado, se acercó al closet del mayor y tomó una camisa, se la colocó y arremangó las mangas hasta que le quedaran bien, tomó un pantalón he hizo lo mismo. Se acercó al espejo para arreglar sus rebeldes cabellos y de pronto cayó en cuenta de que Masumi estaba ahí afuera y lo vería, vería la mordida. Entró en un estado de pánico total, corriendo de nuevo al cuarto de baño y se apresuró a husmear en el botiquín de emergencias hasta que encontró una venda que se colocó con cuidado, tratando de tapar la misma con la camisa.
- Listo, creo que así estará bien -expresó satisfecho, tanteando el vendaje con sus dedos y admirando su imagen en el espejo, verificando que estuviera bien puesta y cubriera lo que debía de ocultar.
Ya más tranquilo, salió fresco y radiante de aquella habitación, sonriendo como si no hubiera un mañana, arrastrando las pantunflas pues le quedaban grandes. Se acercó a la sala y saludó con mucha formalidad, quizás demasiada, al mayor de los alfas.
-Buenos días Masumi- hizo una pequeña reverencia y observó a al castaño que le veía con curiosidad - ¿E-esta todo b-bien?- un ligero tartamudeo lo traicionó. Se sentía acechado, y el platinado simplemente reía al ver la postura de ambos
-Te ves muy feliz el día de hoy, Yuuri. ¿Pasó algo interesante? -preguntó divertido y en cuanto a la respuesta de Yuuri, basta decir con que el rojo subio hasta sus orejas en cuanto escucho aquellos comentarios
-¡Ma-masumi!
-Hahaha bueno eso lo termina de confirmar- replicó mientras se recargaba de nuevo en el sofá.
-Deja de fastidiarlo y acompañanos a desayunar- replicó Víctor, quien se levantó acercándose al omega para depositar un suave beso en su mejilla y halarlo de la mano para llevarlo hacia el comedor, el sonrojado azabache se dejó hacer dócilmente por el alfa.
Masumi veía con sorpresa la escena y no era para menos, en sus años de conocer al ruso no lo había visto actuar de esa manera, era extraño pero a su vez agradable. Víctor separó la silla de la mesa para ayudar a Yuuri a sentarse. Oh sí, el platinado podía ser tan romántico como él quisiera; el castaño se sentó justo enfrente del azabache, observando aquella enorme sonrisa en su rostro y la tranquila charla que llevaba con...
- ¡Yuuri!- gritó con fuerza Masumi. Se sentía un estupido, ¿cómo era posible aque apenas en este momento se diera cuenta? - ¿Llevas una venda en el cuello?- tocó rápidamente su nuca mientras el mayor se levantaba de la mesa y la golpeaba con ambas manos - ¡Víctor Ivanovich Nikiforov! ¿Cómo pudiste?- el mencionado simplemente se encogió en hombros.
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ENTRELAZADOS
FanfictionVíctor es un joven alfa triste que perdió a su prometido en un accidente y al negarse a progresar intenta reiteradas veces suicidarse hasta que un día conoce a Yuuri, un omega que es atendido en el mismo hospital al cual él llega, al principió Vícto...