Capítulo 49. Competencia

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Katherine Weber.

La tarde pasó tan rápido que no nos dimos cuenta cuando empezó a anochecer, la verdad ninguno de nosotros quería irse, sobre todo Lilian que estaba demasiado ocupada jugando con su nueva adquisición, no pudo dejar de volar el papalote que Damien le había regalado, si pudieran ellos se quedarían hasta muy tarde volándolo.

Teníamos que regresar porque debíamos preparar la cena y Lilian debía dormir temprano, todavía necesitaba descanso aunque para ella no había impedimentos para no poder jugar. Regresamos a casa y al llegar Lilian quiso seguir volando el papalote en el jardín, no quería hacerla sentir mal pero tuve que pedirle que lo guardara porque necesitaba un descanso.

—Mañana podrás volarlo, ¿Sí? Es hora de que cenemos, tenemos que recuperar energía.

—De acuerdo, lo voy a guardar, además no quiero que se rompa, cuando Abby regrese quiero enseñárselo.

Corrió a su habitación para guardar el papalote, Nora fue a la cocina para sacar las verduras y la carne que usaríamos para preparar la cena, yo me quedé al pie de las escaleras,  junto con Damien. Me tragué el orgullo y finalmente me dirigí a él, no sabía que decirle realmente, no quería invitarlo a cenar porque no lo aceptaría pero si Lilian se lo pedía la cosa sería otra, seguro diría que sí porque nada le podía negar a su hija.

—¿Vas a quedarte a cenar? —le pregunté con voz casual.

Dejó escapar un suspiro y negó con un poco de vergüenza.

—No, gracias, no puedo, debo volver al hotel a hacer mis maletas. Mañana regresó a Marusi, solo tenía permitido estar siete días en Texas.

Arqué las cejas, confundida, ¿Mañana era el día? Debió haberse percatado de mi sorpresa porque lució todavía más avergonzado, no nos había dicho nada porque seguramente Lilian iba a entristecerse, ella ya había acostumbrado a su presencia a pesar de tener poco tiempo de estar juntos.

—¿Mañana? ¿En serio?

—Sí, es la condición que puso el juez —contestó, mirando hacia otro lado para que no pudiera notar sus ojos desdichados. —Debo volver.

—Es la despedida definitiva —admití, no fue una pregunta, era un hecho que lo era porque no nos volveríamos a ver.

Al darme la cara otra vez, vi en sus ojos un brillo peculiar que se iba extinguiendo en lo que el silencio se iba prolongando más, no quiso decir "sí" se lo guardaba y apreciaba que lo hiciera, no quise escucharlo.

—¿Te vas mañana?.

Los dos nos sobresaltamos al escuchar la voz de Lilian, no habíamos notado que estaba al pie de las escaleras, viéndonos a ambos, su expresión alegre se quebró al escucharnos hablar, no supe cuánto había escuchado.

Damien asustado apenas pudo hablar.

—Sí —susurró, perdiendo fuerza en la voz.

Lilian le clavó los ojos, tenía el ceño fruncido por la confusión.

—¿Por qué? ¿Ya te vas a tu casa?

El cuerpo de Damien estaba rígido, lo sentí por todas partes, estaba nervioso porque no sabía como explicarle a Lilian que se iría para no volver porque era una promesa que me había hecho a mí, aunque le doliera debía cumplirla.

—Sí, debo volver a casa pero no creo poder regresar, Lilian, lo siento. Necesito estar lejos porque...—hizo una pausa para hacerse una buena mentira, algo que pudiera creerse —No estoy completamente curado, me falta mucho para estar bien, es algo que va a tomar mucho tiempo.

Oscuros Instintos©+18 [OE #2] COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora