Capítulo 7. Sentido

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Damien Westermann

—¿Se lo vas a decir a alguien? —le pregunté con severidad cuando termine de contárselo todo, el asesinato de mi madre era algo que yo consideraba muy privado, no se lo decía a cualquiera,  jamás se lo dije a alguien y que hubiera podido decírselo a Scott significaba que le había depositado mucha confianza.

Scott negó con mucha calma.

—Sabes que está sesión es confidencial, si en el juzgado me preguntan acerca de ti solo diré lo que quieren saber.

—Sí de verdad estoy enfermo o no —reconocí sin entusiasmo, todo el mundo lo quería saber porque de ello dependía cuanto tiempo estaría tras las rejas. —¿Lo estoy, Scott?

No pudo sostenerme la mirada por varios segundos, sus labios se formaron en una pequeña mueca, no era una actitud muy normal en Scott por lo que a veces su lenguaje corporal lo decía todo.

—¿Quieres que te lo diga? —me preguntó, manteniendo ahora sí sus ojos puestos en mí en una paz muy normal, tal vez ya estaba listo para decirme la verdad.

Mantuve la vista fija en su semblante, estaba muy tranquilo, yo diría que despreocupado, me ponía a pensar que yo era el que actuaba como un imbécil por agravar más las cosas cuando no eran más que pequeños problemas fáciles de resolver, ese era mi problema, hacer un caos donde no había necesidad. 

—No, no lo hagas —contesté, baje la mirada en derrota, no quería saberlo porque la verdad es que no quería decepcionarme de la verdad. —Déjalo así. Hagamos lo que te pedí.

—De todas formas —agregó con rapidez, levanté mis ojos y lo vi complacido —No puedo decírtelo, es confidencial pero hubiera hecho lo posible para que mi respuesta estuviera cerca de la verdad.

Traté de sonreirle  y él lo notó, agradeció mi esfuerzo dándome una pequeña sonrisa formal.

—Gracias —admití en voz baja, retomando el otro tema —Quiero que cumplas con tu palabra, haz lo que tengas que hacer.

Volví a acostarme sobre el sofá, se levantó y acercó su silla hasta donde estaba dejándola casi frente a mí, no iba a mentir, estaba nervioso, nunca en mi vida me habían hipnotizado y me puse a pensar en que una cosa así pudo haber terminado con tantas cosas enfermizas que estaban en mi cabeza desde un principio pero como Scott había dicho todo dependía de qué clase de mente débil eras para poderte influenciar  con estas cosas.

Me pidió cerrar los ojos y que dejara mi mente en blanco, dijo que ignorara cualquier ruido a mi alrededor y que me concentrara en su voz, me di cuenta que iba cerrando las cortinas del consultorio porque las sombras de la oscuridad cubrían mis parpados, dejando  casi todo en una negrura espesa. Al estar con solo su voz directo en mi mente pude sentir mi cuerpo desvanecerse, alejándose poco a poco de la habitación como si un gran agujero me succionara y me llevara hacia un plano tan silencioso y oscuro, tan grande que me perdía, fui cayendo a un abismo donde solo pude tener el rostro de Scott frente a mí, viendo como me hablaba,  después fui cayendo a una velocidad que presionaba tanto a mi pecho dejándome sin aire, prácticamente asfixiándome, luego vi todo tan borroso como si de repente todo se estuviera despareciendo, incluyéndome también.

Algo pareció traspasar a mi cabeza por la mitad, la sensación fue traumática, me aterré, llegue a escuchar un eco lejano que se convirtió en un zumbido molesto e irritante, quería arrancarme la cabeza, rasgar la piel de la nuca y sacarme el cerebro por el  dolor que  taladró todo mi cráneo, eran martillazos tan fuertes que juré me habían hecho llorar, todo dio un giro inesperado cuando un punto de luz nació de entre la tiniebla del abismo, aquel punto de luz fue destellando más fuerte en lo que yo me acercaba, parecía que notaba mi cercanía porque crecía, tenía vida propia y me saludaba con un fulgor cada vez más poderoso, fui acercándome y al estar más cerca ella atravesó los pocos metros que nos separaban con una velocidad invisible,  explotando delante de mi cara, envolviendo  todo de una cegadora blancura absoluta.

Oscuros Instintos©+18 [OE #2] COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora