Capítulo 11.

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Mis disculpas al final del cap. Las amo mucho y no las merezco.

🌟🌟🌟

—¡¿Dónde demonios estabas, Harry?! ¡¿Por qué no te quedaste?! ¡¿En qué estabas pensando?!

Anne estaba furiosa, de eso no había duda. Harry podía darse cuenta del nivel de enfado de su madre por las venas resaltadas en su cuello, sus mejillas rojizas y su mirada penetrante. Lo peor era que cuando Anne se ponía en ese estado, nada podía calmarla y era realmente aterradora. El rizado temía que algo así pasara, de hecho estaba preparado para enfrentar el humor de su madre en cuanto puso un pie en la casa de Trisha, pero no se esperaba que armara tanto escándalo incluso frente a los más pequeños, quienes inocentes se dedicaban a abrir sus regalos frente al árbol de navidad, hasta que Anne comenzó a gritar.

Zayn se colocó de inmediato entre el cuerpo de Harry y Anne, mirando a su tía con una calma que la situación no ameritaba.

—No creo que debamos hablar de esto aquí, tía —dijo el moreno, mirando de reojo a los pequeños, quienes no dejaban de mirar la escena, confundidos.

—Es verdad, Anne —intervino Trisha a sus espaldas. Tenía una mano en el hombro de su hermana; la había colocado ahí cuando Harry cruzó el marco de la puerta y Anne casi se avalanza sobre él—. Mejor subamos, estas son cosas que se hablan en privado.

Harry bajó la mirada a sus pies sin poder sostener la mirada de su madre ni un segundo más. Se sentía horrible por haberla abandonado en una cena que sabía que iba a ser tan difícil como incómoda, no sólo para Anne, sino también para Gemma; esta ni siquiera se veía tan molesta como lo estaba su madre. De hecho, Gemma estaba detrás de Harry, acariciando la espalda del menor como si intentara consolarlo.

Anne subió las escaleras luego de unos segundos. Sus pisadas se escucharon con fuerza, haciendo que Harry se encogiera en su lugar como niño pequeño. Dios, todo el camino se la pasó pensando en cómo pedirle disculpas a su madre y en qué tipo de explicación le iba a dar, pero ahora todo lo que había ensayado se le había olvidado. Habían tantas cosas que quería contarle. El recuerdo de aquella noche en Neón llegó a su mente sin previo aviso y la culpa lo comió por dentro. No debió separarse de los chicos, no debió alejarse de Zayn y no debió beber nada. Se sentía estúpido, violado y culpable por alguna razón, y todo eso quería decírselo a su madre. Quería ser consolado como un niño pequeño por su madre y que la mujer se lleve su dolor lejos, como solía hacerlo cuando tenía cinco años.

Pero, ¿cómo le dices a tu propia madre que fuiste a un club para mayores de edad sin su permiso y, como consecuencia, terminaste en un baño con dos sujetos que casi te violan? ¿Cómo hablas de eso con alguien? ¿Cómo lo cuentas sin sentirte sucio?

Fácil, no lo haces.

—Hazz, vamos —la voz de Zayn lo sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada y se encontró con esos ojos miel que le transmitieron calor y seguridad—. Yo estaré contigo, ¿está bien? Tranquilo.

Era sencillo que él dijera eso, pintaba todo tan fácil, como si no hubiera hecho nada malo. Para él no había problema pues Trisha no era estricta con él y, además, estaba acostumbrada al comportamiento del moreno, pero con Harry y Anne todo era diferente. Anne siempre fue una buena madre, pero también muy estricta; lo que Anne quería que se hiciera, eso se hacía. Harry y Gemma nunca habían desobedecido alguna orden de su madre, hasta este momento. Harry estaba tan cegado de miedo que ni siquiera se movió, a pesar de las palabras de Zayn.

—Harry, escucha —Gemma apareció en su campo de visión, obligándolo a mirarla a los ojos. Su hermana lo miraba con calidez y comprensión, algo que le hizo sentir apoyado—. Ella ni siquiera está tan molesta como parece, créeme —dijo y le mostró una fugaz sonrisa—. Anoche hablamos antes de dormir y me dijo que en realidad entendía por qué te habías ido, pero que no aprobaba tus métodos.

A tu ritmo || Zarry StylikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora