23. Odio

3.9K 166 1
                                    

POV Poché

Es extraño cómo cada vez que intento hacer algo en torno a Calle, algo sale mal y termina peor. Estoy empezando a creer que el mundo no tiene planes para nosotras.

Pero yo estoy segura de que amo a Calle con todo mi corazón. Me importa un carajo lo que suceda, yo la voy a seguir amando hasta el fin de los tiempos.

-¿En qué piensas?

-¿Qué?- Estúpida doctora, además de pretender a Calle, interrumpe mis sueños a futuro con ella- Ah, no creo que desees saberlo.

-Está bien. Ya puedes pasar con Dani a declarar. Por cierto, ¿Por qué no la visitaste? ¿Estabas muy ocupada con ese chico?

Me levanté del asiento, caminé hacia ella, no iba a permitir que una persona que no conozco, me hablara así.

-Escucha. Me vale una mierda lo que pienses de mi. Sólo quiero que sepas que ni tú, ni nadie tiene derecho a interponerse entre mi novia, y yo. ¿De acuerdo?

Ella sólo se fue, y yo pasé a la habitación que le habían asignado a Daniela.

Al llegar, encontré a un policía de aspecto joven. Rubio, con ojos de color y alto. Junto a él, estaba una chica con el cabello tintado de varios colores.

-Buenas tardes señorita. Mi nombre es  Pablo Zurita, y ella es Juana Martínez. Estamos aquí para tomar sus declaraciones respecto a lo acontecido. ¿Puede decirme qué pasó?

La chica sacó un computador y lo abrió, y me miró un poco feo. Ya me cae mal.

-Bien, Calle y yo estábamos en la playa, y de repente recibió un disparo, yo sólo alcancé a ver una camioneta, creo que era una VAN, y era de color negro. Vi una mano saliendo por la ventana y haciendo una seña de despedida. Después un joven se me acercó, y se presentó como Sebas. Me ayudó a llamar una ambulancia, y cuando llegaron los paramédicos, ya se había ido.

-Muy bien, ¿Usted qué recuerda, señorita Daniela?

-La verdad, no mucho. Recuerdo estar con Poch... María José en la playa, después todo se volvió negro. Cuando desperté, estaba en una habitación de hospital con mi novia y mi hermana al lado, y eso es todo.

-Gracias, una última pregunta, ¿Han notado algo extraño, o alguien inusual, cosas de ese estilo?

-La verdad, en una ocasión la habitación del hotel estaba totalmente destrozada, y habían dejado una nota.

-Bien, por ahora eso es todo, recibirán una visita en los días próximos. Hasta luego.

Dicho esto, se marcharon.

***

POV Sebastián

Desperté, y estaba atado a una silla, en lo que parecía ser una bodega. A unos cuantos metros de donde yo estaba, habían dos hombres, calculaba que el primero tenía cómo treinta años, y el otro, unos 20. Después de un rato, se dieron cuenta de que había despertado, y se acercaron lentamente.

-Ahora sí, el jefe nos dejó hacer lo que queramos contigo. Ya no le interesas- Dijo el primero sonriendo de una manera... Peculiar-.

-¿Y q-que con eso?- Respondí. Siendo sincero estaba asustado-.

No recibí respuesta, sino una patada en el costado por parte del segundo.

-¿Te gusta mariquita? ¿¡Te gusta!?

-Soy tan marica que me dí a tu madre- Dije, muy nervioso, pero tratando de demostrar valentía-.

-¡Con mi madre no te metas estúpido!

Otra patada, ésta dirigida al pecho, que me hizo caer hacia atrás, golpeándome la cabeza con el respaldo de la silla.

No hice ni una mueca, no quería mostrarles lo mucho que sufría.

-Hmm. Parece que el muñeco aguanta más de lo que esperábamos. ¡Joseph! ¡Trae el bate!

¿Me golpearía con un bate? Ahora sí estoy muerto. Mierda, ahí viene el otro.

-Já. Estoy seguro de que ahora no eres tan machito, ¿O sí Sebastián?

-Vete a la mierda.

El que según yo, era Joseph, me levantó y entonces se alejó. Un golpe de bate, y no contuve mi dolor, pero no grité. Sólo una pequeña mueca.

-¿Es toda la fuerza que tienes?

Otro golpe. Y otro, y otro.

-Dime algo. ¡Dime algo!- Exclamó con rabia-.

-¿Qué quieres que te diga? Qué aún maniatado, te hago más daño que tú con todas las armas posibles. Qué no me has matado por miedo a que a gente te señalé como asesino, bastardo asqueroso.

Lo siguiente fue slowmotion para mi. El tipo sacó un arma, me disparó, y caí al suelo.

A lo lejos escuchaba sirenas. Quizá policía, quizá una ambulancia. Comencé a cerrar los ojos. No aguantaba estar despierto.

Uno. Los tipos discutiendo entre sí.

Dos. Ellos tomando una mochila, tratando de huir.

Tres. Las salidas tapadas por hombres con armas.

Cuatro. Dejé de saber qué pasó.

Cinco. Cerré los ojos.

Y después, un vacío.

***

Hola, sé que no había actualizado desde hace mucho, y que ya casi nadie lee esto, lo siento por tardarme. Me disculpo por todo. Eso es todo.

Los quiero, vivan vidas felices hijos de Satanás.

Baich ♥

¿Juntas? Siempre (Caché G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora