4. Segundo asalto

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Foto: Karoline Kedward

Capitulo 4
Segundo Asalto

Lyam no le dio importancia a las palabras de Karoline, supuso que era para provocar le pero se mantuvo sereno. El se mantuvo inmóvil grabando hasta el fin del hechizo donde como si alguien hubiese soplado se apagaron. Todas se levantaron pero nadie dijo nada. El trayecto desde aquel oscuro bosque hasta el campus de la universidad fue interminable, el gélido silencio que les acompañaba se iba extendiendo a medida que llegaban. Un millón de preguntas rodaban en la cabeza de Lyam y pensaba preguntar a Karoline, y no irse sin una respuesta. La desesperación de Lyam era tan grande que de lo rápido que bajo del coche se cayó provocando la risa de Karoline y Jinna. Se levantó apresuradamente con la ayuda de
Jinna, pero en cuanto estuvo estable se desembarazo de ella y le susurró en el oído a Karoline quien asintió despreocupada.

Cuando las amigas de Karoline se fueron a despedir de el Karoline las miró como diciendo Hoy no duerme allí. Cuando entraron en la hermandad tuvo poco tiempo para observar el lugar, pero no le volvió a restar importancia, algún día le harían un tour. Subió junto a Karoline a su habitación y a su paso cerraron la puerta.

—¿Te puedo hacer una pregunta?—ella asintió mientras colocaba sus cosas—¿Por qué las habitaciones tienen números?

—Los números son nuestros cumpleaños. Por ejemplo el mío es el ocho de agosto, el cumpleaños de Elisa es el 12 de marzo, etc... Es una forma de identificar nos.

—¿Y lo del hechizo?

—Dijiste una pregunta—Lyam bufó y la miró pidiendo por favor—no es fácil estar con brujas, a veces el hecho de contemplar un hechizo puede matar a alguien ajeno a quien lo está haciendo, es solo por tu seguridad, no te agobies. Es básicamente, lo mismo que te explique hace rato.

Lyam se rio. Hasta que vio como Karoline se quitaba la ropa. Mantuvo la vista fija en su cuerpo hasta que ella se giró.

—Espero que no te importe— le informó a Lyam—suelo dormir en ropa interior

—Yo hago lo mismo pero...—se rascó la nuca incómodo mientras se acercaba a ella—no sabía si tu querrías

Ella arqueó las cejas irónica y lanzó una carcajada.

—¿Crees que no se lo que intentas?

—Claro que lo sé, ahora dime, ¿Cómo sabes siempre lo que pienso? ¿Cómo te metes en mi mente?

Ella sonrió. Cómo si se esperara esa pregunta. Pero era obvio que lo hacía. Podía meterse en su mente.

—Te he dicho que soy una bruja, que otra explicación necesitas

—Una normal

—Clarividencia y concilio

—Se lo que es la clarividencia, pero, ¿Qué es el concilio?

—El concilio es el control de la mente de un ser vivo

Lyam se quedó en silencio unos segundos antes de formular la siguiente pregunta.

—¿Qué otros poderes tienes?

—¿Importa?—dijo mientras se acercaba peligrosamente a él.

🌙

Lyam se despertó incómodo y con dolor de espalda. Tenía frío, hacia frío. La ventana está abierta. No se atrevió a levantarse para cerrarla, ya que se percató de que no estaba solo. Karoline tenía la cabeza y una mano apoyadas en su pecho, ambos estaban desnudos, solo los cubría una pequeña manta blanca. No estaban en la cama, estaban recostados como podían en el pequeño espacio de sofá que había junto a la ventana. No le dio importancia. Rodeó con uno de sus brazos el cuerpo desnudo de Karoline y volvió a cerrar los ojos.

¿Cuánto había pasado? ¿Una hora, varias? ¿Unos minutos o uno segundos? No lo sabía. Pero Karoline ya estaba despierta y miraba a la ventana. Cuando Lyam pudo aclarar su vista miro hacia el mismo lugar, donde, casi todos —por no decir todos—los integrantes de su fraternidad les miraban a través de la ventana. Tyler reía mientras aplaudía. Seth le fulminaba con la mirada. Los demás, estaban asombrados mientras asentían con la cabeza en modo de felicitación.

Karoline, incómoda, se tapó más con la sábana mientras le fulminaba con la mirada y una mueca de asco. Ninguno podía hacer nada, si alguno se levantaba q cerrar la ventana y poner la cortina o se levantaba desnudo o se llevaba la manta dejando al otro expuesto.

La ventana se cerró de repente y la cortina se puso sola. Lyam miró a Karoline asombrado. Había usado sus poderes, pero no los mismo que le había dicho.

—Pensaba que solo tenías control sobre la mente

—Me preguntaste sobre unos poderes, y te respondí, pero esos dos no son los únicos que tengo—Karoline se levantó y comenzó a buscar su ropa.

—¿Cuál era ese entonces?

—Telequinesis—dijo saliendo de la habitación.

Lyam frunció el ceño. Se había ido. Hizo lo mismo que Karoline. Se vistió y se fue. Cuando llegó a la fraternidad intentó ignorar a todos los que le felicitaban por haber se tirado a Karoline. Cuando subió a habitación abrió la puerta y la cerró con cerrojo.

—Tyler no te lo vas a ...—ese no era Tyler—Oh, hola Seth- sonrió—¿Qué haces aquí?

—Queria hablar contigo—Lyam asintió sin perder la sonrisa—una de las reglas de la fraternidad, es que si uno tiene novia, no se toca, es decir, no te acuestas con ella.

—Pero ella no es tu novia, habéis cortado—aclaró Lyam

—Por poco tiempo, solo es una pequeña intromisión. Así que olvídate de ella.

Seth quitó el cerrojo y se fue de la habitación. Lyam bufó. Genial. Ahora se encontraba en una película romántica. Suspiró pesadamente mientras se tiraba a la cama. En su mente maldecía de todas las maneras posibles.

Vaya, que sin fin de malas palabras, deberías cuidar tu lenguaje. La voz de Karoline resonó en su cabeza. Por un momento pensó en que estaba loco. Hasta que recordó sus poderes.

No pongas esa cara, ¿No te gusta mi voz? Lyam negó rápidamente y espero a que volviese hablar, pero esta vez no fue así, esta vez su risa se oyó en la habitación.

—¿Un segundo asalto?—preguntó Lyam con una sonrisa pícara y la ceja alzada.

—Eso no se pregunta— Karoline apareció en la habitación y se acercó a él apresuradamente para besarle.

Ninguno de los dos se dio cuenta de que la puerta está abierta y que detrás de ella Seth les observaba.

Ninguno de los dos se dio cuenta de que la puerta está abierta y que detrás de ella Seth les observaba

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