Lyam es un universitario que tiene que hacer una película como proyecto para final de trimestre. Decide hacerlo sobre la chica nueva, esa chica tan extraña de pelo plateado que dice ser una bruja. Interesado e impulsado por la curiosidad la propone...
A la mañana siguiente, Karoline intento pasar desapercibida al llegar al aquelarre. Aún era pronto. Estarían dormidas. O eso esperaba. Desafortunadamente no lo estaban. Todas estaban sentadas en el salón. No tardaron en ver a Karoline, y mucho menos en notar aquel violeta que se formaba en su mejilla.
-¿Qué te ha pasado?-Elisa fue la primera en reaccionar.
Uso uno de los poderes para llegar a su lado lo antes posible.
-No es nada-se limitó a decir. La mejilla aún la palpitaba, recordándola que cualquier esfuerzo la provocaría dolor. No pudo evitarlo e hizo una mueca de desagrado ante el punzante dolor que se presentó en su cachete izquierdo.
-Ven.-La ordenó Katia haciéndola un hueco en el sofá. No sé opuso y lo hizo sin rechistar-¿Qué pasó anoche cuando Seth y tú os fuisteis?
-Nada.
-No podremos ayudarte si no nos dices nada, Karol-comentó Elisa con una sonrisa reconfortante. Karoline la fulminó con la mirada.
-No os he pedido que lo hagáis.
-Quieres dejar esa maldita armadura de chica mala por una vez y decirnos que ha pasado-Exigia su hermana mayor.
-No pasó nada.
-Bien, hagamos una cosa, el consejo nos ha dado un mensaje para ti, te lo diremos a cambio de que nos digas la verdad-Karoline resopló frustrada
-¡¿Acaso no es obvio que me golpeó?!-El pulso de la había acelerado. Se sentía impotente y débil. Y se odiaba por eso. Odiaba demostrar que era frágil. Un lágrima traicionera estuvo a punto de resbalar por su mejilla cuando sintió unos brazos que la rodeaban. Se giró rápidamente pero no había nadie. Cuando se volvió a girar notó una mano que la agarraba para que se levantase del sofá. Subieron escaleras arriba. La obligó a tumbarse en la cama mientras el se tumbaba en frente suya, la abrazó y cuando se separó dijo:
—No lo olvides, no estás sola, me tienes a mí—dijo Lyam en un susurró
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🌙
Lyam hablaba sobre cosas absurdas mientras Karoline se maquillaba para ocultar el moratón que se estaba formando en su mejilla. Cómo lo he podido permitir. Ese idiota.
—No tendré piedad con el—susurró
Se levantó de golpe y salió de la casa como el alma que lleva al diablo. Literalmente. Llamó a la puerta de la fraternidad con golpes fuertes. Cuando consiguió que la abrieran la puerta, no se preocupó por el chaval, paso por su lado y examinó la planta baja de la casa, no estaba allí. Subió las escaleras buscando la habitación de Seth. Allí estaba. Tranquilo. Tumbado en la cama escuchando música. La sangre hervía dentro de Karoline. Se acercó a él amenazante y le quito los cascos lanzando los contra la pared.
—¿Karoline que haces?—Exlamó furioso agarrándola de la muñeca. Su fuerza era el doble que la de ella.
—¡Maldito desgraciado!—La rabia en sus ojos era palpable.
La fuerza de Seth disminuyó, abría la boca en un intento forzoso de respirar. Karoline le estaba cerrando los pulmones. Unos minutos más y moriría. Seth intentaba aferrarse a ella balbuceando que lo sentía.
—¡Para, Para!—Lyam entró corriendo en al habitación para detener la.— Lo matarás.
Matar.
No podía matarle.
No podía convertirse en lo que todo el mundo ya pensaba que era.
Karoline se relajó devolviéndole su respiración habitual. Antes de que Seth pudiese reaccionar Lyam la saco de allí. Se encerraron en su habitación.
Se mantuvieron en silencio, ninguno de los dos mencionó el incidente. Lyam quiso romper el silencio.
—¿Por qué te golpeó?—Karoline levantó la vista para mirarlo directamente a los ojos—Puedes confiar en mí
—Terminamos.
—¿Tan mal le sentó?
—Si.
—¿No quieres hablar de ello, verdad?
Asintió lentamente. Era obvio que tenía el orgullo herido.
—Vamos a casa.
Volvió a asentir. Seth estaba frente a la puerta. Aceleraron el paso y lo dejaron atrás para llegar cuanto antes al aquelarre. Al abrir la puerta Lyam tropezó con una maleta.
—¿Qué está pasando?—preguntó Karoline al ver a 5 niñas hablando con River.
—Karoline, ya llegaste. ¿Te acuerdas de aquello que al final no te dijimos ayer?—asintió confusa— Sorpresa. Estas pequeñas serán tus aprendices.
—Cuidado, zopenco, en esas maletas están mis cosas—habló una niña rubia cuyo pelo estaba recogido en dos moños.
—Las enseñarás a desarrollar y usar sus poderes. Estas son Aira, Khloe, Scarlett, Luna y Morgan.
Según iban siendo nombradas, las niñas —que no podían tener más de 10 años— dieron un paso a delante. Una niña de pelo oscuro y corto con un vestido blanco hablo.
—Me llamo Aira Malavila, tengo 9 años y soy portadora del aire
La niña de cabello rubio oscuro y vestido verde se acercó a Karoline e hizo una reverencia.
—Soy Khloe Artiga, tengo 10 años y porto la tierra. Encantada Summa.
Karoline sonrió con soberbia y miro a Scarlett, la infante de pelo negro y vestido rojo, tenía una mirada desfiante. No habló ni dijo nada, solo se la quedó mirando fijamente.
—Ella es Scarlett Lapeiere, ella es la portadora del fuego. Yo soy Luna Bach, y porto la vida. Las dos tenemos 9 años. Un placer—La joven pelirroja y de vestido gris hizo otra reverencia mientras sonreía alegremente.—Ella es ...
—No hace falta que me presentes, tengo boca. Yo soy Morgan Domenech, portadora del agua, tengo 10 años—La rubia de ojos y vestido azules caminó hacia Lyam— Más te vale que no hayas roto nada.
—Bienvenidas.—Se limitó a decir.
—Gracias y buena suerte con nosotras—gritaron todas al unísono
El karma es una mierda. Pensó Karoline.
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