𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 1

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Maldigo mentalmente en cuanto recuerdo que he dejado los papeles que me ha pedido Heyden, sobre la mesa de la cocina. Con la irritación brotando de mis poros, marco el número de Shey , a la espera de ser atendido, mientras hago mi camino hacia las oficinas de Morton's corporation. No es hasta que la voz de la joven del otro lado de la línea hace eco en mis oídos, que me doy cuenta que mis músculos están tensos, y que al escuchar su voz se relajan con notoriedad, al tiempo que una sonrisa a desgana tira de mis labios.

-¿Qué sucede Adrien?- interroga con voz adormilada, un bostezo escapando de sus labios.

-¿Te he despertado?- inquiero con curiosidad, mientras observo la hora en el móvil.

-Algo así.- murmura entre risas.- ¿Qué te has olvidado esta vez?

-Los papeles del caso de la familia Withe.- informo.- deben de estar…- antes de que pueda seguir hablando, su voz me corta.

-Sobre la mesa de la cocina.- termina por mi.- ya los he visto, te los alcanzo dentro de unos minutos.- habla.- pero primero voy a comer un rico y nutritivo desayuno antes.- aclara.

-Te veo en la oficina de Hey…- no termino de hablar.

No alcanzo a finalizar la oración dado que un cuerpo colapsa con fuerza contra el mío, logrando que retroceda tambaleante, aferro con fuerza el móvil en mi mano para que no impacte contra el pavimento. Con total desorientación observo el cuerpo de una joven tendido en el piso, su cabello se encuentra amarrado en un desordenado peinado, decorado por una flor roja que se entrelaza con las hebras de su cabello. Le observo incorporarse mientras sacude el largo abrigo de tonalidad verde musgo que la cubre, su rostro se eleva, brillantes ojos almendrados me miran con auténtica curiosidad, al tiempo que se precipita en sujetar entre sus manos una canasta repleta de diferentes flores y tonalidades, que se encuentra tirada en la acera.

-Deberías fijarte por donde caminas.- sugiere, mientras su mirada recorre con total descaro la extensión de mi cuerpo.

-¿Disculpa?- interrogo con incredulidad.

-Disculpado.- acepta, una sonrisa divertida decorando sus labios tintados de un fuerte color carmesí.

Antes de poder responderle a la joven torpe y mal educada en frente de mi, me ocupo de cortar la llamada con Shey, aclarándole con breves palabras lo que ha sucedido y que me encuentro en perfectas condiciones.

-Yo no soy torpe.- inquiere con indignación la joven frente a mi, lo suficientemente alto para que la muchacha del otro lado de la línea telefónica le escuche.- no le creas nada Shey el tiene la culpa.- acusa, entrometiéndose en la conversación.

Si mi mandíbula no estuviera adherida a mi rostro, en estos momentos ya estaría por los suelos, ante el descaro de la castaña en frente de mi, nunca en mi vida me he topado con alguien como este ejemplar, el cual no para de observarme con autentica diversión mientras se balancea hacia delante y atrás, sobre las puntas de sus zapatillas.

-Luego hablamos.- murmuro aún sin entender que demonios está sucediendo.

-Adiós Shey.- se despide la castaña, en cuanto ve que finalizo la llamada.

Con cansancio froto mi rostro, antes de volver a posar mi atención en la muchacha en frente de mi, que ahora se encuentra entretenida rebuscando entre las flores de la canasta en sus manos, es entonces  que me debato mentalmente en si seguir discutiendo con ella, o escaparme ahora que su atención se ha desviado de mi. Optando por la segunda opción y con pasos sigilosos y lentos comienzo a avanzar entre la gente rogando internamente que la chica de la flor roja no se de cuenta de mi huida.

-¡Espera!- escucho su voz a mis espaldas.- me debes un dólar- informa en cuanto se interpone nuevamente en mi camino.

-¿Cómo?- interrogo anonadado.

-Ten para que se la regales a tu novia.- me tiende una rosa blanca con una tarjeta adherida al tallo de la flor.

Al ver que no tomo la flor, se apresura en tomar mi mano y hacer que la sujete.

-Perfecto.- murmura conforme con su trabajo.- ahora si me puedes dar el dólar que me debes.

-¿Dólar de que?- interrogo con la cólera comenzado a hacer acto de presencia.

-La flor sale un dólar.- informa, al tiempo que señala la rosa en mi mano.

-Yo no te la he pedido.- señalo.

-Es cortesía de la casa.- menciona.

-No tengo tiempo para esto.- jacto.

Sin esperar respuesta por parte de la muchacha comienzo a hacer nuevamente mi camino, casi corriendo para alejarme lo más rápido posible de su presencia, puedo sentir como grita que anotara el dólar en mi cuenta. Vaya loca con la que me he topado, comento para mis adentros, mientras me escabullo entre los cuerpos los peatones que se encuentran movilizándose en esta ajetreada mañana de lunes.

No sé cuánto tiempo llevo en este lugar escuchando la constante palabrería de la secretaria de Heyden, para cuando por la puerta de la oficina entra con total despreocupación Shantal cargando entre sus manos los papeles que le he pedido, su mirada recorre con disgusto la figura de la joven vestida de traje a unos pasos de distancia, mientras que con pasos lentos se aproxima hacia mi escritorio, terminado por sentarse en el, quedando frente a mi, sus largos rizos café cayendo como cascada alrededor de su rostro, en cuanto posa su vista en mi, tendiéndome los papeles, que no dudo en tomar. Puedo sentir su mirada fija en mi, mientras ojeo los papeles, y se que espera que le cuente los sucesos ocurridos de hace un par de horas atrás, y lo termino de confirmar en cuanto observo por sobre el papel como echa de una manera poco amable a la secretaria de nuestro tío, quien le dirige una mirada de odio a la rizada antes de salir de la oficina cerrando con fuerza la puerta detrás de ella, y dejándome a solas con mi prima quien no hace más que observarme con esa mirada penetrante que tan solo alguien se nuestra familia sabe hacer.

-¿Y? ¿Vas a contarme quién era la tipa con la que estabas?, porque queda más que claro que Brenna no era.- interroga, la curiosidad tiñendo sus facciones.

-Era una maldita loca con la que me he chocado de camino aquí.- informo, al tiempo que tomo uno de los bolígrafos, que yacen sobre el escritorio.

-Siempre te topas con personas peculiares.- señala.- la última vez fue un vendedor de aromatizantes caseros, terminamos todos drogados con los inciensos que te vendió.- recuerda, al tiempo que deja escapar su risa.- ¿Y esa flor cambia de tema.

Es entonces que elevo mi vista para observar a la morena en frente de mi, tomar la rosa blanca entre sus dedos, inspeccionándola con detenimiento.

-Me la ha dado la loca.- murmuro, restándole importancia.- es para ti.

-Gracias, eres una ternura.- responde en un chillido, mientras de un salto se trepa sobre mi regazo, haciendo crujir mis huesos en el proceso.

Es entonces, que con mi prima en mis piernas sigo inspeccionado el documento del caso de la familia White. Más mi mente no para de recordar a la joven torpe y insolente con la que me he topado, sus ojos almendrados vienen a mi memoria, como si la tuviera en frente de mi, su cabello castaño con tonalidades anaranjadas y rojizas, revuelto en un desordenado peinado que como decorativo poseía esa flor carmesí brillante.

¿De dónde demonios saliste Chica de la flor roja?






🌻Eso fue todo amiguitos🌻

Espero ver sus votos y comentarios con respecto a este primer capítulo.

Lᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ғʟᴏʀ ʀᴏᴊᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora