[Leyna]
Dos días han pasado desde las clases de baile, dos días en los cuales no he tenido contacto con el pelinegro, pero eso no me impide ver las historias que sube en su instagram, las cuales son fotos que se ha tomado junto a Brenna, los dos salen sonrientes observando hacia la cámara, mientras él le rodea con el brazo los hombros, en otra sale ella mirando una vidriera que exhibe llamativos vestidos y prendas de vestir, y la ultima es un pequeño boomerang donde se dan un beso. Con incomodidad ante esta última imagen decido guardar mi móvil y seguir con mi trabajo de ordenar las invitaciones del cumpleaños de la hija de la sobrina de doña Rosa, una vieja amiga de mi abuela; en total son unas 180 invitaciones, entre ellas cien solo pertenecen a sus familiares, cuarenta a amigos más cercanos de la niña y de los padres entre los cuales se encuentra mi familia y los restantes son solo conocidos, personas con las cuales mantienen contacto como por ejemplo el señor Hugo el carnicero del barrio.
Ya una vez cada invitación separada en tres pilas diferentes, le indico a Sergey donde tiene que dejar cada pila para que el repartidor sepa cuales tienen que ser entregadas con prioridad. Mientras me dirijo a la parte trasera del local para regar las plantas, mi abuela se ha ido a la peluquería así que todo el día hemos hecho cargo de la tienda en su ausencia. Con sumo cuidado me muevo entre la vegetación creciente, aportándoles humedad a cada una de las plantas que se encuentran en el lugar, en lo cual tardo unos 45 minutos en terminar, nuevo record; la última vez que regué este lugar tarde cerca de una hora y media en terminar.
Con todo listo, camino hacia la parte delantera donde Sergey se encuentra apagando las luces y checando todo, antes de darme el okey para podernos irnos, ya con todo en orden, por lo que soy la primera en salir al exterior seguida del castaño rizado, quien se encarga de cerrar la tienda y poner la alarma. En ese pequeño lapso de tiempo mi celular vibra y suena en el bolsillo trasero de mi jean indicando que es una llamada entrante. Tomo el celular con un gesto cansado, creyendo que se trata de mi madre que está llamando por decimo tercera vez para cerciorarse de que hemos cerrado bien y que no nos hayamos olvidado nada de lo que nos encargaron. Pero la voz que se escucha al otro lado del pequeño artefacto me toma por sorpresa.
- Leyna...- puedo escuchar un jadeo seguido de un pequeño quejido.
- ¿Adrien? ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?- le bombardeo con preguntas, mientras agudizo mi oído para poder escuchar con mayor claridad.
- N...necesito que vengas... te necesito.- apenas puede pronunciar la frase, antes de que pueda escuchar un leve lloriqueo de su parte.
- Escúchame, iré para tu departamento, pero necesito que me digas que es lo que te sucede.- pido mientras tomo mi bicicleta entre mis manos.
Mas no obtengo una respuesta de su parte ya que la línea se corta, dando por finalizada la llamada, guardo el móvil nuevamente en su lugar, antes de treparme sobre mi bicicleta, al tiempo que le informo a Sergey hacia donde me dirijo y que por favor intente contactar con Shey para contarle lo que le sucede su primo.No tardo en salir a las calles de la ciudad, me muevo por los barrios, para poder moverme con más ligereza ya que estos mismos no tienen sus calles tan transitadas. Mientras pedaleo rapidez, puedo sentir los latidos de mi corazón palpitar con frenesí contra mi pecho, la llamada de Adrien ha logrado asustarme.
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Lᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ғʟᴏʀ ʀᴏᴊᴀ
Teen Fiction- ¿Qué crees que haces?- interrogo con incredulidad cuando siento sus manos escudriñando por la extensión de mi cuerpo, palpando sobre la ropa. - Busco mi móvil, se que lo tienes.- gruñe entre dientes, al tiempo que con eleva mi camisa y chaqueta, d...