Esto no es lo que tenía en mente cuando la pelirroja me ha dicho que iríamos de comprar para la cena. Recuerdo para mis adentros en cuanto nos abrimos paso por un callejón repleto de vendedores de todo tipo, cada uno es su respectivo puesto; donde puedes encontrar desde artesanías, puestos de juguetes, comida y postres caseros, aromatizantes, esculturas, especias, frutas y verduras, todo lo que busques te aseguro que aquí lo hallaras. Observo a la pelirroja moverse entre la pequeña multitud de gente, observando con detenimiento cada puesto, mientras empuja con cuidado la carriola donde yace Francisco totalmente entretenido con un muñeco de felpa, contrario a los mellizos que se aferran a cada uno de mis brazos, tirando de mi en diferente direcciones, cual cachorros inquietos que desean ser liberados de su correa.
Detengo mis pasos al lado de la colorada, frente a un puesto de especias, le veo hablar con la dueña del pequeño local la cual le da a probar algunos aperitivos compuestos con diversas especias a la joven junto a mí, los pequeños no tardan en colocarse en puntitas de pie para alcanzar los pequeños bocadillos que les tiende la misma mujer con un gesto totalmente enternecedor al ver a los dos niños. Reprimo la sonrisa que amenaza con tirar de mis labios, en cuanto Leyna se gira en mi dirección, con el entusiasmo brillando en sus pupilas, al tiempo que tiende un mi dirección un pequeño trozo de los bocadillos para que lo pruebe; con lentitud me inclino hacia ella, al tiempo que le doy un pequeño bocado al aperitivo, rozando en el proceso con mis labios sus dedos.
- ¿Qué tal esta?- interroga.
- Esta delicioso, ¿Contiene romero?- hablo hacia la mujer, que se muestra satisfecha ante mi comentario.
- Si, tiene un poco de romero y una pisca de orégano.- informa.
- Deberíamos llevar un poco de ambos, y agregarlo a la comida.- propone la pelirroja, dedicándome una mirada.
- Depende de la comida que quieras hacer.- señalo.
- ¡Pizza!- gritan al unísono los mellizos.
- Entonces pizza será.- afirma la joven.
Le observo elegir un par de especias mas, antes de pagar, y seguir caminando por los diversos puestos, con migo pisándole los talones. Es así que vagamos de puesto en puesto, comprando, frutas, verduras y demás cosas, hasta detenernos frente a mi auto, para depositar las compras y hacer nuestro camino de regreso a su casa, pero nos detenemos un par de metros antes de llegar al vehículo, al notar la ausencia de uno de los mellizos y las llaves de mi coche, las cuales no tengo. Nos observamos el uno al otro con la confusión tiñendo nuestros rostros, tratando de descifrar en donde hemos perdido al niño, y donde podrían de estar mis llaves. La colorada frente a mi me pide que me quede con Francis y Cristina, mientras ella va por Cristian, pero no da ni dos pasos en dirección hacia los puesto, en cuanto la puerta del conductor de mi coche es abierta y tras ella desciende el pequeño de cabellos castaños claros, su mirada color zafiro nos observa en un gesto de inocencia, mientras avanza hacia nosotros, con las llaves del automóvil entre sus dedos.
- Cristian Alejandro Montoya.- suelta con tono severo la pelirroja, quien no tarda en caminar a paso furioso hacia el pequeño.- cuanta veces te he dicho que no tomes cosas que no son tuya, casi me das un susto de muerte pequeña sanguijuela.- lo regaña, al tiempo que rodea el cuerpo del niño en un fuerte abrazo.
- Te apuesto diez pesos a que no va a lograr castigarle.- habla la pequeña a mi lado, quien me observa con mirada expectante.
- Trato.- acepto, mientras hacemos un pequeño apretón de manos.
- Lo siento tanto Adrien, el no suele comportarse de ese modo.- se disculpa con vergüenza la joven, quien se apresura a tenderme las llaves del auto.
ESTÁS LEYENDO
Lᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ғʟᴏʀ ʀᴏᴊᴀ
Teen Fiction- ¿Qué crees que haces?- interrogo con incredulidad cuando siento sus manos escudriñando por la extensión de mi cuerpo, palpando sobre la ropa. - Busco mi móvil, se que lo tienes.- gruñe entre dientes, al tiempo que con eleva mi camisa y chaqueta, d...