La diadema misteriosa del tiempo ( Julio César)

IV

Ya en el departamento
- Luca tengo mucho para decir, no sé por dónde empezar.
- Yo igual.
- ¿ Cómo carajo me dejaste sola? ¿ Cómo conseguiste dinero? ¿ Viste el hombre que hablamos? ¿ Era Julio César?
- Sé que querés respuestas, y las hay pero todo a su tiempo.
- Que, como pareciera que ya hubieras estado antes, y que no te sorprende nada.
Nos miramos y no dijo nada.
- Solo te voy a decir, que todo esto lo planeé.
- En serio, ya viajaste?
- Si Lucila, esto lo he hecho antes, o vos porque pensas que tengo dinero, y sabía lo de la ropa.
- ¿ Donde conseguiste la diadema?
- Un científico me la doy.
- ¿ Y porque me necesitas?
- Primero, sé que deseaste viajar al pasado y conocerlo. Segundo, me resulta muy útil, para el proyecto que estés acá. Tercero, hay mucho dinero.
- Entonces sabes volver, quiero hacerlo ahora.
- No, no hasta que me traigas todo lo que quiero.
- Estás loco.
- No , es fascinante.
- Me voy.
- ¿ Donde irás? Si te dejo sola y casi te matan.
- Ya veré.
Se puso sobre la puerta y no me dejó salir, y me sentó en la silla.
- Te quedas acá entendiste.
Le pegué un cachetazo, pero él me la devolvió y quedé inconciente.

Un hombre tiró la puerta de una patada y sacó una espada.
- Eres un cerdo- dijo César
- Vete, no es tu asunto.
- Todo lo que a ella le pase, va a ser un asunto en ahora en más.
- No eres nadie de ella
- Ahora no, pero te juro que lo seré. Ahora sal de mí departamento, no te lo alquilo nada.
- Pero, no tengo donde ir
- Es tu problema.
- Ella viene conmigo.
- No se puede mover idiota, todo es tu culpa, no sé dónde vienes, pero no creo nada. Sal de mí vista, porque te haré crucificar, si te veo cerca de ella.
Luca no lo dudo, y salió corriendo.