XI

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Lucila investigó la diadema y se dio cuenta que tenía un pequeño papel escondido. No podía sacarlo, pero con su uña pudo finalmente.
Decía:

EL DESTINO ESTA EN TUS MANOS LUCILA, TU PODRÁS ESTAR PRESENTE EN LOS EVENTOS DE LA HISTORIA. PODRÁS VOLVER AL PASAR 3 AÑOS, YA QUE SE ABRIRÁ UN PORTAL EN EL MAUSOLEO. TENDRÁS QUE LLEVAR LA DIADEMA PUESTA, NO LA VENDAS O PIERDAS. PERDONAMOS A TODO EL EQUIPO, TUS APORTES A LA HISTORIA SERÁN RECOMPENSADOS CON UNA SUMA DE 500.000.000 DE DÓLARES.  SUERTE.

QUEMA ESTE PAPEL

Yo lo miraba al papel. Estos enfermos científicos y arqueólogos no pensaron en mí vida, ni mi familia, ni mí futuro. Soy una rata de laboratorio. Los mataría cuando volviera, si vuelvo. ¿Qué pasará si no vuelvo?
Toda la noche, estuve pensando eso y llorando. Ahora tendría que enfrentar a César con los hechos del futuro, nunca le podría decir nada. Nunca. Él a pesar de todo, es el único que se preocupó por mí. Es él que me ayudó, sentía la muerte de Luca, pero él se arriesgó demasiado.
Finalmente, me dormí…

Al otro día, me levanté temprano y salí a pasear. La mansión donde vivía tenía una piscina, decidí ir hacia allá. Cuando me acerque, vi que estaba César saliendo de esta. Estaba totalmente desnudo, me escondí detrás de un arbusto. Por los dioses, era un Dios en persona. Era delgado, pero su abdomen estaba marcado, lo poco que vio ya que se escondió. Unos esclavos le llevaron a César toallas de lino.
De la vergüenza, no podía salir, pero lo hizo. Se acercó, ya César estaba tapado.
- Buen día- dijo ella
- Buenos días, despertaste mejor se ve esta mañana.
- Un poco
Ambos se miraron, ella le quería pedir disculpas. Pero el orgullo era más fuerte.
- Comiste algo?
- No y vos?
- Tampoco, vamos a hacer que nos traigan algo, está hermoso el sol.
- Tu lo estás más
Cuando pensó lo que dijo ya era demasiado tarde, César la miró y sonrió
- Lo menos que esperaría de vos es un elogio, en estos momentos.
- No dije nada
Lucila miró a otro lado y sonrió. César la llevo a un sillón y ambos se sentaron. La comida les fue servida, pero lo menos que hicieron fue comer. De un momento, César sé acercó y besó a Lucila. El hombre estaba con una fina toalla de lino, que empezaba a marcar su parte masculina. Lucila estaba entregada, dejó de pensarlo mucho y la situación se puso más apasionada.
César se sacó la toalla, se acomodó sobre ella, le beso todo su cuerpo. Ella gemía de placer, nunca lo había hecho. Pero hoy sería el día.
- Quieres continuar?- dijo César
Ella no dijo nada, pero a sintió con la cabeza, y se mordió los labios de manera provocativa. Él se le levantó la túnica, corrió la ropa interior y se unió a ella.
El placer que sentía ambos, no lo habían sentido nunca. Ella siendo su primera vez, él tuvo muchas mujeres. Pero la primera con quién se sentía completo.
Así estuvieron un largo rato…

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2018 ⏰

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La diadema misteriosa del tiempo ( Julio César)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora