VII

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La siguiente semana, tuve que ir a juicio. César me defendió y no me dieron pena, porque ganó el juicio. Luca no apareció, solo vi una nota en un pergamino que decía.

PERDONA POR LO QUÉ PASÓ, LA AMBICIÓN ME LLEVÓ A MÁS. ESCAPE, VOLVERÉ CUANDO TODO SE CALME PARA DARTE UNA EXPLICACIÓN, MIENTRAS NO TE ALEJES DE CÉSAR, ES EL ÚNICO QUE TE PUEDE AYUDAR EN ESTE TIEMPO.

Esto me lo dio una sierva. Lo guarde para que César no lo viera. Con los días me di cuenta, de varias cosas. Él estaba obsesionado conmigo, que su esposa había fallecido y que su hija tenía 5 años.
No salía de la casa de César, mí hecho con los soldados se sabía por toda Roma. Según me decían era la romana Barbara u otros me admiraban.
Cerca de la hora de comer, César llegó a mí habitación.
- Hace días que no sales de acá, vamos a comer.
- No tengo hambre
- Por favor, vamos.
- No
No quería hablar con nadie. Lo que hice me traumo.
- Ok, pero comeré aquí contigo
- Bueno
Un siervo trajo pescado, verduras y vino. Comimos sobre la cama en silencio. Yo ese día llevaba un vestido de seda medio trasparente. Me marcaba mí cuerpo. Es lo que me habían prestado, note que César me miraba de una manera distinta. Me empecé a poner nerviosa. Estar en silencio así con él, me calmaba, a pesar de todo lo que pasó él me seguía perdonando, no debía actuar nunca más de manera estúpida. Tenía que convivir hasta que algún día volviera Luca y me dé una explicación. Mí familia del futuro, no sé que pensara donde estoy, eso también me tenía angustiada.
Cesar me empezó a mirar mí boca y luego su mirada bajo hacia mis pechos, me di cuenta que se veían un poco por debajo de la túnica. Me levanté a buscar otra túnica.
- ¿Qué haces?
- Nada solo buscaba otra túnica , me agarró frío.
- Pero hace calor.
- Si igual me agarró un poco de frío.
Pero no la encontré, César sé levantó y se puso detrás de mí
- Hoy estás muy bella
- No es para tanto
- Claro que si.
Se acercó más aún y no supe cómo pero unos minutos después nos estábamos besando y sobre la cama.
Me entregué a sus besos, que me enamoraron. Él empezó a pasar su mano sobre mis piernas y me tense. Me beso mí cuello y gemí, el lo noto y siguió con esos besos. Que cada momento eran más intensos. Pero después cuando estábamos por pasar a otra etapa, reaccioné.
- Espera, esto está mal.
- Por que, si te está gustando.
- Eh sera mejor que vayas a tu cuarto.
- Pero, no quiero, la estoy pasando bien.
Me volvió a besar, pero lo separé y me levanté.
- En serio lo digo, vete.
- Que humor tienes, eres cambiante. Cómo quieras, te dejaré tranquila, mañana hablaremos.
Sé fue, cerré la puerta y me puse a pensar. ¿ Que estaba haciendo? Iba cambiar el pasado, me tenía que ir, no podía quedarme. Pero donde iría, no está Luca. Igual tendría que ir aquel Mausoleo, mañana le pediría que unos esclavos me llevarán.

La diadema misteriosa del tiempo ( Julio César)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora