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El tiempo pasó, y la gente empezó a hablar de mí; que no tenía marido. Le parecía raro que no estuviera familia y así muchas habladurías. Sé decía que César, le iba muy bien como abogado en los juicios. Incluso era senador por derecho porque obtuvo la corona cívica.
Ella volvió al Mausoleo de donde vino y está vez noto, que estaba rota una parte de una estatua de dentro que se veía por la puerta de madera. Eso era un indicio de que algo pasó ahí, vió y había un papelito. En la antigüedad no había papel. Lo leyó y decía:

SE ME ES IMPOSIBLE VOLVER FÍSICAMENTE, SOLO PUDE ENVIAR ESTO, ESTAMOS ARREGLANDO LA DIADEMA.

Ese mensaje era para ella, lo sabía, que horror. De pronto, sintió que alguien la agarraba, por la espalda y la daba vuelta y la acorralaba contra la pared.
- Ahhhhhhhh
- Silencio- dijo una voz que conocía
Abrió los ojos y vio a su mayor debilidad.
- ¿Qué haces? ¿Porqué me asustas?
- Antes dime algo
-¿ cuando será el día que hables con la verdad?
- No sé que te refieres, déjame ir
- No, me tienta hacerte lo que no te imaginas aquí.
La besó con ferocidad y la atrajo más él.
Lucila lo empujó, pero él fue más rápido y la volvió a poner contra el muro.
- ¿Qué quieres? Te aburriste de tu esposa, que me seguiste.
- jajajaja
César río fuerte y la miró
- No me digas que estás celosa
- Yo para nada, ahora me voy sueltame.
Empezó a caminar por la Vía Apia y César la alcanzó con su caballo.
- Ven sube, Lucila
- No
- Vamos no seas caprichosa
- Te dije que no
- Sube porque le diré a todo Roma que eres Lucila Vera, nacida en 1990, en Córdoba. Qué debe ser Corduba...
Me di vuelta y me quedé helada. No pude decir nada, me empecé a mariar y ver todo borroso por último caí.
Minutos más tarde, sentía que me movía mucho, suponía que iba en un caballo. Luego volví en sí.
César sabía todo, pero como si nunca le dije nada. Acá había algo oculto.
Llegamos a mí casa y el me bajó del caballo y entró a mí casa dando órdenes, me sentó en un sillón.
- Queda terminantemente prohibido que la domina reciba visitas, y que ella salga de la casa. Podrán salir aquellos esclavos que busquen alimentos. Habrá una guardia permanente.
Luego me miró a mí:
- Tu ven vamos a hablar.
- No
- Oh sí, querida.
Me agarró y me puso en los hombros y yo pataleaba.
Con gritos y todo, entramos a mí cuarto y me sentó en la cama. Cerró con traba la puerta
- Me vas a escuchar y yo diré cuando tú puedas hablar.
Lo miré con odio, nunca lo odie más en ese momento, pero se veía tan hermoso. Igual lo odie. Me callé y lo escuché.
- En primer lugar, hoy te busque por varias razones. Cómo empezar, lo sé todo. Nunca pensé que eso existiera estoy tan confundido.
- ¿Cómo carajos lo sabes?
- Te he dicho que no hables. Ahora en adelante, seré tu tutor legal. No puedes estar acá sola. Me importa un bledo si no te gusta. Ya la gente habla demasiado de ti.
Segundo, tu amigo Luca, murió está mañana. El me dijo todo. No sé cómo terminará esto, que ni yo entiendo.
Mis lágrimas salían de mis ojos, no volvería nunca más a mí vida anterior.
- Ahora te preguntaré, ¿Qué carajo es esa diadema?
-No te importa
- Lucila dime
- Hay cosas que no debes saber, me tengo que ir damela. No es correcto que esté acá.
- Entonces es cierto, no eres de esta época
- Solo déjame ir, ya sabes demasiado.
- No te dejaré ir, puedo olvidar todo si me dices algo. ¿cómo muero?
- Eso nunca te diré, sino me dejas ir me mataré. No arruinaré , el futuro. Lo torturaste s Luca, Verdad?
- Si, no tendré otra alternativa de esconder esto. Y no morirás me escuchaste.
- ¿Porque me haces esto?
- Porque me enamoré de ti
Lo miré, no podía estar pasando.
- Pero tienes esposa
- Si, pero no la amo. Desde que te vi, me enamoré
- Olvídame, dame la diadema me tengo que ir.
- Nunca más te veré, si te dejo ir.
- Sabes que no es correcto todo esto
- Pero no aguanto más, Pompeya es una estúpida. Pienso en vos, todo el tiempo. Quise descubrir más de vos y me di la sorpresa que eras de otra época. No creo eso, pero me lo confirmó Luca. Te mandé a seguir estos días y vi que siempre ibas a la Vía Apia, y hoy quise hacerlo personalmente. Tu amigo apareció ayer de la nada, lo vieron salir de ese Mausoleo. Me pareció muy raro, los soldados se lo llevaron y lo torturaron, ya que se les escapó una vez. Antes les había dado órdenes sobre él.
Yo lo miraba, y no sabía que mí vida estaría acá. Me puse la diadema y no pasó nada.
- Mejor vete, ¿tengo que pensar que hacer?
- Hoy me quedo acá
- Has lo que quieras, me voy a dormir.
César la dejó ir, pero no dormiría por si se me escapaba.

La diadema misteriosa del tiempo ( Julio César)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora