IX

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Ya hacia un mes, que estaba en el pasado. Me adapté bastante bien con César teníamos una relación de amigos y algo más, pero nunca pasó nada de la raya.
Le pedí, que me dejara ir a una supuesta casa que me habían dado unos tíos. Luca, en un morral, me dejó dinero e instrucciones de cómo y dónde vivir en el pasado. Esto de estar en el pasado, estuvo planeado desde siempre. Pasa que todo era muy extraño, había objetivos y ambiciones que el grupo de científicos nunca comprendió. No había que meterse con el pasado. Pero algo, era obvio, ya se estaba modificando y hasta que no volviera a buscarme, se iba a seguir cambiando aún más. Luca me aclaró en sus instrucciones, algo muy importante. No te enamores. Has lo necesario para estar con César,pero no te enamores.
César ahora confiaba más en mí, solo que para la sociedad romana, que una mujer sola este frente de una casa,no era bien visto. Supuestamente,me tendría que casar. Eso me aterraba. Desde que me fui de la casa de César, varios pretendientes me revoloteaban, pero mí mente estaba en otra persona. Sin embargo, no podía estar con él.
En ese tiempo, escribía en pergaminos todo lo que sucedía en el día a día, para tenerlo como un diario de viaje.
Una noche, me llegó una invitación que se hacía una fiesta en la casa de Cicerón. Estaban invitados todas las personas más influyentes de la época. Obvio que iría César, aunque sabía que no se llevaban muy bien.
Decidí asistir,me peine con un recogido alto,me maquille y me puse el mejor vestido.
Un siervo me acompañó. Llegamos y unas esclavas estaban en la entrada dando indicaciones, ya había mucha gente.
- Gracias Cicerón por la invitación.
- No, gracias por venir .
Estuvimos hablando, un rato y luego me aleje y fui a una de las galerías. Cuando miro en una esquina, casi mí corazón se detiene.
Vi a César besando una mujer, llevaba una copa en mis manos, la solté y César con la mujer se separaron. Me di vuelta, y salí lo más rápido que pude del lugar.
En el camino, me crucé a Pompeyo .
- Te vas?
- No, solo iba a ver si estaba mí esclavo.
- No te preocupes, debe estar con los demás en el fondo de la casa.
- Verdad
- Te ves asustada, vamos a tomar algo.
- Bueno.
Nos dirigimos con los demás, pero nos sentamos a un costado y hablábamos, de pronto veo que César pasa cerca e iba hacia nosotros. No sé de donde saque valor y besé a Pompeyo. Qué estaba haciendo. Pompeyo se sorprendió.
- Pensé que nunca pasaría esto, pero fuiste vos la de la iniciativa. Me gusta.
Nos íbamos a besar otra vez, pero no pudimos porque fuimos interrumpidos.
- Veo que la están pasando bien- Dijo César.
- Oh , César veo que vos igual ya que estás con tu nueva esposa.
Se me cayó la mandíbula, no lo pensé dos veces y salí corriendo.
Mí casa no estaba lejos, entré y me largué a llorar.
Pero no tenía que llorar, César no era nada. Aparte no podía estar con el. Pero me dolió verlo con otra mujer. Me había enamorado.

La diadema misteriosa del tiempo ( Julio César)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora