Parte 21

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Preparense para unas partes bastante fuerte, es algo que me hizo llorar cuando lo estaba escrbiendo así que perdón si también los hace llorar o sentir tristes.

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Julián al mismo tiempo cuando atravesó ese portal cambió su forma de ser y se le acabó la timidez, su amor por la lectura y su amor por aquella Alejandra que alguna vez le rompió el corazón, ese pensamiento lo estaba matando y al saber que la nueva Alejandra ya no le prestaba ni un poco de atención, Julián perdió cualquier sentimiento amoroso por cualquier persona y se volvió a sentir igual que cuando sus padres murieron hace 15 años atrás.

*15 años atrás*

Julián – Buenos días papá, ¿cómo amaneces?

Padre – Buenos días hijo, amanezco muy bien, día perfecto para combatir mi amada Alemania.

Julián – ¿Tienes qué volver a la guerra?

Padre – Estamos constantemente en guerra hijo, hasta que no acabe yo no pararé.

Julián – ¿No puedes pasar al menos un día con tu hijo?

Padre – Mira, te prometo que hoy volveré temprano, te contaré una historia y nos dormiremos.

Julián asintió con la cabeza lleno de felicidad y se quedó esperando ansioso a que su padre llegara.

En la tarde tocaron la puerta de la casa de Julián, era su padre a quien esperó con todo su amor, al verlo solo le sonrió, rompió en un llanto y le dijo:

Julián – Pensé que no llegarías, ¿sabes? Sigo con el miedo de que algún día no vuelvas. (Voz quebrantada)

Padre – Hoy fue un día difícil con esos norteamericanos, pero siempre volveré. ¿Listo para la historia?

Julián – Sí.

Padre – Vamos, hoy tengo una buena para contar.

Fueron al cuarto de Julián, su padre lo acostó y comenzó con la historia:

Padre – En un lado encontramos a una luz perpetua, algo que siempre persistirá, por el otro lado tenemos a una obscuridad limitante, algo que tiene un fin. Los dos lados pelean entre sí, ¿cuál gana?

Julián – ¿Ninguna?

Padre – en realidad gana el lado que tú aprovechas.

Julián – Decido aprovechar la luz perpetua.

Padre – entonces prométeme que siempre serás esa luz que no desfallece.

Julián – Lo prometo.

Padre – Prométeme también que no olvidarás esta historia y siempre la contarás a las personas que le tengas mucho cariño.

Julián – Claro, prometido.

Amantes de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora