El desastre.

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Eran las 8:00 pm, Helena se encontraba sentada en el sofá de su casa, completamente sola. Algo en ella no estaba bien, por primera vez, desde que murieron sus padres, no estaba pensando en suicidarse o cortarse...Estaba pensando en.. ¡Daniel!. Sentía sorpresa por pensar el él; y aunque ella se lo negara mil y una vez, en el fondo ella sabía que Daniel se había ganado un espacio en su corazón. 

Mientras ella estaba perdida en sus pensamientos que ahora tenían nombre y apellido, Daniel Evans;  jugaba Flappy Bird. Hasta que su concentraciónn fué interrumpida por el timbre.

Helena se levantó del sofá para abrir, aunque era extraño que alguien la visitara. Al abrir la puerta, se encontró a la mirada de Daniel fija en ella.

-Hola, Helena. -Dijo Daniel un poco seco, aún no olvidaba las palabras que Helena había utilizado esa mañana para referirse a el.

- Daniel.. ¿Qué haces aquí?. - Dijo ella con un hilo de voz.

-No creas que ya se me ha olvidado tu dirección. -Sonrió pícaro.

-Ehh, ya veo que no.

- ¿No me invitas a pasar, Helena?.

-Claro, pasa. -Le dejó espacio para que él pasara.

Se sentaron el el sofá sin decir una sola palabra, nisiquiera cruzaban miradas.

- ¿Tienes hambre?. -Dijo Daniel un poco emocionado.

- Daniel yo... -Hace una pausa. - No, no tengo hambre.

- Bueno, no importa, te cocinaré algo. -Se levantó del sofá camino a la cocina.

Helena lo siguió hasta la cocina y decidieron que harían pizza; primero, buscaron en la cocina los ingredientes que necesitaban, agarraron la harina, el jamon, el queso, etc.

-Helena... Tu amasas, y yo hago la salsa, ¿vale?.

- No deberías estar aquí, por favor, vete.

- Helena, ¿Qué diablos te pasa?. -Enarcó las cejas en señal de enojo.

- Daniel, no puedes hablarme, entiende...Soy la rara, la huerfana, la que se corta, la que no vale nada... -Miró al suelo y se secó rápidamente algunas lágrimas que se habían escapado de sus ojos.

- No, Helena, no llores. - Se acercó a ella y la abrazó. - ¿Me puedes contar de que te sirve lastimarte?.

- Hay más cosas sobre mí que no vas a conocer, lo siento.

Daniel al ver que la chica estaba a punto de llorar, cogió un poco de harina y se la colocó en la naríz.

-Mira, Hele, soy un payaso albino. -Dijo tratando de animarla.

Helena empezó a reir a carcajadas y cogió más harina y se la tiró a Daniel en la cara y este con toda la cara blanca agarró la harina y se la tiró a Helena en la cabeza. Esta al ver que no quedaba harina, optó por coger la salsa de tomate ya que era lo más cerca que tenía y vació el tarro de salsa en la cara y cabeza de Dani. Él inmediatamente trató de limpiar su cabello en el cuello de Helena.

- Bueno, suficiente. -Dijo Elena haciendose la enojada, pero en pocos segundos, ambos llenaron la cocina de sonoras carcajadas.

- Hagamos leche con chocolate. -Dijo Daniel entre risas.

- Vale, preparala tu.

Daniel colocó en el recipiente de la licuadora, la leche y las medidas del chocolate, mientras Helena lo observaba detenidamente. Daniel precionó el boton de encendido.

- ¡Olvidaste poner la tapa!. -Gritó Helena al tiempo que Daniel encendía la licuadora.

La leche con chocolate salía volando por toda la cocina, mientras Helena y Daniel intentaban poner la tapa. La cocina estaba llena de leche con chocolate al igual que ambos; sus ropas pasaron a estar de colores, para ahora estar de color café.

Cuando dejaron de reirse, pudieron apagar la licuadora, pero todo a  su alrededor era un desastre, incluyendolos.

-Tienes algo aquí. -Dijo Daniel señalando un poco abajo de su labio.

- Y tu tambien tienes algo... Por todo tu cuerpo, déjame ver.. Ah, es leche. -Rió.

Daniel en un impulso colocó sus labios sobre los labios de ella y comenzó a besarla dulcemente; Helena continuó el beso por algunos segundos, mientras el ponía sus manos en la cintura de ella para acercarla más a  él. Helena recordó todo lo que le dicen en la escuela y se separó de el bruscamente.

- ¿ Qué diablos haces?. -Dijo muy enojada. - Vete de mi casa.

El amor salva vidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora