7. Andas en mi cabeza.

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Maratón 4/5

Catalina entró al departamento con una sonrisota en el rostro, Alejandra enseguida bajó del mesón de la cocina y observó a su amiga.

— ¿Y esa cara de enamorada?

—No tengo cara de enamorada. –contesto mientras caminaba hacia su cuarto, Ale la seguía.

— ¿Entonces de qué? —dijo y se sentó en la cama, Catalina dejó los tacones en el suelo y buscó su ropa en el armario. En la cama dejó su uniforme y los zapatos deportivos. Recogió su ropa interior y el traje de baño.

—No es nada, ¿me das bajando la bolsa en lo que me baño?

—Claro.

Catalina entró a bañarse y trató de no recordar lo sucedido en la noche anterior, Christopher tenía su encanto y eso le estaba encantando. Sin querer llevó sus manos a su vientre y sonrió. Dejándose de tonterías se enjuago rápidamente y envolvió el cuerpo en una toalla. Se colocó la ropa interior y se miró en el espejo la marca en su cuello poco a poco iba desapareciendo pero en cambio otra pequeña marca aparecía entre su cuello y hombro.

Se colocó de perfil y volvió a colocar sus manos en el vientre plano, intentó sacar la panza y se imaginó embarazada. Siempre quiso una familia propia, alguien que la espere en casa y la reciba con un abrazo. Ahora no podía darse el lujo de pensar eso, tenía una carrera que seguir y una afición por el agua que amaba. Era como sentirse libre y feliz en el agua, se sentía viva, el agua era su hogar.

Desde niña siempre se imaginó junto al hombre de sus sueños y a sus niños. Poco a poco su madre le fue quitando esa ilusión esas ganas de conocer a esa persona especial.

— ¡Lina! ¡Te están llamando!

— ¡Voy!—se colocó la bata y salió enseguida, Alejandra le tendió el celular y la bolsa. — ¿Hola?

— ¿Se puede saber dónde estás?

—En mi casa, ¿por qué?

—Paola se ha doblado el tobillo, el entrenador está furioso y tú sabes que eres su reemplazo. ¡Ven ya!

—Sí, ahorita llego. —y colgó.

— ¿Problemas?—dijo Alejandra mientras le ayudaba a colocar sus cosas en la bolsa.

—Si. Pao se dobló el tobillo y me necesitan para entrenar. —dijo subiéndose en pantalón.

—Yo creo que ese entrenador abusa mucho de ti, y tú buena voluntad.

—Es solo temporal en lo que llega mi entrenadora. Recuerda que en solo un mes más ella regresa.

— ¿Ya conociste a su bebé?

—Todavía no. Espero verlos la próxima semana. —tomó su bolsa y después de recoger el celular y la cartera se despidió de Alejandra.

— ¡Cuídate!

— ¡Si!

Al salir y bajar por las escaleras chocó con Carla quien sólo le dio una mala mirada y no dijo nada.

Empezó a trotar hacia la federación pues ese era su calentamiento, se colocó los audífonos y aceleró el paso cuando llegó otro mensaje de su compañera diciéndole que el entrenador empezaba a preguntar por ella. Por toda esta situación no había tenido tiempo ni de comer.

Llegó quince minutos después y enseguida se dirigió a los vestuarios en donde se desvistió y rápidamente se colocó el gorro y las gafas. Guardó sus cosas en el casillero y se colgó la toalla en el hombro, tomó su botella de agua y salió caminando con cuidado de no caerse por el piso mojado.

EnamórateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora